semana santa 2024

Fernando Díaz firma un emotivo, solidario y reivindicativo pregón de la Semana Santa de Cádiz

El cofrade gaditano eleva el paso al cielo, toma el Falla como estación de penitencia y avanza en su recorrido repasando su historia

Fotos: Pregón de la Semana Santa de Cádiz de 2024 a cargo de Fernando Díaz

Horarios e itinerarios de la Semana Santa de Cádiz 2024

Fernando Díaz, pregonando la Semana Santa de Cádiz en el escenario del Teatro Falla antonio vázquez

L.V.

CÁDIZ

Fernando Díaz Riol ha anunciado la Semana Santa de Cádiz 2024. El cofrade gaditano elevó el paso al cielo, tomó el Falla como estación de penitencia y avanzó. Avanzó en su recorrido repasando su historia. La de un cofrade curtido desde la base, desde el barro... Díaz ha mostrado su alma. Con sentimiento, con emoción ha descubierto la esencia de las cofradías, algo que conoce por su propia experiencia, esa que se inició cuando era un niño.

La caridad, la fe y la esperanza han guiado al pregonero en este camino que ha supuesto conocer la Semana Mayor gaditana. Con sencillez, con prudencia y con mucho trabajo este cofrade ha desvelado sus vivencias y ha mostrado sus anhelos. Díaz ha deshojado la Semana Santa de Cádiz, desde el Viernes de Dolores, hasta el Domingo de Resurrección, con el fervor y la pasión de quien la vive de verdad y es consciente del trabajo que hay detrás.

El teatro aguardaba al pregonero. El Falla se convertía este domingo «en nuestro templo de las pasiones, de la espera, del reencuentro, de la fe y el amor, de la devoción en las cuentas de un Rosario, y de la caridad».

Caridad, eso ha pedido siempre durante todo este tiempo el pregonero y quienes han acudido a escucharle han respondido. «Este pregón va a ser la leche», decía Fernando antes de la Cuaresma y en alusión a su petición, cada uno de los que han ido a verle han llevado un litro de leche. También muchas hermandades ya habían hecho previamente esa donación para responder al pregonero y ayudar así a los más necesitados.

A una semana del Domingo de Ramos el Falla se ha centrado en Fernando Díaz. Su voz tranquila se esperaba con ganas en el coliseo gaditano. Su voz y toda la escenografía porque se sabía que para la ocasión se habían puesto los esfuerzos en aprovechar todos los recursos del Teatro. De hecho, por primera vez se ha ensayado este pregón con todos los elementos el día antes.

El pregonero, muy arropado

El alcalde de Cádiz, Bruno García, el obispo de la diócesis, Rafael Zornoza, el concejal de hermandades cofradías, José Manuel Verdulla y el presidente del Consejo Local de Cofradías de Cádiz, Juan Carlos Jurado, han sido los encargados de presidir el palco de autoridades. 

Hermanos mayores y representantes de las cofradías de Cádiz, amigos, compañeros y familiares arroparon al pregonero en esta cita junto a antiguos pregoneros que no quisieron perderse la gran cita.

El acto se inició con la interpretación por parte de la Asociación Filarmónica de Conil de la marcha Pasan los Campanilleros, de Manuel López Farfán, de la que este año se cumplen 100 años de su composición.

Tras ello, el obispo de la diócesis, Rafael Zornoza, conducía el rezo del Ángelus. A continuación volvieron a sonar las marchas procesionales en el Gran Teatro Falla. Ecce-Homo, de Eduardo Escobar, y Virgen del Valle, de Vicente Gómez-Zarzuela, siendo esta última elegida por el pregonero.

El cofrade y pregonero de la Semana Santa de 2017, Juan Mera Gracia, fue el encargado de presentar al exaltador sobre el escenario. El vejeriego dibujó con palabras a un gran Fernando Díaz, «un pregonero de pluma, tinta y papel». «Fernando Díaz es un gaditano que lleva en su corazón y en sus costumbres a su ciudad», ha dicho.

Juan Mera, entusiasta y emocionado, se mostró encantado de presentar a Fernando Díaz y hablar de sus virtudes como persona y profesional del periodismo. «Fernando Díaz Riol, con eso ya está todo dicho. Hoy le conoceremos un poco más. ¡Es la hora del pregón, de nuestro pregonero, el que te hará sentir, vivir y emocionar!».

El pregonero en el año 2017, algo que no olvidará ni en la mayor senectud, lanzó un mensaje para todos resaltando la importancia de subirse al escenario del Teatro Falla en un día como el de hoy: «Pregonar la Semana Santa Mayor es como recibir el Premio Nobel cofrade».

«Este teatro es hoy la cofradía de todos, la hermandad de nuestras vidas», apuntaba el pregonero en su comienzo en el que repasaba cómo lucía cada día y destacaba ya los 400 años del Señor Yacente de su hermandad del Santo Entierro. Proseguía Díaz con su saluda y con un recordatorio de cómo se fraguó todo esto, cómo desde el Consejo Juan Carlos Jurado, Ildefonso Herrera y Antonio Gallarín lanzaron esta propuesta y cómo también Juan Mera estuvo en su mente para darle paso en este día.

