VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL ASCENSO EN CARTAGENA

El inolvidable recuerdo de Cartagena para el Córdoba CF

Los goles de Óscar y Ramos supusieron un antes y un después en la historia del club

Juan Carlos Ramos, en las gradas del estadio Cartagonova Antonio Gil

A. D. Jiménez

El cordobesismo siempre presume que su equipo hace posible lo imposible. Y, tal vez, el mejor de los ejemplos lo vivió hace exactamente 20 años . Porque el 30 de junio de 1999, en Cartagena , consiguió un ascenso que más que inesperado se podría decir que fue increíble. En una temporada en la que la economía de guerra obligó a apostar por la gente de la casa, en la que hasta hubo un encierro por impagos, el primer equipo regresó al que hoy se conoce como fútbol profesional ( Segunda División) después de 16 años y demasiadas tentativas.

Esa larga espera, que trajo consigo alguna que otra decepción, se convirtió en una alegría desbordante hasta el punto de que en la ciudad se desató la que por entonces de dio a conocer como la «Cordobamanía». Pero ese ascenso encierra mucho más, según el jugador Juan González Maestre, « Juanito », quien no dudó en argumentar que «nada más pitarse el final del partido ante el Cartagonova, ya sabía que nos habíamos ganado un lugar en la historia». Y es que «ese ascenso supuso la transformación del club en todos los sentidos ». No en vano, dio pie a su conversión en sociedad anónima deportiva meses después.

Entonces, Manuel Oviedo era el presidente del club. Oviedo tomó el testigo del primer Córdoba después de la primera era de Rafael Gómez . Y el club, tras pasar por una junta gestora, cayó en manos de un equipo de trabajo formado por socios que tuvieron que hacer muchos equilibrios para mantener al Córdoba en competición y con vida. De ahí, que el expresidente no esconda su satisfacción al expresar que lo vivido en la partido Cartagena «lo recuerdo todos los días» .

Además, recalca con orgullo que «ves la plantilla o la alineación y hay muchos jugadores de Córdoba, a quienes siempre debemos poner en valor ». Del encuentro, Oviedo insistió en que «antes de hacer los dos golazos de la segunda parte, se nos vino el partido en contra ». De un lado, rememora que «la noche de antes no nos dejaron descansar y el partido comenzó con un penalti que no fue a favor de ellos y que nos condicionó». Sin embargo, el equipo se repuso porque «remontamos y luego pasamos los nervios que siempre tienes cuando hay que cerrar un partido, pero lo ganamos y es lo que importa». Aun así, aclara que «más nerviosos estuvieron algunos en el palco de Cartagena cuando marcamos nosotros». De hecho, lanzó dejó un mensaje críptico al explicar que «dicen que tuvimos suerte, pero subimos» .

Uno de los jugadores que padeció el recibimiento de los aficionados departamentales fue Óscar Muñoz Ventaja , quien tuvo una importancia capital en el partido. El zurdo de La Fuensanta facturó el 1-1. Hoy sigue ligado al mundo del fútbol a través de un negocio de instalaciones de «indoor» en Jaén, pero al mencionarle el término Cartagena se le enciende un brillo especial. Recuerda la noche de la víspera y denuncia que «no nos dejaron dormir tranquilos», ya que « se acercaron a nuestro hospedaje y no pararon de tirar petardos que llegaron a habitaciones , como la que compartía con Clavero». Óscar relata que «tenían que hacer lo que fuera, pero estaba el ascenso para nosotros». Y es que « creo que los pusimos nerviosos en el primer partido , porque ellos sólo necesitaban un punto para subir y no supieron cómo nos podían superar tras el 2-0 del domingo».

El extremo confiesa a ABC Córdoba que «he vuelto a ver ese partido y también lo de la celebración, que creo que fue algo que vivimos todos los cordobeses». Y ese momento tan culminante de Las Tendillas lo comparte también Juan Carlos Ramos , el encargado de abrir las puertas de la gloria para el Córdoba con el tanto del 1-2 . Paradójicamente, vive hoy a poco más de 30 kilómetros de Cartagena, donde aún siguen recordando el «Cordobazo» de 1999. El sevillano apunta que «yo no me di cuenta de la dimensión de lo que suponía el ascenso para el Córdoba hasta que llegamos a la ciudad ».

