Miguel Valor despide la legislatura firmando la paz con la oposición

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Miguel Valor despidió ayer la legislatura como presidente de la Corporación municipal alicantina firmando la paz con la oposición, a quienes dedicó elogios por su «respuesta sobresaliente» a su ofrecimiento de diálogo. Todos los concejales –populares, socialistas y representantes de Esquerra Unida y UPyD– se pusieron en pie y dedicaron al alcalde un prolongado aplauso de más de un minuto como cierre de la última sesión plenaria antes de las elecciones. Acto seguido, se fueron juntos a comer todos, a propuesta del propio Valor.

Aunque en el Pleno, que duró más de cuatro horas, se reprodujeron algunas de las controversias de otros muchos días, como las discrepancias en torno a la implantación de Ikea o a las obras en varios colegios de la ciudad, y pese a que el portavoz de EU, Miguel Ángel Pavón, llegó a pronosticar al concejal de Empleo, Carlos Castillo y al resto del equipo de gobierno popular que «van a pasar a este lado del salón de Plenos, a la oposición» porque –según él– las izquierdas van a gobernar tras los comicios, al final todos los grupos políticos relajaron la tensión y limaron sus diferencias para compartir mesa y mantel.

La comida se la pagó de su bolsillo cada concejal en el restaurante Villahelmy, un sencillo menú de 11 euros. «Desde el principio he buscado el consenso, guardar las formas y llevarnos bien, y este es el mejor regalo que me podían hacer», declaró a Efe el alcalde a las puertas del establecimiento, situado a espaldas del edificio consistorial. Las únicas excepciones fueron Luis Barcala y Adrián Santos (PP), que se tuvieron que ausentar, y Carlos Castillo llegó tarde a la foto.

Antes, durante la sesión plenaria, Fernando Llopis (UPyD) agradeció el trabajo de Pablo Sandoval durante esta legislatura y, en un receso, abrazó a Daniel Simón (EU) mientras le comentaba que había estado «tremendista» en el acalorado debate que habían protagonizado ambos a cuenta de una propuesta para la «normalización lingüística» del valenciano. No fue el único síntoma de un clima distendido, ya que el alcalde arrancó las carcajadas de la bancada cuando por despiste emplazó a resolver los trámites para facilitar documentación a la oposición a la próxima junta de portavoces, cuando ya no se va a celebrar ninguna con la actual corporación. Y también hubo acuerdos por unanimidad, como el de declarar Fontcalent zona ambiental saturada de residuos.

Ikea sigue adelante

Por su trascendencia, la tramitación de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) de Ikea en Rabasa ocupó los momentos serios del debate entre grupos políticos, que no variaron sus posturas, de forma que la petición de EU de paralizar el proyecto no prosperó por la mayoría popular, pese al rechazo de UPyD y PSPV.

«Es incoherente defender que lleguen inversiones a la ciudad de Alicante y pretender empezar de nuevo desde cero», reprochó Castillo, como coordinador de las gestiones municipales en este asunto, quien reveló que el promotor –participado, entre otros, por Enrique Ortiz– está dispuesto a modificar el proyecto a la vista del consenso «inédito» de todos los agentes sociales en que la superficie comercial es «desmesurada».

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