Tocaba el capataz y se levantaba el paso. Incidía este pregonero que estudió en el colegio Salesianos en la solidaridad. Y exponía sin entrar en debate lo que para él es «el primer mandamiento cofrade». «Lo siento, me van a perdonar, pero no me hablen de estrenos si el comedor social del barrio de mi cofradía se las ve y se las desea para preparar los almuerzos. No quiero saber de bandas de música punteras si en la nómina de hermanos duermen niños en la mágica noche del 5 de enero con el eterno deseo que espera en sueños un año tras otro. Me niego a bordados y dorados para abrigar la grandeza que queremos para nuestros», apuntaba.

«Titulares cuando en la cera de enfrente el frío se 14 recrudece con la cara más débil de la vida por no tener una manta y un plato de comida. Pelearé y peleo por lo primero con la misma prioridad que lo segundo para que ambas cosas vayan de la mano»... Hablaba el pregonero de cómo en 1988 se hizo hermano del Santo Entierro pero también llegó a Sanidad por la devoción de su tía Mari Carmen a la que veía en la procesión en la Plaza de Candelaria cuando era un niño.

Menciones continuas a su querido Genaro, que sale en su cofradía del Santo Entierro. Muchas demostraciones del cariño que le tiene, avanzando en el pregón de su mano.

La siguiente levantá llevaba a Fernando al Mentidero, el de Paquito, de la mano de su amigo y vice hermano mayor, David López. «Aprendí a sufrir llevando a mi Rey del Mentidero porque tras aquel Lunes Santo le siguieron otros quince y le hubiera seguido toda una vida prendido 20 por su rostro, el de mi Jesús del Prendimiento». En el mismo barrio del Mentidero conoció a su mujer, Yolanda, y también allí se casó el pregonero.

De allí este paso hecho pregón va hasta Santa Cruz y Fernando se detiene en sus hermandades. «Sanidad, Medinaceli, Las Aguas, El Perdón y Soledad. Para qué más si tenemos en un templo lo que supone una Semana Santa entera en muchos lugares de España. Cinco cofradías dentro de un mismo corazón, cinco hermandades recibiendo por doquier oraciones».

Tras ese reconocimiento y exaltar la grandeza de las cofradías de Santa Cruz comenzaba la Semana Mayor de Fernando Díaz. Empezaba su itinerario en San Lorenzo con Servitas y avanzaba a la Merced.

Después llegaba al Domingo de Ramos destacando el sentimiento salesiano y el Lunes Santo con sus hermandades de centro y su Prendimiento. El Martes Santo se elevaban los ciriales en la «abuela del Pópulo», la Catedral Vieja, con Sanidad. Y seguía con San Pablo, Santiago, San Antonio y San Francisco a la espera del regreso al parque...

Llegaba el ecuador de la Semana Santa con la mirada puesta de nuevo en Santa Cruz y un barrio de Santa María entregado a dos grandes devociones. Y por supuesto con el contraste que en esta jornada presenta el Caminito.

En el Jueves no pasaba por alto el pregonero la ausencia de la cofradía del Huerto. «Cuando el lado oscuro se hace fuerte en el corazón, no hay posible Oración que ablande los peores sentimientos. Si la Palabra no es el cauce para que dos partes se entiendan cuando ambas deben ser un ejemplo en el diálogo, hay una asignatura pendiente muy importante en la formación... de laicos y sacerdotes. La formación como personas».

Y después llegaba Afligidos... De nuevo Santa María se convertía en protagonista del texto del pregonero que hacía alusión a la hermandad del Regidor Perpetuo de Cádiz, al barrio, a la gente, a los vecinos, hermanos, devotos... «Es el barrio, señoras y señores, que todo el mundo no lo entiende. Que es Jesús Nazareno y su Madre Dolores. Que es un Jueves Santo que empieza el martes con las sillas atadas en 49 Jabonería y acaba la tarde-noche del viernes recordando tan memorable recogía».

De vuelta a Santa Cruz con Medinaceli y después la Madrugada. «La Madrugá es El Perdón y El Perdón es la Madrugá. A las tres y no se hable más».

Viernes Santo de luto de Buena Muerte, Expiración, Siete Palabras y Descendimiento... imposible no recordar aquí a Juan Manzorro. Termina el día y el pregonero regresaba a casa, al Sábado Santo, a su cofradía del Santo Entierro. «Yace el pregón y el espíritu reivindicativo del pregonero, que en breve pasará al recuerdo de su lucha y tesón por un mundo mejor. Mi familia, mis amigos y mis cofradías me acompañan en este interminable idilio de fe devocional para hacer de la Palabra el 64 centro de mi estación de penitencia con recogida en la Catedral de la solidaridad».

Y terminaba en verso con emoción, solemnidad y haciendo reposar su alma en su Virgen de la Soledad. «Cuando se cierren mis ojos y ya no sienta mis pulsos y la muerte me someta talándome sin piedad, como un árbol ya sin cielo, desnudado y sin raíces, perdida mi voluntad, quebrantada mi razón, quiero que en ese momento mi último pensamiento apunte a tu corazón. ¡Madre mía, en ese día final, Virgen de la Soledad, acoge mi alma en tus manos, para descansar en ellas por siempre, Madre, contigo, en tu casa celestial».

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