El Papa Francisco besa a un niño a su llegada hoy la plaza de San Pedro del Vaticano para presidir la audiencia general de los miércoles
El Papa Francisco besa a un niño a su llegada hoy la plaza de San Pedro del Vaticano para presidir la audiencia general de los miércoles - EFE

El Papa Francisco: «El mundo necesita misericordia en el momento actual, en que se perdona tan poco»

En la primera audiencia general del Año Jubilar recién inaugurado, el Pontífice habló de una «necesaria reforma de las instituciones y estructuras de la Iglesia como medio para vivir la misericordia»

Corresponsal en el Vaticano Actualizado: Guardar
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En la primera audiencia general del Año Jubilar recién inaugurado, el Papa Francisco afirmó vigorosamente que «la Iglesia tiene necesidad de este momento extraordinario. No digo que sea bueno para la Iglesia, ¡no! ¡no! Digo que la Iglesia lo necesita».

Lo necesita, según el Santo Padre, porque «volver la mirada a Dios Padre misericordioso y a los hermanos necesitados de misericordia significa centrarse en el contenido esencial del Evangelio: Jesucristo, la misericordia hecha carne, que hace visible a nuestros ojos el gran misterio del Amor trinitario de Dios».

Este Año Santo extraordinario facilita «aprender que el perdón y la misericordia es lo que más desea Dios, y lo que más necesita el mundo, sobre todo en un momento como el actual, en que se perdona tan poco, en la sociedad, las instituciones, el trabajo y también en la familia».

Al margen del texto escrito, el Papa mencionó un libro en el que san Ambrosio, comentando la creación del mundo, hace notar que al final del trabajo de cada día, el relato del Génesis añade «Y vio Dios que era bueno». En cambio, el sexto día, después de la creación del ser humano, afirma «Y vio Dios que era muy bueno».

Bromeando, Francisco preguntó a los veinte mil peregrinos «¿Sabéis por qué dice muy bueno? ¿Sabéis por qué estaba Dios tan contento? Porque, por fin, tenía alguien a quien perdonar ¡Qué bonito!».

El Papa añadió que «también la necesaria reforma de las instituciones y estructuras de la Iglesia es un medio para vivir la misericordia». Si no llevase a ese resultado, «el esfuerzo sería inútil, pues continuaríamos siendo esclavos de las estructuras nuevas».

El Santo Padre invitó a reconocerse pecadores sin miedo, e incluso improvisó una oración: «Señor, yo soy un pecador, soy una pecadora: ¡ven con tu misericordia! Es una plegaria bellísima, fácil, que podemos decir todos los días».

Roma e Italia están viviendo estos días en sintonía plena con el Papa. Mientras Francisco abría la puerta santa de la basílica de San Pedro, el capellán de la gigantesca cárcel romana de Rebibbia, visitada por el Papa hace unos meses, abría la puerta santa del penal, donde lo es tanto la puerta de la capilla como la de cada celda.

Prácticamente al mismo tiempo, el secretario general de la conferencia episcopal italiana, Nunzio Galantino, abría la puerta santa de Enishke, en el Kurdistán iraquí, uno de los lugares de guerra y sufrimiento que desea visitar el Papa Francisco, como hizo la semana pasada en la República Centroafricana.

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