Eso sí, el gol para la historia que supuso la remontada del Córdoba tiene una vida paralela que comenzó en el quinto partido de la fase de ascenso y que medía al Córdoba frente al Cartagonova en El Arcángel. En esa cita, Ramos botó una falta en una zona parecida y el balón se estrelló en la madera de la portería que defendía Trujillo , el portero de los blanquinegros. «Al verme que iba a lanzar, se acordó de lo que sucedió tres días antes y dio dos pasos hacia el centro , por lo que yo cambié la dirección del balón y se fue a la escuadra ». Es decir, que Ramos ganó esa batalla psicológica.

Y ese instante de frialdad desató la locura, porque «todo jugador sabe cuando le pega bien al balón y yo sabía que le había pegado bien». De ahí que en milésimas de segundo «provocamos un silencio en el estadio y s ólo se escuchaban nuestros gritos cuando hasta ese momento habíamos vivido un ambiente muy hostil».

Entre esos pocos gritos, también se podían computar los de no más de 50 aficionados blanquiverdes que se dieron cita en las gradas. La mayoría iban con las entradas de cortesía facilitadas por el club local , que s e negó a corresponder a las más de 600 que la entidad blanquiverde expendió en su momento para los seguidores del Cartagena , que ya celebraron un ascenso preventivo tres días antes en El Arcángel. Aunque hubo otros cuatro valientes cordobesistas que se infiltraron en la grada de preferencia del estadio de Cartagonova. Juan, Carlos, Pepe y Rafa pasaron a la historia por verse en la grada completamente rodeados. Pepe Carmona recuerda el pasaje: «Teníamos un conocido en Cartagena y se comprometió a sacarnos las entradas para el partido, así que al salir de trabajar pusimos rumbo hasta allí». A su llegada, «la Policía Nacional nos preguntó que si estábamos seguros y les dijimos que sólo queríamos ver el partido, por lo que nos quedamos en el sitio». Y hubo cierta camaradería hasta que llegó el gol de Ramos. Entonces « gritamos como locos y lo único que queríamos era que se acabara eso como fuera: teníamos el ascenso y así no nos podían decir nada los que teníamos alrededor, que se pusieron muy tensos». Por suerte, «sólo pasamos apuros en esa mano final de Leiva y nos fuimos tan contentos para casa, aunque hicimos escala en Puerto Lumbreras, donde el equipo pernoctó para hacernos las fotos con ellos».

Pero antes de llegar a ese punto, el partido se tenía que cerrar. Juanito, a quien se podía considerar como el jefe de la defensa, recuerda que «para ver el grado de concentración del equipo sólo había que ver la cara de concentración de todos en la foto de formación o la entereza que mostró Requena cuando le pitaron ese penalti que no era». De ahí que «en los minutos finales, estaba convencido de que no nos iban a meter ningún gol porque estaba para nosotros ». Y así fue.

En Cartagena también se recuerda el partido. De hecho, en la plantilla del Cartagonova había dos jugadores que pasaron por las filas blanquiverdes . Javi Prieto , antes de ese partido, y Santi Carpintero , después. El mediocentro leonés, por cierto, fue el único jugador del Cartagonova que disputó los dos partidos como titular.

Carpintero reseñaba que «un partido así te queda para toda la vida» . Aunque desde su punto de vista «lo tuvimos controlado hasta el descanso y dos balones parados nos mataron y quitaron el ascenso, porque en el cómputo del partido creo que merecimos más que el Córdoba». De hecho, se habla que el Cartagonova , que podía haber solventado el ascenso de haber empatado uno de los dos partidos, pecó de presuntuoso ante el Córdoba, ya que en El Arcángel alineó a los suplentes . Carpintero explicaba que «Aranguren, que en paz descanse, tenía la suficiente experiencia y supongo que lo pensó mucho». Aun así, confesaba que «yo no lo hubiera hecho para finiquitar antes» .

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