El Templo de Córdoba

Calvo Poyato: «El cardenal Salazar fue uno de los grandes apoyos de Felipe V en la Guerra de Sucesión»

El historiador y escritor habla sobre el mecenazgo de los obispos en la Mezquita-Catedral

José Calvo Poyato en un momento de la conferencia de este martes en El Templo de Córdoba desde su bilbioteca Á. Carmona
Luis Miranda

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A huella del mecenazgo es tan profunda que muchas veces atraviesa los siglos y sigue vigente. La ejercieron muchos obispos de Córdoba a lo largo del tiempo, y al legado de dos de ellos, Diego de Mardones y Pedro de Salazar , dedicó el historiador, escritor y colaborador de ABC José Calvo Poyato su intervención en el ciclo El Templo de Córdoba .

La cita, organizada por ABC en colaboración con el Cabildo Catedral y el Real Círculo de la Amistad , se desarrolló este martes de forma telemática a través de un enlace de ABC, y en ella José Calvo Poyato abordó la tarea de mecenazgo de dos obispos de la época barroca cuyo legado continúa a la vista de todo el mundo, tanto en la Mezquita-Catedral como fuera de ella, y tantos en restos materiales como en acontecimientos históricos.

Comenzó por definir la época, el barroco, al que definió como «un movimiento artístico, pero también intelectual », que arrancó a finales del siglo XVI para desarrollarse en las dos centurias siguientes, y que se caracteriza por «el lujo, el movimiento y la fuerte expresividad», pero también por su vocación realista , que lo aleja del Renacimiento con su búsqueda del ideal de belleza.

En España está marcado por ser el arte de la Contrarreforma católica, que hizo frente al protestantismo liderado por Lutero, y que tuvo dos avanzadas fundamentales: el Concilio de Trento , «que se hizo a mediados del siglo XVI y definió el arte», y también el trabajo de la entonces joven Compañía de Jesús .

«El cardenal Salazar intentó que el cuerpo de Santa Teresa se quedase en Córdoba»

José Calvo Poyato recordó cómo el mecenazgo había impulsado el enriquecimiento de la Mezquita-Catedral , amparado en una situación de bonanza económica en la ciudad, que pasó de 28.000 habitantes en el padrón de 1531 y más de 50.000 en el de 1570. Fruto de ello fue la construcción de la parroquia del Sagrario , «en que se mezclan arcos árabes, nervaduras góticas y las pinturas murales» de Cesare Arbassia .

Ahí comenzó a hablar de Diego de Mardones, un dominico que fue obispo de Córdoba en los primeros años del siglo XVII y que acometió una de las obras necesarias en el entonces recién construido coro: el retablo mayor , que diseñó y desarrolló el jesuita Alonso Matías, con el tabernáculo en el centro y pinturas de Acisclo Antonio Palomino representando la Asunción de la Virgen y los patronos de Córdoba, San Acisclo y Santa Victoria .

De ahí pasó a Pedro de Salazar, a quien la historia ha recordado como el cardenal Salazar . Fue un mercedario «de verbo muy fácil» y gran orador, que fue predicador personal de los reyes Felipe IV y Carlos II . «El que se quiera salvar, que vaya a escuchar a Salazar», era algo que se repetía en el Madrid del siglo XVII.

«Córdoba pasó de 28.000 habitantes en 1531 a más de 50.000 en 1570; era signo de prosperidad»

Llegó a Córdoba en 1686 y ese mismo año se convirtió en purpurado . Su labor en la Catedral fue la construcción de una nueva sacristía , que estuviera a la altura del templo, y para eso fue necesaria una obra que no sólo utilizase la que había, sino también la antesacristía y una capilla. «Dedicó allí una capilla a Santa Teresa , que en aquel momento era una figura con un gran impulso», recordó José Calvo Poyato. El conferenciante desveló que en aquel momento se planteaba que Santa Teresa fuese copatrona de España , junto a Santiago, pero hubo una fuerte reacción en contra. «Se opuso al arzobispo de Santiago y a él se unió el de Sevilla, pero también Francisco de Quevedo , que recordó que no era santa entonces y que además venía de familia de cristianos nuevos», dijo.

El cardenal Salazar, «que tenía muy buenos contactos en la corte» quiso además que los restos de la doctora de la Iglesia se trasladasen a la Mezquita-Catedral de Córdoba para venerarse y custodiarse allí. No lo logró, aunque la imagen de la santa de Ávila continúa allí, en lo que ahora es el tesoro de la Catedral y junto a la tumba en que resposa su cuerpo.

Durante su etapa en la silla de Osio comenzó la Guerra de Sucesión , que enfrentó a los partidarios de la dinastía borbónica con los austracistas . «Fue uno de los grandes apoyos del futuro rey Felipe V », manifestó José Calvo Poyato. No en vano, en 1702, «cuando hubo un desembarco de ingleses y holandeses en la bahía de Cádiz ofreció cien días de indulgencia para los que fuesen a defender a los ejércitos borbónicos y 10.000 doblones para equipamientos y armas ». No fue la única vez que lo hizo, incluso cuando parecía perdida la guerra de Sucesión.

«Cuando el obispo Mardones llegó buscó culminar la obra del crucero de la Catedral con el retablo mayor»

El historiador y escritor habló también del edificio que encarna su legado: el hospital que lleva su nombre. De inmediato fue el más importante de la ciudad, «y lo fue hasta la creación de los más modernos en el siglo XX». La hoy Facultad de Filosofía y Letras se conoce todavía por muchos como el hospital de Cardenal Salazar, que sin embargo no pudo ver terminado, igual que la nueva sacristía de la Catedral. «El celo de su sobrino, que también sería obispo, permitió que se terminase este hospital, al que legó los beneficios de su testamento», concluyó José Calvo Poyato.

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