ESCAPADAS

Badajoz retratado en siete de sus pueblos más bonitos

Desde Alburquerque hasta Zafra, estos destinos extremeños son un claro reflejo del rico patrimonio del que presume esta provincia que cuenta con hasta 12 municipios catalogados como conjunto histórico

Los pueblos más bonitos de Badajoz, en la imagen Olivenza Red de Ciudades y Villas Medievales
Rocío Jiménez

Rocío Jiménez

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Esta provincia extremeña es una de las más desconocidas por los turistas. Sin embargo, en sus extensas llanuras y dehesas se encuentran un puñado pueblos bonitos dignos de mencionar, destinos cargados de historia y conjuntos monumentales de gran valor perfectos para descubrir en una escapada de fin de semana. Jerez de los Caballeros, Llerena, Olivenza, Alburquerque … estos son algunos de los lugares a apuntar para una ruta por Badajoz, viaje que permite al visitante apreciar su riqueza y que puede aderezarse con la exquisita gastronomía de la que presumen en esta tierra.

Zafra

Conocido como ‘Sevilla la chica’ por su aspecto andaluz, Zafra es uno de esos rincones extremeños a los que no le falta patrimonio, historia y buena gastronomía. Un paseo por sus calles llenas de patios, coloridas fachadas y suelos empedrados da mucho de sí. En esta villa, que en sus orígenes fue un asentamiento musulmán, no hay que perderse, en primer lugar, el Palacio de los Duques de Feria , convertido hoy en Parador. De este antiguo alcázar construido en el siglo XV y ampliado en los siglos XVI y XVII destacan su patio de mármol renacentista y su imponente torre del Homenaje. La plaza Grande , centro neurálgico del pueblo, y la plaza Chica , en la que no puede faltar la foto con la Vara de medir castellana ubicada en una de sus columnas, son dos básicos, como lo son el convento-museo de Santa Clara , la Casa del Ajimez con su fachada de estilo mudéjar, la iglesia de la Candelaria , en la que destacan sus retablos barrocos y pinturas de Zurbarán y el convento del Rosario o de Mina.

Jerez de los Caballeros

Declarado conjunto artístico monumental en 1966, Jerez de los Caballeros está considerado el centro artístico más importante del barroco extremeño. Su belleza e historia cautivan a todo aquel que la visita.

La iglesia gótica de San Bartolomé del siglo XV, la de Santa María de la Encarnación , a la que se le atribuye un origen visigodo según reza una inscripción tallada en una de sus columnas, los palacios construidos por la nobleza jerezana a partir del siglo XIV, como el de Guzmán Sotomayor, el de los Marqueses de San Fernando o el de Rianzuela y la casa museo de Vasco Núñez de Balboa son algunas de las paradas básicas. Del legado de la Orden del Temple destacan la muralla, que contaba con seis puertas de las que hoy solo se conservan dos, la de la Villa y la de Burgos , y su alcazaba , una enorme fortaleza cristiana del siglo XIII que ocupa el emplazamiento de una fortificación musulmana anterior de la que destaca su torre del Homenaje, conocida como Torre Sangrienta porque en ella se ajustó a los últimos caballeros templarios.

En los alrededores también hay cosas interesantes que ver, como el Dolmen del Toriñuelo , monumento funerario de la Edad de Bronce.

Imagen del pueblo de Jerez de los Caballeros Red de Ciudades y Villas Medievales

Olivenza

Fundada por la Orden del Temple en siglo XIII, Olivenza ha sido, a lo largo de su historia, sinónimo de enfrentamiento entre portugueses y castellanos por lograr su posesión. Recorrer a pie sus calles permite admirar el pasado portugués de esta villa. Así, en su casco antiguo se pueden ver sus casas blancas encaladas, edificios con arcadas y suelos adoquinados y azulejos con el nombre en las dos lenguas. Encontrarse en un punto fronterizo hizo que Olivenza llegara a tener hasta cuatro murallas, de las cuales solo se conserva parte de la primera y la cuarta. De las 14 puertas que tenía solo quedan unas pocas, como la de Alconchel, la de Gracia o la del Calvario , la más monumental.

La alcazaba, situada en el lugar en el que estaba la antigua fortaleza templaria, es uno de sus principales atractivos. Destaca su torre del Homenaje que con sus 37 metros de altura es el mejor mirador del pueblo. En este recinto hay que pasarse, también, por el Museo Etnográfico González Santana. La iglesia de Santa María del Castillo , con su retablo Árbol de Jesé de 10 metros de altura realizado en madera tallada y policromada y la iglesia de la Magdalena son sus construcciones religiosas más importantes. Toda escapada a este destino tiene que acabar con un buen homenaje culinario. Su gastronomía mezcla la comida portuguesa con la extremeña y ofrece manjares como el cocido extremeño, la carne de retinto y la Técula Mécula , un dulce típico de la zona.

