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El Papa Francisco - EFE

El Papa pide a los sacerdotes españoles que huyan del carrerismo eclesiástico

El Colegio Español en Roma celebra sus 125 años con una audiencia con el Santo Padre.

CIUDAD DEL VATICANO Actualizado: Guardar
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Un cumpleaños es siempre una fecha digna de destacar, pero la celebración se transforma en imborrable si incluye a un invitado de excepción como es el Papa Francisco. El Colegio Español de Roma cumple 125 años y lo ha festejado con el Santo Padre. A la audiencia en el Vaticano de este sábado ha asistido todo el Colegio, desde los empleados hasta los obispos patronos: el cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, y el de Toledo, Braulio Rodríguez. A ellos se les ha unido el cardenal Lluís Martínez Sistach quien presentó el pasado jueves en Roma su libro de memorias, «Un cardenal se confiesa»; el cardenal Santos Abril y Castelló; monseñor Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro y predecesor del actual rector, José San José; monseñor Camilo Lorenzo, obispo emérito de Astorga; monseñor Francisco Javier Lozano Sebastián; y Julio García Velasco, antiguo rector de la casa.

Además 50 de los antiguos alumnos de los últimos 25 años se han reencontrado en esta ocasión tan especial.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, fue el encargado de dirigirse al Papa. Monseñor Blázquez fue colegial desde 1967 hasta 1970 por lo que para él haber asistido a esta celebración no solo «es un acontecimiento histórico, sino que es parte de la propia historia personal de mi vida», explicó a ABC el purpurado.

El Pontificio Colegio Español en Roma es la casa para los sacerdotes españoles que completan su formación en la Ciudad Eterna. Es precisamente este un aspecto que ha querido subrayar el Papa en su saludo dirigido en español. «Formarse supone ser capaces de acercarse con humildad al Señor y preguntarle: ¿Cuál es tu voluntad? ¿Qué quieres de mí?».

El Pontífice ha dado unos valiosísimos consejos a estos jóvenes sacerdotes que, el día de mañana, estarán a la vanguardia de la formación en sus respectivas diócesis. Les ha explicado cuáles son las cuatro columnas en las que apoyar esta instrucción: «Formación académica, formación espiritual, formación comunitaria y formación apostólica. Y las cuatro tienen que interactuar. Si falta una de ellas, ya empieza a renquear la formación y termina paralítico el cura». Porque, -según indicó el Santo Padre-, la formación de un sacerdote no debe ser meramente académica, por muy importante y necesaria que esta sea, sino que «ha de ser un proceso integral que abarque todas las facetas de la vida». Francisco se apoyó en una frase del beato Domingo y Sol, -fundador de la institución-, con el fin de insistir a los colegiales en la urgencia de «amar con toda el alma» para «estar dispuestos a ofrecer la vida»: «Así lo proponía el fundador del Colegio: «Señor te ofrezco y pongo a tu disposición mi cuerpo, mi alma, mi memoria, entendimiento y voluntad, mi salud y hasta mi vida».

Este curso hay en el Colegio 72 alumnos de 42 diócesis distintas, entre los que también estudian 7 colegiales venezolanos acogidos en este centro tras el cierre del suyo el pasado verano. Después de 20 años, el Colegio Venezolano tuvo que cesar su actividad víctima de la precariedad que azota el país. Estos sacerdotes son seleccionados por sus obispos para mejorar su formación en las Universidades Pontificias de la Ciudad Eterna. No tienen una actividad pastoral como tal porque se dedican al estudio. Quizá por eso el Santo Padre les ha insistido en no aislarse en su propio individualismo, en «no conformarse con conseguir un título, sino ser discípulos a tiempo completo para anunciar el mensaje evangélico de modo creíble y comprensible al hombre de hoy». El Pontífice también les ha invitado a «adquirir la auténtica libertad de hijos de Dios» a través de una «adecuada relación con el mundo y los bienes terrenos» confiando en la Providencia con un «espíritu de pobreza radicado en el Corazón de Cristo». Porque, como tantas veces ha recordado, «el diablo entra por los bolsillos». José San José, que es el actual rector de esta casa y quien mejor conoce a los colegiales, opina que «estas palabras del Papa han sido afinadísimas, extraordinarias y muy oportunas para el momento en el que nos encontramos».

«Estos consejos son también para mí»

El Papa Francisco ha estado cómodo entre sus compañeros sacerdotes a los que ha dado un último e importante consejo antes de impartirles la bendición: «Por favor, huyan del carrerismo eclesiástico: es una peste«. Para el cardenal Ricardo Blázquez estas recomendaciones son clave: «Estos consejos son también para mí y yo los he agradecido. El Papa nos ha llamado a lo siguiente: Cuando se viene aquí al Colegio aun cuando haya muchas oportunidades, -por la formación excelente, por la amistad, por la cercanía al Papa durante años que es una oportunidad preciosa-, nosotros tenemos a Jesucristo pobre, a Jesucristo servicial como norte de nuestra vida. No se trata de hacer carrera sino de servir a los demás». En esta ocasión los obispos españoles no han tenido oportunidad de reiterar su invitación al Papa Francisco para que visite nuestro país, pero monseñor Blázquez recuerda que «tenemos los brazos abiertos», y apostilla: «Yo varias ocasiones se lo he dicho».

Al concluir, el Pontífice saludó a todos sus invitados, uno por uno, con mucho cariño y agradeció a Dios la obra que lleva a cabo este centro fundado en 1892 por el beato Manuel Domingo y Sol, - «el apóstol de las vocaciones sacerdotales», tal y como lo definió Pablo VI-, y gestionado por la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Mosén Sol, como es conocido popularmente, tuvo la intuición de fundar este Colegio en Roma para que, a través de sacerdotes bien formados, las comunidades católicas pudieran generar un cambio cualitativo tanto en la Iglesia como en la sociedad. Ese sueño del beato comienza en esta casa de Via di Torre Rossa, un auténtico hogar para todos los españoles de la Ciudad Eterna.

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