Los paisajes de lava más espectaculares de las islas Canarias

Turismo volcánico: rutas y miradores para admirar la singularidad geológica de estas islas

Parque Nacional de la Caldera de Taburiente Alex Bramwell / Lex Thoonen / Turismo de Canarias

Mar Ramírez

Los paisajes de Canarias poseen una geografía fascinante fruto de los volcanes. Lejos de los tópicos, admirar las huellas de la furia terrestre ofrece destino, mirador panorámico o senda para todos los gustos.

La Palma, más joven que nunca

La reciente erupción de Cumbre Vieja ha rejuvenecido la silueta palmera, pero hasta que podamos pisar sus lavas es hora de conocer uno de sus más jóvenes paisajes, los de la punta meridional de la isla. Hasta ahora, la última erupción allí había sido la del Teneguía (1971). Asomarse a su cráter perfectamente redondo es una de las atracciones turísticas más cautivadoras. La facilidad para ascender a su cráter, así como recorrer el último tramo de la Ruta de los Volcanes, a su paso por el volcán San Antonio, o descender hasta las salinas de Fuencaliente son pasos indispensables por el extremo meridional de La Palma. Además de caminar por el cráter del volcán San Antonio, es muy recomendable visitar el centro de visitantes. En el camino podremos experimentar con un simulador de seísmos y veremos un observador astronómico, uno de tantos situados en los mejores enclaves isleños para observar cielos estrellados gracias a las notables características ambientales de la atmósfera local, sin turbulencia y estabilizada por el océano.

No te pierdas. No hay que abandonar la isla más abrupta del mundo sin contemplar el vértigo de los barrancos del enorme cráter de 8 kilómetros del parque nacional de la Caldera de Taburiente. O subir a lo más alto de la isla, los 2.426 metros del Roque de los Muchachos, y disfrutar en uno de los mejores miradores del cielo del mundo, donde se acaba de inaugurar el Centro de Visitantes del Observatorio Astronómico del Roque de los Muchachos.

Paisaje lunar en Tenerife Juan Diego Amador Rivero / Turismo Canarias

Tenerife, las chimeneas de hadas

Entre los rincones mágicos que esconde cada isla, la de Tenerife ostenta un paisaje de fantasía gracias a las rocas volcánicas en el que la erosión ha creado formas extraordinarias. Al sur de la isla, en el municipio de Vilaflor de Chasna, los roques y chimeneas volcánicas han quedado a la vista para sorpresa final de un sendero balizado PR-TF 72. Entre notables ejemplares de pinos canarios conduce hasta una blanquecina roca, la piedra pómez -huella de erupciones violentas y explosivas- que junto a cenizas volcánicas dispuestas en capas, a modo de tarta, poseen un arcoíris de tonalidades que cambian con la incidencia solar. La erosión sobre su delicada textura ha originado chimeneas de hadas, formaciones que mantienen rocas más duras al extremo de largos pináculos en un frágil equilibrio. El resultado es un panorama singular de olas de piedra y pináculos de roca que parece otro planeta.

No te pierdas. Desde Vilaflor se accede a la estrella volcánica de la isla, el parque nacional del Teide, por la Cortada del Diablo que da paso a los Llanos de Ucanca, un vastísimo panorama de caldera volcánica en la que sobresale la cónica cumbre del Teide.

Cuevas de Ajuy Turismo de Canarias

Fuerteventura, las rocas volcánicas más antiguas

Es la playa de Ajuy un destino perfecto para pasar una jornada de baño sobre su negra arena volcánica. No obstante la erosión marina ha dejado a la vista unos llamativos acantilados marfileños hacia el norte. Son sedimentos levantados de la plataforma continental con arcaicas lavas que se entremezclan en diferentes emisiones volcánicas con arenas fósiles. Sobre ellas se han depositado extensas costras calcáreas de tono amarillento o caliche, antaño extraídas para los hornos de cal, cuyas chimeneas de piedra se ven junto al camino entre moluscos fosilizados. Un sendero de baja dificultad conduce hasta el abrigo y cuevas litorales del Puerto de la Peña, donde desembarcaron los conquistadores, se embarcaba la cal y siguen refugiándose los barcos de pesca locales del bravío oleaje atlántico.

No te pierdas. Ir al centro isleño donde se levanta la montaña Morro Velosa que, además de centro geográfico de la isla, es un observatorio excepcional de la llanura salpicada de volcanes del centro y norte isleños. Junto al edificio diseñado por César Manrique el mirador ofrece inmensa perspectiva para rato.

Paisaje de La Geria, en Lanzarote

Lanzarote, el arte de vivir de la lava

La isla más septentrional es de los principales destinos turísticos volcánicos del mundo pues su geografía está marcada de una forma tan bella como única por las erupciones. Las formas de vida así como los usos humanos del territorio han debido adaptarse a la aridez de su paisaje. Así, tras las erupciones, la conservación del agua se convirtió en la piedra angular de los cultivos. Pequeñas cavidades excavadas en la lava o zocos, semejando diminutos cráteres, acogen una planta de vid, predominantemente de la variedad malvasía, dando lugar al paisaje agrícola de La Geria. Una comarca donde se trabajan los viñedos con mimo con una consideración enoturística privilegiada por los caldos nacidos del volcán.

No te pierdas. La mayor parte de la huella volcánica lanzaroteña se corresponde al siglo XVIII. Como resultado, el 40% de su territorio está protegido en trece espacios naturales. Al ascender al Risco de Famara se tiene una panorámica excepcional desde el Mirador del Río y sobre uno de los sustratos geológicos de más remoto origen. Corresponde a las primeras erupciones volcánicas submarinas que originaron la isla.

Valle de El Golfo, en El Hierro Turismo de Canarias

El Hierro, la última silueta volcánica del continente

La isla que fuera el confín del Viejo Mundo y que los navegantes miraban para llevarse la última visión de su agreste perfil volcánico es la más lejana y remota isla canaria. Esperan lavas coloristas, malpaíses y coladas minerales de formas espectaculares, como en los Lajiares. De sus calderas inactivas la más espectacular es la del valle de El Golfo, cerrado por un paredón de 700 metros en forma de medio cráter mientras que la otra mitad sucumbió bajo las aguas atlánticas.

No te pierdas. Seguir alguno de los caminos trashumantes usados tradicionalmente por los herreños para aprovechar los escasos terrenos agrícolas. En la ‘muda’ entre las tierras altas del interior y el litoral se seguía el Camino de la Peña, que desciende a El Golfo por una de las sendas más sobresalientes, desde la ermita de la Virgen de la Peña hacia los Roques de Salmor.

Roque Bentayga desde el Parador de Cruz de Tejeda Paradores

Gran Canaria, el Gran Cañón español

El Gran Cañón isleño es el barranco de La Aldea, una infinidad de alineaciones montañosas de sucesivas erupciones que el tiempo ha modelado como cuchillas al cielo. Remontando entre sus farallones se alcanza Artenara, pueblo entre los elevados de la isla junto al barranco de Guayadeque. Es de los que mejor ha conservado sus casas cueva o la complicidad isleña de vivir en los volcanes. Desde el Mirador de la Cilla se ve la caldera volcánica de Tejeda -otro pueblo de interés- y al sagrado Roque Bentayga, lugar de culto o almoragen, de los primeros asentamientos aborígenes.

No te pierdas. Desde el Parador de Cruz de Tejeda se ve el paisaje de los Roques, el Nublo o el Bentayga. Al primero se llega por un camino empinado pero corto, espectacular.

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