Contramiradas

López Serrano, pianista de Córdoba: «Tocar para Pedro Lavirgen ha sido un privilegio»

Discípulo de Carmen Flores, acompañó al gran tenor bujalanceño por toda España, Canadá y EE.UU.

Antonio López Serrano sentado al piano Valerio Merino

Aristóteles Moreno

Cualquiera no puede presumir todos los días de haber sido el pianista del gran tenor Pedro Lavirgen . Ni de tener un conservatorio con su propio nombre. Antonio López Serrano sí. Con el cantante lírico bujalanceño colaboró nada menos que 13 años. Entre 1986 y 1999. De su mano recorrió toda España y cruzó el Atlántico en dirección a Canadá y EE.UU., donde pisó el gran templo de la música americana: el Kennedy Center de Washington. Hoy, ya jubilado, pone música a la voz de Luis del Olmo, Inocencio Arias o Charo López en una feliz fórmula que aúna poesía y piano.

El Conservatorio de Priego lleva su nombre. ¿La gloria era esto?

Eso es un honor . El honor más grande es ser de mi pueblo. Adoro mi pueblo. Y cuando paso por el Conservatorio me produce rubor. Pero es un honor inmenso. Fue un deseo que tuvieron mis compañeros al jubilarme y me parece maravilloso.

Es Hijo Predilecto de Priego y Prieguense del Año en 1989. Solo le falta ser alcalde.

Pues fíjese: me lo han propuesto en los últimos años. Y me hubiera gustado. No lo puedo negar.

Todavía está a tiempo.

No. Mi edad ya pasó. Había un personaje en el siglo pasado, que era don José Luis Gámiz Valverde , que fue el gran mecenas de la cultura en Priego. No lo conocí personalmente pero he admirado mucho su trayectoria. Las hijas me decían que amaba a su pueblo. Yo me he identificado mucho con esa manera de ser. He llevado hasta a un presidente del Gobierno a Priego. A Calvo Sotelo en el año 2007. Hice un ciclo que era «Diálogos con la Música». Y llevé a Calvo Sotelo , al psiquiatra Carlos Castilla del Pino y a la ex ministra Elena Salgado . Todos melómanos.

-¿Y cuál sería su primer decreto como alcalde?

Pensaría en cambiar el enfoque del turismo y apostaría más por el turismo cultural de cierto calado. La sanidad es un problema endémico aquí. Priego es quizás el único pueblo de más de 20.000 habitantes que no tiene una autovía cerca ni un hospital de alta resolución ( Chare ). Eso son demandas históricas.

Las manos del pianista Antonio López Serrano Valerio Merino

No hay rastro de antecedentes musicales en la familia de Antonio López Serrano (Priego, 1957). Su padre era ebanista, hijo de un lucentino que se instaló en la localidad de la Subbética. El joven Antonio tocaba el tambor en los maristas y la profesora de piano Carmen Flores , amiga de la familia y tía de Rafael Orozco, animó a los padres a inscribirlo en el Conservatorio de Córdoba. Los primeros años se desplazaba a la capital de forma regular, pero finalmente se instaló en casa de su maestra. Cuando Carmen Flores se jubiló, Antonio López Serrano , con tan solo 20 años, ocupó su plaza de profesor de piano.

En 1977, se convirtió en el pianista del Centro Filarmónico y, desde entonces, arrancó una prolífica carrera de acompañante de cantantes, entre los que figuraba nada menos que el tenor Pedro Lavirgen. Se estrenó con él en el año 1986 con un concierto en la Mezquita de Córdoba. Desde ese momento, cultivó una fecunda relación profesional y una profunda amistad, que aún hoy, tantos años después, se mantiene intacta. «Fue un honor, un aprendizaje y un privilegio tocar para él. Es de una pulcritud y una seriedad en el trabajo enormes. Solo puedo hablar maravillas de él. Ha sido como mi padre», enfatiza. La entrevista tiene lugar en el Círculo de la Amistad de Córdoba. Tomamos un café en la señorial cafetería del vetusto edificio, mientras animados grupos de tertulianos comparten el desayuno en las mesas de alrededor.

¿El piano o la vida?

La vida , sin lugar a dudas. El piano me ha servido para vivir. Me ha permitido conocer el mundo y a gente que me ha aportado mucho y que me han hecho lo que soy.

¿Qué es la música para Antonio López Serrano?

Es un lenguaje que permite la comunicación entre personas que no hablan la misma lengua. Provoca sensaciones , emociones. Y evoca todo.

¿Qué pianista le quitó el aliento?

Yo me crié en el seno de la familia Orozco y mi referente siempre fue Rafael. Es uno de los pianistas más internacionales. Hizo una carrera de primerísimo nivel. Vivió siempre fuera de su tierra. Londres, París y Roma . Para mí, fue siempre un referente. Ahora se está recuperando su patrimonio de grabaciones.

¿Solo de clásica vive Antonio López Serrano?

No. Me ha gustado todo tipo de música . Cuando era estudiante, eché en falta formar parte de un grupo de entonces. Mi maestra Carmen Flores era tan estricta que me lo impidió.

Y usted le hizo caso.

Le hice caso parcialmente . Como también hice percusión, sí podía tocar la batería en los grupos, aunque no el piano . Me gustaba el rock y toda la música que se hacía en esa época. Con los años, me he centrado en la música lírica. El flamenco también es una de las maravillas.

¿Y si no hubiera sido músico?

No lo sé. No tengo idea de qué hubiese sido de mí.

¿Qué aprendió de Pedro Lavirgen?

Aprendí, primero, a decir la música de manera natural, como él ha cantado siempre. Por otro lado, la profesionalidad de un cantante que constantemente hacía gala de ello. Y la bonhomía. Magnífico y entrañable compañero. Enorme gratitud siento por él.

¿Pedro Lavirgen ha sido profeta en su tierra?

Yo creo que sí. Es Hijo Predilecto en su pueblo, Medalla de Andalucía, académico de l a Real Academia de Córdoba .

Ha actuado usted en 70 países. ¿La sensibilidad no tiene fronteras?

No. Pero son diferentes sensibilidades, quizás. Por ejemplo, en el año 99, Carmen Serrano y yo hicimos una gira en Europa. Cuando llegamos a los antiguos países del este, nos quedamos impresionados cómo el público húngaro disfrutó con la música de Joaquín Turina . En hispanoamérica, llegaba otro tipo de música. O en Asia.

¿Qué escenario tiene tatuado en su memoria?

Mi pueblo. Mi primer concierto en el año 77 con motivo de los Festivales de España . Un 20 de agosto. Jamás lo olvidaré. Sentirme arropado por mis paisanos no ha tenido comparación con nada.

Le temblaban las piernas.

Me temblaba todo. Pero fue una noche inolvidable. La noche más bonita de mi vida .

¿Le intimida el escenario?

Me intimidó tanto cuando tocaba solista que no pude seguir. El pánico escénico. Cambié el registro y acompañé a cantantes . Ahí encontré seguridad y tranquilidad.

¿A usted, como a Pablo Picasso, siempre que le visitan las musas le sorprenden trabajando?

No soy creador. Soy intérprete . Suelo trabajar mucho y generalmente las musas que me visitan no son las de la creación.

No le tentó la creación.

No me sentí nunca dotado para ello. Lo intenté de joven. Alguna canción en algún festival. Pero, con objetividad, no creo que fuese nada de calidad. Admiro mucho a los creadores .

¿Tocamos un réquiem por el «procés»?

¡Guau! ¿Qué le digo? Yo creo que ha llegado a un punto sin sentido ya. Una cerrazón que roza los límites de la patología mental. Un disparate.

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