Perdonen las molestias

Testosterona

Demasiada hormona masculina fuera de control nos llevó a un XX funesto y un XXI similar

Córdoba regresa a la calle para recordar que «no se ha alcanzado la igualdad»

Manifestación del 8-M Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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Ayer fue el Día de la Mujer . Justo por eso me acordé de Putin. De su semblante viril y su zancada firme cuando entra en los salones gélidos del Kremlin. Me acordé de su mirada fría como el Ártico y de su masculina seguridad de hombre de acero dispuesto a desenfundar el revólver sin mover un músculo de la cara. Recuerden, si no, aquella estampa prodigiosa del nuevo zar de Rusia sobre la grupa de un caballo a pecho descubierto. Una imagen, por cierto, que nos recuerda lo poco que ha cambiado el planeta desde Atila.

Los machos son artefactos diseñados para marcar territorio. Animales gobernados por la testosterona, que toman decisiones a impulsos hormonales difícilmente predecibles. La historia de la humanidad está plagada de machos alfa exhibiendo bíceps y pulverizando fronteras para demostrar quién diablos manda aquí. No hace falta dar nombres. Repasen el siglo XX . Esa orgía pandillera de egos violentos que nos dejaron el continente hecho un solar.

Ahora son las gónadas de Putin . Como antes de ayer fueron las de otros señores de la guerra. Ese impulso de reafirmación varonil capaz de desatar tempestades y aplastar ciudades enteras con cientos de miles de vidas en su interior. No es difícil imaginar al gris funcionario de la KGB recostado en su sillón mientras contempla la lluvia de misiles reducir a cenizas la metrópolis de Kiev.

Es la guerra. Es decir: la testosterona fuera de control y organizada en batallones, compañías, regimientos, divisiones y todo ese inconmensurable campo semántico de la intimidación. Luego vendrán los expertos a vestir el mecanismo hormonal más viejo del mundo con los ropajes de la geopolítica y la estrategia de la disuasión. Allá ellos. Podemos esbozar una teoría masculina de los imperios y, en efecto, aquí la levantamos precisamente el Día de la Mujer.

Ayer fue el Día de la Mujer , decimos. Y me acordé también de la enésima negativa de Vox a firmar en Córdoba la declaración institucional en defensa de la igualdad y contra la violencia machista. Esa violencia que siembra el terror como arma de dominación en el interior de las casas y en las torturadas calles de Ucrania.

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