Imagen de Olivenza Red de Ciudades y Villas Medievales

Llerena

Situado al sur de Badajoz, a los pies de la Sierra de San Miguel, está Llerena, un pueblo que atrajo, entre los siglos XV y XVII a multitud de artistas y que se convirtió en todo un centro artístico, tanto es así que se la bautizó como ‘la pequeña Atenas en Extremadura’ . Esta riqueza cultural y artística quedó plasmada en su patrimonio con monumentos de diferentes estilos arquitectónicos como el gótico, el mudéjar, el barroco o el renacentista. Sede de los Maestres de la Orden de Santiago durante siglos, esta villa cuenta con numerosos edificios para visitar, como la iglesia de Nuestra Señora de la Granada , situada en su coqueta plaza Mayor, la parroquia de Santiago Apóstol, el convento de Santa Clara , palacios como el de los Zapata o el Maestral y la puerta de Montemolín , la única que queda de las cuatro que disponía. Aquellos que quieran completar la visita con un paseo por la naturaleza pueden acudir a la Morolla , una finca municipal ubicada a 9 kilómetros en la que hay gran cantidad de especies autóctonas representativas del sur de Extremadura.

Azuaga

Azuaga, situada al suroeste de la provincia, dentro de la comarca de la Campiña Sur , cuenta con una larga historia que se remonta hasta etapas muy lejanas. Muestra de ello son los restos hallados cerca de la aldea de La Cardenchosa. También se atesoran ajuares de la Edad de los Metales que se conservan, hoy día, en el Museo Arqueológico de Badajoz.

Entre sus monumentos destacan el castillo de Miramontes , una fortaleza de origen árabe, las iglesias de Nuestra Señora de la Merced y del Cristo del Humilladero y, sobre todo, la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación , el templo más grande de la provincia tras la catedral de Badajoz, levantado a finales del siglo XV y principios del XVI. Para conocer más sobre su historia, nada como acercarse al museo Etnográfico o recorrer sus calles para admirar los restos bereberes, ubicados en el trazado del casco más antiguo, y las viviendas de estilo mudéjar.

Este destino también ofrece interesantes rutas senderistas como la de la Sierra de Azuaga, el cordel de Guadalcanal o la ruta de Arroyo Peinado de la Cardenchosa.

Alburquerque

Muy cerca de la frontera con Portugal, en las estribaciones de la Sierra de San Pedro y a 45 kilómetros de Badajoz, está Alburquerque, un pueblo con mucho encanto que bien merece una visita. Sus monumentos más característicos fueron levantados en la Edad Media. Para hacerse una idea de su grandeza, nada como pasear por su casco histórico, coronado por el castillo de Luna –uno de los mejores conservados y de mayor importancia de toda la zona fronteriza entre España y Portugal–, y en el que destacan la muralla que rodea el barrio gótico-judío, Villa Adentro, la puerta de La Villa y la de Valencia. Las iglesias de San Mateo y San Francisco, el santuario de Nuestra Señora de Carrión y la ermita de Nuestra Señora de la Soledad son otros edificios emblemáticos que podríamos visitar.

Como extra no hay que perderse el Risco de Blas , situado entre Alburquerque y Valencia de Alcántara. Aquí se pueden encontrar pinturas rupestres que datan del Neolítico y de la Edad de Bronce y que fueron declaradas, en 1924, monumento histórico-artístico.

Fregenal de la Sierra

Incluido en la Ruta de los pueblos blancos de Extremadura y en la Ruta del jamón ibérico dehesa de Extremadura, Frenegal de la Sierra es uno de esos tesoros que esconde Badajoz. Ubicado en los límites de Sierra Morena , a 572 metros sobre el nivel del mar, este pueblo fue en tiempos pasados un punto de encuentro de diferentes culturas. En el centro neurálgico del pueblo está su castillo , una fortaleza templaria del siglo XIII formada por siete torres y un recinto amurallado que acoge en su interior la plaza de toros y el mercado de abastos. Paseando por sus calles se pueden apreciar algunas de sus casas solariegas, como el palacio del Marqués de Riocabado , con su impresionante balcón de 30 metros, la casa de la Familia Peche o el palacio de los condes de Torrepilares . Entre sus monumentos a visitar están la iglesia de Santa María, la de Santa Ana , con su retablo mayor, un tríptico plateresco atribuido al artista flamenco Roque de Balduque y en cuya capilla de estilo neoclásico están los restos de Juan Bravo Murillo y el santuario de la Virgen de los Remedios , situado a 6 kilómetros.

Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de una ruta ornitológica en la que descubrir más de 30 especies de aves o caminar por la red de senderos de Frenegal para admirar su paisaje de frondosas dehesas donde hoza el cerdo ibérico. Y, por supuesto, ningún visitante debe irse de aquí sin probar su exquisito jamón y sus migas.

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