Entrevista

José Carlos Ruiz, profesor de Filosofía de la UCO: «Ahora lo importante no es el placer sino el deseo»

El autor analiza en «Filosofía ante el desánimo» (Destino) el efecto de las redes sociales y las pantallas en una sociedad cada vez más aislada

El autor, con su obra en la mano VALERIO MERINO
Rafael Aguilar

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El profesor de Filosofía de la Universidad de Córdoba (UCO) José Carlos Ruiz (Córdoba, 1975) vuelve a las librerías con «La Filosofía ante el desánimo» (Destino) , donde defiende el papel del pensamiento crítico para la construcción de una personalidad sólida. Conferenciante y asiduo de los medios de comunicación , Ruiz suma este trabajo a otros anteriores como «El arte de pensar» y «De Platón a Batman» .

-Hay una expresión en las primeras páginas de su libro que me ha llamado la atención: «La sensación de estar incompletos». Ahora, con lo que tenemos encima, es una afirmación rotunda.

-Empecé a escribir el libro , la verdad, bastante antes del confinamiento, y cuando llegó me pilló con tres cuartas partes de él ya hechas e introduje algunos aspectos sobre la percepción que había de él. Pero «la sensación de incompletos» se ha ido agrandando desde el momento en el que las pantallas empezaron a invadir la cotidianeidad de una manera acuciante. El concepto de la imagen digital a través de los ordenadores y de los teléfonos móviles ha puesto nuestro foco de atracción en torno a ese mundo digital y a proyectar un mundo digital aparentemente cercano y seductor en los que es muy difícil que un individuo se complete porque los focos de atención son muchos, y que además te dicen que son asequibles y cercanos. Así que la sensación de que siempre te falta algo va formando parte de tu proceso de identidad.

-El desánimo es una constante en muchas personas por la situación que vivimos.

-Sí, sí. Lo que hace la pandemia al final es poner un efecto lupa en lo que ya había. Lo que la pandemia ha potenciado es el desánimo por la incapacidad que hay de relacionarse con el otro, que ya llevaba tiempo experimentando una cierta desafección. El confinamiento y las restricciones han reducido las vivencias todavía más. La interacción en vivo y en directo es uno de los ejes fundamentales de la interacción del ser humano , y si eso lo mediatizas con una red social, con una pantalla o con una aplicación estás perdiendo la capacidad de relacionarte.

«La pandemia ha potenciado el desánimo por la incapacidad de relacionarse con el otro»

-Habla usted en su libro de la «bulimia emocional» también vinculada a las redes sociales. ¿A qué se refiere?

-Se trata de esa necesidad que he percidido en la actualidad de experimentar todo tipo de vivencias de una manera frenética para vomitarlas ipso facto en las redes sociales , sin dar tiempo, y aquí viene la parte bulímica , al deleite de la experiencia porque el placer ha pasado a un segundo plano en beneficio del deseo. Además, tampoco dejas que la experiencia nutra en ti, porque no le has dado tiempo al organismo a que lo haga. Esa mirada atrás de lo que ya hiciste está estigmatizada en el siglo XXI , igual que ocurre con la repetición de la experiencia que te ha gustado, porque el mensaje que te están lanzando es que hay muchas más a tu alcance y te las estás perdiendo. La bulimia emocional es esa incapacidad de sacar nutrientes de la experiencia en forma de sabiduría .

-El placer no está ya en vivir algo bello sino en contarlo de un modo frenético.

-Y además, en un modelo expositivo en muchos casos. Cuento en el libro que hasta hace poco el placer tenía una pedagogía de lo cercano. En el colegio, en la familia nos habían enseñado una pedagogía del placer: nos llevaban los fines de semana a Sierra Morena, hacíamos peroles, jugábamos al fútbol ... y activabas el deseo para volver a experimentar esos placeres que ya conocías. Mis padres, por ejemplo, me llevaban siempre los mismos restaurantes , porque les gustaban, y lo que querían era crear un ritual en torno a esos placeres. Ahora no, ahora lo importante es desear cuando más tiempo mejor y cuantas más cosas mejor.

-¿Por qué escribe en «Filosofía ante el desánimo» que se ha sustituido el ritual por la ceremonia?

-El final de los rituales lo postuló hace poquito el filósofo surcoreano Byung-Chul Han , y creo que tiene razón. El ritual tiene mucho que ver con la formación de una comunidad, era una seña de identidad. Cada cual tiene unos rituales determinados y eso enriquecía el mundo. Pero cuando la pantalla entró en la construcción de la identidad del sujeto la gente lo que quiere es participar de las ceremonias que se producen en esas pantallas, y esas ceremonias se mueven en la esfera de lo digital. De modo que el foco no está ya en el otro y sus rituales, sino en ti y en cumplir bien las normativas que tienes que cumplir dentro de esas ceremonias. Entonces, claro, se reduce el análisis crítico porque apenas hay contraste ya que todo el mundo hace las mismas ceremonias.

-Y de ahí al exhibicionismo, que también cita en su libro, hay un paso, ¿no?

-En esta cuestión hay que fijarse en la terminología que usan las redes sociales: te dicen que 'compartas con tus seguidores '. Compartir es una palabra que tiene una connotación social muy positiva. Si estás en un restaurante y compartes en redes una foto de lo que te estás comiendo, ¿estás realmente compartiendo el plato o te estás exhibiendo? Si las redes sociales les dijeran a sus usuarios: 'exhibe' lo que estás haciendo, seguro que nadie colgaría una foto. Compartir implica una vivencia común.

«Si las redes dijeran 'exhibe una foto' en vez de 'comparte una foto' nadie colgaría nada»

-Claro, compartir un filete es darle un trozo a alguien, no mandarle una foto del plato del filete.

-Por su puesto. Comer juntos. Por eso digo que el vocabulario que emplean las redes es muy seductor.

-Salud Mental del Reina Sofía cifra un 25% el aumento de las consultas por depresión y ansiedad a cuenta de la pandemia. Detrás está el desánimo que usted aborda en su trabajo.

-Solo hay que ver el índice de divorcios que ha habido durante el confinamiento. O en cómo se han deteriorado muchas relaciones sociales , porque una gran parte de nuestras vidas, hasta el confinamiento, tenían puesto el foco en el esparcimiento exterior y en torno a una agenda llena de acontecimientos. Cuando llega el confinamiento y con él el recogimiento sucede que hay mucha gente que no estaba preparada para ello.

-Las personas mayores, sobre todo, ¿no cree?

-Son las que más sufren. La energía se ha convertido en un bien primario del sujeto y se emplea en procesos de actualización, y cuando tienes juventud eso no es un problema, pero si vas cumpliendo años y la energía viene a menos ya te cuesta. Además, al anciano se le quita el valor de su experiencia , de su sabiduría porque erroneamente se cree que sus códigos ya no son válidos para interpretar nuestro mundo.

-¿Cómo se puede combatir el desánimo con éxito?

-Yo siempre hablo del pensamiento crítico , que es la mejor manera de comprender lo que eres y lo que te rodea. Si no activas el pensamiento crítico dejas en manos de elementos extraños la configuración de tu personalidad. Elementos extraños y además virtualizados.

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