PRISIONES
En la cárcel de El Acebuche de Almería «no pueden ingresar más presos» por falta de personal
Los internos pasan hasta diez días en el departamento de entrada, cuando la estancia debería ser de 24 horas
La prisión almeriense de El Acebuche ha llegado a su máxima capacidad teniendo en cuenta el número de celdas bloqueadas por falta de personal, actualmente unas 470 que están divididas en cuatro módulos . La Central Sindical Independiente y de Funcionarios, Csif Almería ha alertado sobre esta situación que califican como insostenible ya que es inadmisible que «no se pueda ingresar ningún preso más porque no hay trabajadores para atender este espacio».
Como ejemplo de la falta de personal exponen que, en el departamento de ingresos, los internos están pasando periodos de hasta diez días, cuando lo habitual es que la estancia no se prolongue más de 24 horas. Además, este espacio está siendo utilizado para que los presos que han vuelto de permiso pasen la cuarentena , siendo unas instalaciones que ya están muy por encima de la ratio establecida.
El responsable de Csif en Almería, Pepe Hernández se mostró preocupado por saber, por ejemplo, dónde van a ubicarse los más de 20 detenidos en la Operación Romelina que, de momento, están prestando declaración en la Comandancia de Almería .
«La conyuntura en la que se encuentra la prisión es totalmente inadmisible, por lo que es una prioriridad abosluta el incremento de la plantilla, no solo para prestar este servicio público, sino también para garantizar la seguridad de todos los trabajadores . La cárcel se ha quedado sin personal para atender a todos los nuevos ingresos por falta de efectivos, mientras que hay casi 500 celdas cerradas».
El sindicado ha advertido que no van a tolerar hacinamientos de presos en El Acebuche y no van a permitir que se autorice que en celdas de 6 metros cuadrados entren tres presos en lugar de dos . Csif exige una adecuada dotación de personal y recuerda que desde hace años reclaman la falta de un centenar de trabajadores. «La situación actual es intolerable, poniendo en peligro la convivencia de la cárcel y, por tanto, la seguridad de los internos y toda la plantilla», concluye Hernández.
