ECONOMÍA

Una gran producción en la provincia de Córdoba desploma el precio del aceite de oliva a niveles de 2012

Las condiciones climatológicas causan un aumento de la cosecha que el mercado no puede asumir

Un campo de olivares, a los que se les da tratamiento fisiosanitaria ABC

RAAFEL VERDÚ

Las alarmas saltaron en febrero de este año. El precio del aceite de oliva, el oro líquido que alimenta la economía rural de provincias agrícolas como Córdoba , se desplomaba en todas las lonjas. Y llovía sobre mojado: el año pasado por las mismas fechas la cotización ya había sufrido un brusco descenso del que nunca se recuperó. En febrero de 2018, el kilo de aceite de oliva se movía en el entorno de 3,6 euros, que al cierre de la campaña había retrocedido hasta los 2,7 euros. En la primavera de este año los precios volvían a caer y alcanzaron su punto más bajo hace un mes, cuando apenas se pagaban 2 euros por kilo de aceite de oliva. No se pagaba tan barato desde la campaña agrícola 2012-2013, así como la 2013-2014.

La caída ha sido, pues, de un 45% en el precio de una campaña a otra. ¿A qué se debe? A una sola cosa: la ley de la oferta y la demanda, que en un sistema de libre mercado regula todas las transacciones económicas, incluidos los productos agrícolas. Debido a unas condiciones climatológicas excepcionales el pasado otoño, los olivos españoles llegaron a la época de recogida cargados de aceituna. La estimación de producción para la campaña 2018-2019, según el Consejo Oleícola Internacional (COI), es de 1,6 millones de kilos, más de la mitad del total mundial (2,95 millones de kilos). Nunca antes se había producido tanto aceite de oliva en España, con la salvedad de la campaña récord de 2013-2014, cuando se alcanzaron casi 1,8 millones de kilos. Y también entonces bajaron los precios hasta el entorno de los dos euros por kilo.

El mercado de aceite de oliva es muy cerrado. No es fácil conseguir nuevos clientes para un producto gastronómico de alta calidad, aumentando así la demanda.

El pico más bajo de precio del aceite de oliva español se produjo a principios de la década, casi siempre por debajo de los dos euros por kilo de producto. Obviamente, las lluvias no afectan directamente a la producción de aceite, sino a la de aceituna. Pero, como aclara Macarena Sánchez, gerente de Almazaras Industriales de Córdoba , está íntimamente ligado. El agricultor cobra por kilo de aceituna, al que se le aplica un factor corrector variable.

En 2012 comenzaron a subir los precios, que alcanzaron su tope en agosto de 2015, con valores por encima de los cuatro euros por kilo, pero siempre vinculados a la producción anual, que en la campaña 2014-2015 fue de las más cortas de la historia en España, con 842.000 kilos, la mitad del año agrícola actual.

Si los productores no pueden modificar la oferta y resulta lento y costoso ampliar la oferta, sólo queda, a priori, una salida: manipular el mercado. A la UE y a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia les provoca sarpullido oír hablar de medidas intervencionistas. Pero eso es lo que los productores han puesto sobre la mesa. De hecho, la UE tiene su propio sistema de regulación del mercado del aceite. Se llama almacenamiento privado, y consiste en retirar parte de las existencias para hacer subir los precios artificialmente y volverlas a vender cuando los precios suben. A cambio, los productores reciben una pequeña contraprestación económica.

Como alternativa, las cooperativas han planteado al Ministerio de Agricultura su propio mecanismo de regulación. Básicamente, es lo mismo que el almacenamiento privado, pero renunciando a la subvención de la UE; además, no se activa por precio, sino en base a la producción, lo cual en la práctica es lo mismo. El departamento de Luis Planas está trabajando en el proyecto para ver si tiene encaje legal y, sobre todo, para convencer de sus bondades a la UE.

Mientras tanto, los precios han empezado a repuntar, algo en lo que coinciden tanto las cooperativas como las almazaras, que tienen sistemas de referencia distintos pero similares. En el último mes, los precios han pasado de 2,075 a 2,225 euros/kilo según Almazaras Federadas de Córdoba; en PoolRed, el sistema que emplea Ashttp://www.asaja.com/aja para su lonja, están un poco por debajo de esa cifra. Hay luz al final del túnel.

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