8 AÑOS SIN RUTH Y JOSÉ

¿Qué ha pasado con la finca de Las Quemadillas de José Bretón, en Córdoba?

La familia del parricida ha logrado vender una parte de la propiedad en la que fueron asesinados los niños; la vivienda en sí sigue a la venta

Aspecto actual del exterior de la finca de Las Quemadillas ABC

Davinia Delgado

La finca de Las Quemadillas en la que, según sentenció la Audiencia Provincial de Córdoba en julio de 2013, José Bretón asesinó a sus dos hijos, ha sido vendida . Al menos, una parte de la extensa propiedad, de más de 10.000 metros cuadrados , según ha podido saber este periódico.

En concreto, un amigo de la familia del parricida ha adquirido una sección de la parcela. La ocupada por los dos inmuebles continúa a la venta. La propiedad se empezó a anunciar en portales inmobiliarios en 2013, tras dictaminarse el fallo judicial, a un precio de 180.000 euros .

El comprador de parte de la finca «quiere volver a vender esa tierra para cultivo y a un precio bastante bajo », han indicado fuentes cercanas a ABC. En cuanto a las dos casas, «va a ser difícil que se desprendan de ellas. Están destrozadas ».

Durante la búsqueda de los cuerpos de los menores, los investigadores tiraron tabiques, levantaron solería, muros, falsos techos, fregaderos, electrodomésticos. Rastrearon palmo a palmo las viviendas. Cabe recordar que el juez instructor, José Luis Rodríguez Laínz, pensó en un principio que Bretón había hecho un habitáculo en alguna parte de la casa donde podría haber ocultado a los pequeños.

Excavadora en la finca durante los rastreos en 2011 V.M.

También la zona de los naranjos fue «lavantada» por completo. En la finca entraron excavadoras para buscar en cada metro de tierra los cuerpos de los hermanos. El geo-radar marcó hasta una veintena de puntos sospechosos en los que se realizaron los preceptivos fosos por parte de los investigadores.

Las copas de los naranjos de la finca que lindan con el muro exterior sobresalen a la avenida en la que se ubica la casa, lo que evidencia que la propiedad se encuentra abandonada . Antes de la tragedia, Bartolomé Bretón, el abuelo paterno de Ruth y José se encargaba de cuidar la vivienda, pero, desde que falleció, nadie se ocupa de su mantenimiento.

Antonia Gómez, la abuela de los niños, sigue residiendo en su inmueble de Don Carlos Romero. Lleva una vida discreta y, según comentan conocidos del barrio, «sale poco y apenas se relaciona».

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