Desde mi rincón

Es el momento de la sociedad civil

Esto no se va a superar si todos, repito, si «todos» los españoles no nos ponemos mano a la obra y andamos en el mismo camino

Una persona coge una papeleta en las últimas elecciones generales Valerio Merino
José Luque

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Se atribuye al pedagogo italiano Lorenzo Milani una frase que considero interesa digerir en estos momentos. Decía que «todos tenemos derecho a saber, saber sirve para participar y hay que participar para construir un mundo más justo». Un pensamiento que si es verdad que siempre hay que tenerlo en consideración, en momentos tan delicados y complicados como los que estamos pasando en España es imprescindible.

España está pasando por unos momentos complejos tanto en lo social como en lo económico. Sospecho que la tormenta que tenemos encima aún no ha descargado. Todos los vaticinios auguran momentos más complicados en los próximos meses. Por eso considero que una participación activa de todos los ciudadanos es algo imprescindible para conseguir diluir lo más posible el daño y para alcanzar una normalidad social y económica que hemos perdido hace tiempo. Para que esto sea posible lo primero es reconocer la situación en la que nos encontramos. En segundo lugar el convencimiento de que esto no se va a superar si todos, repito, si «todos» los españoles no nos ponemos mano a la obra y participamos en el camino que hay que hacer para alcanzar la normalidad perdida. Una vez convencidos de esto, lo que procede es exigir a los políticos , es decir a los administradores de la cosa pública, el derecho que tenemos los ciudadanos a estar perfectamente informados de todo cuando está pasando. No perdonar nunca la mentira o la ocultación. Cuando existan dudas sobre un determinado asunto, hay que exigir que se disipen esas dudas. No aceptar que se oculte información sobre determinados temas con la justificación de secreto oficial . Si los ciudadanos renunciamos al derecho a estar informados, estamos renunciando a nuestra soberanía y convirtiéndonos en súbditos del poder, cosa degradante para la persona. Tampoco podemos permitir que los administradores políticos con responsabilidades en municipios , comunidades o en las instituciones del Estado, gobiernen a espaldas de las opiniones de los ciudadanos. Esta realidad tan poco democrática que padecemos en España tiene su origen y causa en los partidos políticos. Partidos que premian a los políticos que pierden la confianza de los ciudadanos. No es la primera vez que el fracaso de un político es premiado por el partido con cargo mejor remunerado y de categoría superior al que las urnas le han hecho abandonar. Esta manera de actuar de los partidos es que hace posible una nefasta gestión en muchos municipios, comunidades o instituciones.

Si la mentira, la ocultación o la distancia con los ciudadanos es algo que no podamos perdonar a los políticos, la falta de rigor en aquellos partidos incapaces de mandar a su casa a los fracasados es algo que debemos tener presente en el momento de ejercer nuestra soberanía en las urnas.

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