Los concursantes cordobeses de «La Voz Kids» reciben el homenaje de Queco y sus compañeros de «Yo canto»

Carmen Silveria, Ana Jiménez y Pedro Moreno, los tres cordobeses que han participado en el concurso televisivo «La Voz Kids», han recibido hoy un homenaje por parte de sus profesores y compañeros de la escuela Yo Canto, que dirige el compositor y cantante Manuel Ruiz «Queco». Los tres niños han mantenido un encuentro con cerca de 40 alumnos del centro formativo (que da clases a unos 130 en total), a los que han contado su experiencia en el certamen.

Según Queco, «hemos querido ofrecerles todo nuestro apoyo y cariño, porque el programa, desde mi punto de vista, es bastante cruel: hay un ganador y esto puede afectarles mucho. Siempre he sido partidario de que los niños tienen que seguir siendo niños, ver todo esto como un juego y pasárselo muy bien cantando.

Eso es lo que tratamos de enseñar en la escuela».

La preparación psicológica de los alumnos se centra también en explicarles el cambio más que significativo, a nivel vocal, que experimentarán cuando alcancen la pubertad. «Tienen que tener las herramientas para poder afrontar esto y seguir adelante con su formación», afirma el autor del «Aserejé».

Los tres participantes de «La Voz Kids» estaban «preparados para subirse a un escenario, actuar y soportar la responsabilidad y presión que supone. Por eso, han vivido esta experiencia como algo fantástico», señala Queco.

«Hay que quitarles el chip de querer ser famosos»

Los profesores de Yo Canto están ya preparando a sus alumnos para futuros castings «a nivel interpretativo, psicológico, vocal y cualquier faceta que creamos necesaria. Con Pablo, finalista del concurso, estuvimos en torno a un año y medio trabajando», manifiesta el compositor cordobés.

Según el artista, «hay que quitarles de la cabeza el chip de querer ser famosos. Este mundo es una carrera de fondo, y hablo por experiencia propia. Hay que estudiar mucho y seguir formándose siempre porque la voz no conoce límites; se pueden alcanzar más agudos y graves de lo que se piensa si se trabaja de forma concienzuda».

En este cenro cuentan con niños de hasta cinco años y también alumnos de la tercera edad «que por circunstancias de la vida no han podido dedicarse a su sueño de cantar. Es emocionante verlos delante de un micrófono», dice Queco, que añade que «este año vamos a empezar a dar cursos para trabajar la voz hablada. Hay muchos profesionales, como los profesores, que necesitan aprender a utilizarla, a proyectarla sin que resulte dañada, a no forzarla».