APUNTES AL MARGEN

Nadar en mugre

La autonomía creó grandes bolsas de vivienda social que hoy constituyen focos ingobernables de pobreza

Uno de las zonas afectadas por la humedad en Moreras ÁLVARO CARMONA

Rafael Ruiz

En un brillante y algo repugnante reportaje de los periodistas de ABC Rafael Verdú y Álvaro Carmona , se relataba esta semana la situación de una serie de bloques del barrio de las Moreras. Los vecinos aseguran que tienen que afrontar todo tipo de molestias por el tremendo hedor que exhalan los bajos de sus propias viviendas. Los vecinos aseguran que la fuente del problema es doble. Por un lado, las plazas de garaje del barrio nunca han podido abrirse al públic o porque nunca se ha garantizado un uso normalizado de las mismas. Eso las ha convertido en una fuente, literalmente, de mierda de forma que no hay quien se acerque ni a las puertas de chapa.

En segunda instancia, afirman que otro de los problemas radica en la cámara de aire que se colocó entre el suelo de las viviendas y la cota cero del solar para evitar las humedades. La ausencia de mantenimiento ha hecho que cada vez que se produce la rotura de un bajante o una filtración de aguas fecales haya edificios que nadan literalmente en heces .

Como los reportajes no vienen todavía con posibilidad de transmitir los olores hay que creer el testimonio de los dos periodistas y los vecinos de la zona que aseguran que el hedor es insoportable .

La imagen de un edificio con los fondos llenos de mugre constituye una imagen muy potente de la realidad de algunos barrios de Córdoba que se encuentran entre los más pobres de España y, por ende, de Europa. La realidad de grandes superficies de casitas portátiles y la reubicación de vecinos de zonas históricas de los años setenta y ochenta hizo que durante la autonomía se crearan núcleos de viviendas como Las Moreras o Las Palmeras que se han convertido, junto a algunas manzanas del Polígono Guadalquivir (dejémonos de una vez de eufemismos), en los únicos recursos de alquiler semigratuito para familias con pocos recursos .

En algunos casos, pobres. En muchos casos, muy pobres. También en determinados supuestos, en esa zona de la exclusión donde las actividades ilegales son el pan nuestro de cada día.

La Junta, por medio de la agencia correspondiente, sigue sosteniendo, como cuando gobernaba el PSOE, que en realidad la cosa no es para tanto. Que realiza mantenimientos, que lo de la presencia de ratas no es para tanto, que cualquier iniciativa tiene cumplida respuesta. El discurso oficial podría , dado el cambio de gobierno en la Junta, acomodarse de una puñetera vez a la realidad. La promoción de estos barrios fue un auténtico error, su disposición urbanística generaba más barreras todavía y la realidad es que se trata de comunidades donde el olor a mugre es solo uno, y no el mayor, de sus problemas. El asentamiento de familias al bulto , sin una estrategia social mínima , ha llevado ahora a que el asunto se convierta en difícilmente gobernable en contraposición de lo que ocurrió con otros barrios de vivienda social, como la Fuensanta o las Margaritas, cuyos derroteros no han sido ni mucho menos los de Palmeras o Moreras porque el tejido social era, como el urbanístico, más esponjoso.

Acaso el dilema ahora no es que deje de oler, ni siquiera que los bajantes paren de lanzar heces agrandando esa frontera entre lo que tiene mugre en los bajos y no lo tiene. Todos los planes oficiales han pasado hasta el momento por llegar, gastar y marcharse en vez de tejer pacientemente lazos de comunidad, posibilidades de empleo, actividades potentes de eso que se llama ahora empoderamiento. Y hasta ahora el olor a mierda solo se ha intensificado .

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