Perdonen las molestias

Un simple traspié

Es muy probable que el señor concejal de Hacienda llevara en la carpetilla el verbo «bajar», que es el verbo de cabecera de su partido y de sus socios de Gobierno, pero dijo «aplazar»

El concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Córdoba, Salvador Fuentes Rafael Carmona
Aristóteles Moreno

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Al excelentísimo Ayuntamiento de Córdoba se le ha debido de traspapelar el verbo «bajar impuestos» en algún cajón de la Alcaldía. Esas cosas pasan en estos días inflacionistas y grises de finales de invierno. Los carburantes muerden, la factura de la luz dispara a matar y a los expedientes municipales se les enredan las conjugaciones. En su lugar, ha aparecido el verbo «aplazar impuestos», que es un vocablo muy simpático también pero que no significa exactamente lo mismo.

Ese fue el verbo que utilizó el señor concejal de Hacienda en su comparecencia de la semana pasada. Aplazar. El verbo venía acompañado de un complemento circunstancial de tiempo . Dos meses. Y, si unimos sujeto y predicado, se nos queda una oración la mar de coqueta que venía a anunciar que el Ayuntamiento aplazaba el pago de impuestos municipales a sus vecinos por un espacio máximo de dos meses. Ustedes sabrán perdonarme, por cierto, el uso de terminología lingüística antediluviana. Complemento circunstancial de tiempo. Qué antigualla, madre. Los puretas de EGB somos así de rancios.

Pero volvamos a la manteca. La idea del Gobierno local era aliviar la pesada carga impositiva que los ciudadanos soportan gracias a Putin y al infierno fiscal nuestro de cada día. El aplazamiento se aplica sobre tres tributos municipales, que, en conjunto, suman 78 millones de euros. Que, oiga, no es ninguna broma.

Es muy probable que el señor concejal de Hacienda llevara en la carpetilla el verbo «bajar», que es el verbo de cabecera de su partido y de sus socios de Gobierno. Pero se ve que el señor Fuentes tuvo que tropezar al subir al estrado de tal forma que la locución verbal que acabó saliendo de su boca fue la que fue y con unas consecuencias presupuestarias notables.

Un traspié lo tiene cualquiera. De otra manera es muy difícil de entender que el verbo «bajar» tenga efectos benéficos para los ciudadanos de toda España y no para los vecinos de Córdoba. Habrá quien piense que el Ayuntamiento ha querido forrarse gracias a ese pequeño cambio lingüístico al que acabamos de referirnos. Y nosotros estamos seguros de que se ha tratado de un simple accidente laboral .

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