valerio merino
PRIMERA DIVISIÓN

El miedo iguala a Córdoba y Levante (0-0)

Blanquiverdes y azulgranas se atascan en uno de los peores partidos de la Liga

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Sin talento, resulta casi imposible ganar en Primera. Lo saben los entrenadores del Córdoba y el Levante, pero les pudo el miedo. La cotización del empate a cero debió desplomarse en las casas de apuestas tan pronto como se conocieron las alineaciones. No hubo milagro y no hubo goles. Sólo conformismo, sopor y un reparto de puntos más que previsible.

Ni Djukic ni Alcaraz sorprendieron con sus planteamientos. Ambos confiaron en el músculo para tumbar al adversario. Acumularon a sus hombres más batalladores en el círculo central y el resultado fue el esperado: un atasco monumental. El semáforo de El Arcángel nunca se puso en verde para Deivid, Luso, Diop ni Simao. Los cuatro cumplieron con su cometido, lucharon y se entorpecieron por igual.

Ni rastro de la creatividad.

Sólo tuvieron opciones de generar algo de peligro los hombres de banda. Campabadal e Iván López subieron y sacaron buenos centros desde sus carriles derechos. Pero lo cierto es que el confort de las defensas era proporcional al aburrimiento del público: máximo. Los únicos sobresaltos para la grada llegaron como consecuencia de una comprometida cesión a Juan Carlos y, casi al final del primer tiempo, producto de una acción a balón parado. A la salida de un córner, se encontró Deivid con toda la portería de Mariño a su disposición, pero cabeceó fuera.

La falta de ambición también caracterizó el segundo tiempo. La del Córdoba, con la condición de local, fue determinante. Djukic metió a Cartabia, pero sacó del campo a Fidel para no romper el centro del campo que descubrió en San Mamés. Después, Ekeng por Luso. Hombre por hombre; desesperación en la grada. Y, entretanto, las ocasiones caían con cuentagotas, pero siempre sobre la meta de Juan Carlos. Los reflejos del portero alcarreño evitaron el gol de Ivanschitz, que ganó por alto a Campabadal para rematar un centro de Barral.

Ghilas y Borja probaron fortuna a la media vuelta en dos acciones forzadas. Nunca tuvo que actuar el meta visitante. El argelino, aislado y sin brillo durante todo el encuentro, bajó a la mediapunta en los últimos minutos y se sacó un zurdazo alto y violento que reflejaba su desesperación. Quienes en El Arcángel sufrieron la lluvia y uno de los peores partidos de la Liga estuvieron a punto de olvidar el mal rato en el 93'. Entonces engatilló Borja un balón suelto desde el balcón del área, pero el balón fue justo y no premió la cobardía. Fuera por centímetros y final.

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