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Una vuelta ciclista por toda la región contra el cáncer infantil

Keko Matey recorrió 897 kilómetros en 36 horas en bicicleta por un motivo solidario

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Keko Matey, natural de La Alcarria, ha realizado por segundo año consecutivo la «Vuelta a Castilla-La Mancha Non Stop», prueba a favor de la lucha contra el cáncer infantil, de la mano de la fundación « La Sonrisa de Alex».

El recorrido conecta cinco grandes ciudades de Castilla-La Mancha mediante una ruta ciclista sin descanso y en un tiempo máximo de 36 horas por un motivo solidario.

En total, Matey recorrió casi 900 kilómetos, comenzando en la plaza del Ayuntamiento de Azuqueca y siguiendo por Guadalajara, Torija y Cifuentes hasta Cuenca, lugar de la primera parada. Allí, el ciclista y su equipo siguieron hasta Motilla del Palancar y Albacete, donde pararon y repusieron fuerzas. La tercera ruta conectó Ossa de Montiel y Ciudad Real, donde volvieron a descansar.

El camino que recorre Los Yébenes llevó a Matey hasta Toledo. Una vez allí, el quinto y último recorrido consistió en atravesar Morata, Carabaña, Chiloeches y Azuqueca, lugar donde empezó el reto.

Durante todo el trayecto, el ciclista ha contado con la ayuda de sus compañeros, Esther del Olmo y Luis Miguel Aguado, quienes le han acompañado en todo momento en un coche de equipo.

Según ha admitido Matey, su principal dificultad ha sido el calor, ya que las temperaturas alcanzaron los 40 grados a la altura de Duron. Además, el fuerte viento, con rachas de 50 km/hora entre Cuenca y Albacete, dificultaba enormemente el recorrido.

«En este tipo de pruebas, el mantener un ritmo constante es fundamental para gastar lo mínimo posible de cara a afrontar con seguridad los kilómetros finales», ha afirmado el ciclista. A todo ello hay que unir el sueño, «quizás el rival más peligroso, pero al que también conseguimos vencer».

Aunque «rodaron» con mucha solvencia durante todo el camino, el viento redujo en gran medida los objetivos conseguidos. Aun así, Matey y su equipo consiguieron su finalizar en 34 horas, con 37 paradas incluidas y 32 horas sin parar, consiguiendo así superar los objetivos impuestos en un primer momento.

«Las sensaciones durante la prueba fueron realmente buenas, sabiendo gestionar los momentos dificiles», señaló el alcarreño, admitiendo además que «sabía que podían hacerlo muy bien» debido al gran entrenamiento y a todos los test que habían realizado con anterioridad, los cuales determinaban que estaban «en el mejor momento».

La prueba ha contado con el apoyo de la «Fundación La Sonrisa de Alex», un organismo sin ánimo de lucro que pretende ayudar a todas las familias que sufren elcáncer infantil. Sus fundadores, Carmen y Javier, pretenden «ayudar y poder aportar, aunque sea un grano de arena, a la investigación y cura definitiva de esta enfermedad», que tan olvidada está en el campo de la investigación.

Aunque la idea nació en 2014 y con una idea inicial distinta, por problemas médicos y de salud el proyecto no pudo ser realizable en su totalidad, de modo que el alcarreño tuvo que adaptarse a las nuevas condiciones.

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