¿Cómo se adapta una ciudad al calor?

Existe un consenso en cuanto a que el calentamiento global es el causante de las condiciones climatológicas extremas, así como en que la guerra contra el cambio climático sólo la pueden hacer los poderes internacionales. No obstante, mientras estos se deciden a despertar, habrá que hacer algo. Como reza la máxima:«pensar local, actuar global».

Es casi una cuestión de adaptación biológica: cuando una ciudad como Córdoba se sume todos los años en un infierno estival cotidiano, sus habitantes aprenden a localizar oasis. Un parque recién regado, corrientes de aire repentinas o el «fresquito» del portal pueden ser buenos ejemplos. Algo así, aunque con una ambición mayor, es lo que propone la oenegé Ecologistas en Acción para hacer más habitable la ciudad frente a los efectos del cambio climático.

La organización ecologista ha propuesto al gobierno municipal una serie de medidas para abordar la situación. El remedio, paliativo, pasa simplemente por adaptar Córdoba a las singularidades de su clima. ¿Cómo? En primer lugar, rompiendo con todo paisaje desertificado y ampliando las zonas verdes, que suavizan la temperatura y generan un efecto de microclima. No hay más que pasear cerca de un jardín para descubrirlo.

Además, el tipo de suelo que pisamos también tiene su significancia: Ecologistas en Acción propone sustituir las superficies pavimentadas, como el granito o el asfalto, por otras permeables. Otra solución es incorporar a las calles y plazas toldos, pérgolas u otro tipo de elementos que proyecten sombra e instalar sistemas de humidificación del aire. Como esos preciados «chorritos» que refrescan el ambiente en las terrazas de algunos bares.

Además, para extremar las consideraciones con las personas especialmente vulnerables a las altas temperaturas (niños, ancianos o enfermos), proponen impulsar una red de equipamientos públicos que funcionen como centro de estancia ciudadana, para albergar a la población en riesgo durante las olas de calor. A la vez, todas las instituciones públicas —y con ello los ayuntamientos— deben fomentar la construcción y rehabilitación de viviendas con mejoras bioclimáticas, habitables en condiciones ambientales extremas como las de este verano.