Cartagena y Moreno, a hombros en Cabra tras repartirse seis orejas

Uno vale dos y tres valen cinco. Así está el precio en euros de los cartuchos de almendras en los toros y, en cierta medida, también en el volumen de trofeos que se conceden. El irregular criterio de los concesionarios de premios es proporcional al nivel de entrega. Hoy se ha celebrado en Cabra una corrida de rejones que resultó una sesión intermedia de nivel y rango. Irregular jornada con un hecho insólito, dado que el festejo se quedó sin música en la segunda mitad, por necesidades procesionales. Esta situación provocó espontaneidad de la grada, que llegó a usar sus teléfonos móviles, sus silbidos, palmas y cánticos para acompañar a los jinetes , estos en una escala intermedia, también como los toros.

Lo más destacable de la sesión lo protagonizó Cartagena , con el lote más asequible. Recibió con temple a su primer enemigo, una res que embestía cruzada y que acortó las inercias de las suertes a caballo. En banderillas , apuró en el inicio exponiendo al equino hasta que el cornúpeta llegó a enganchar sin consecuencias. Insistente el jinete , imprimió versatilidad en el cite para conceder vistosidad, mejorando tras cambiar de montura y ya sobre un tordo, con el que llegó con más proximidad. Faena voluntariosa pero de vibraciones intermitentes que llegó a su culmen tras una certera ejecución de la última suerte con un rejonazo de efecto inmediato. El palco concedió dos orejas que apenas tuvieron que ser pedidas.

En el cuarto, atemperó el brío inicial del mulato con sapiencia. En banderillas, bailó al compás del aforo, empeñado en disfrutar de la tarde. El jinete, preciso con los avivadores, supo medir bien las distancias al clavar, pese a que el animal siempre buscó la montura . Cartagena concedió más espectacularidad, también en el ritual del cite, pedaleando así hacia el éxito. Actuación de más calado que la de apertura que fue rematada similarmente . Se pidió el rabo, aunque se concedieron dos orejas.

Manzanares, en el quinto, enmendó su actuación de salida , mostrándose más certero y arriesgado y citando siempre al hilo. Con las banderillas, anduvo impreciso en la primera hasta que redundó de manera más propia, llegando con ahínco . Una aficionada ayudó al jinete, con un cante que entusiasmó a los presentes. Manzanares repuso para así concluir con las cortas y un certero rejón . En el que fue segundo y con el ruedo más asentado tras una parón de un cuarto de hora para mojar el piso, recibió a un voluminoso antagonista sin precisión. El astado, despistado y parado de inicio, recibió hasta tres rejones de castigo como consecuencia de su inoperancia inicial. La estrategia del rejoneador no resultó efectiva puesto que el animal, justo de fuerzas, fue a menos tras sangrar en abundancia . En banderillas, Manzanares se vio obligado a rectificar para ajustarse en los terrenos y así intentar crecerse en el tercio. Faena inconexa y mal resuelta.

Moreno frenó en redondo al tercero en saltar al ruedo errando con el primer rejón . Dispuesto a reponerse, remontó con eficacia para sortear el arranque y así colocar un par de castigos ya en el sitio. Con las banderillas, aupó el nivel citando con pertinencia y encelando con riesgo hasta sacar de las tablas al astado. Sobresalió al quiebro y llegó siempre sobre el pitón derecho con firmeza sobre dos monturas. Faena construida a base de tesón que fue malograda a término pese a que también fue premiada.

En el sexto, anduvo dudoso en el saludo. Con las banderillas , remontó sin llegar a explotar pese al nuevo apoyo de la intérprete de la grada, que puso la raza que faltó en el ruedo. El caballista apuró con las cortas antes de evidenciar su carencia en el último tercio. Su faena fue premiada con una oreja. Tarde dominada por la técnica y el empeño de Cartagena y la menor madurez de sus compañeros. Sesión de entretenimiento irregular y sin compás por falta de acústica artística.