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El Papa advierte que «el vaciamiento de la democracia es real» y denuncia «la manipulación del miedo»

El desequilibrio del sistema económico está llevando a «procesos de deshumanización difíciles de reparar»

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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El peligroso cóctel de una recesión mundial y «un sistema económico que tiene al centro el dios dinero y actúa con brutalidad de ladrones» ha producido ya daños muy notorios que el Papa Francisco ilustra en su mensaje al encuentro de unos 700 líderes comunitarios de 12 países reunidos en Modesto, California.

En tono muy fuerte, el Santo Padre afirma que «los heridos están ahí. El desempleo es real, la violencia es real, la corrupción es real…». Pero lo más inquietante es su observación de que «el vaciamiento de la democracia es real. La gangrena de un sistema no se puede maquillar eternamente porque tarde o temprano el hedor se siente».

Según el Papa, cuando el desastre es ya imposible de ocultar «surge del mismo poder que lo ha generado la manipulación del miedo, de la inseguridad, e incluso de la justa indignación de la gente».

Frente a una de esas manipulaciones, el Santo Padre repite que «ningún pueblo es criminal y ninguna religión es terrorista. No existe terrorismo cristiano, no existe terrorismo judío, y no existe terrorismo islámico. No existe». Lo que hay son «personas fundamentalistas y violentas en todos los pueblos y religiones que, además, se fortalecen con las generalizaciones intolerantes, y se alimentan del odio y la xenofobia».

En su mensaje al cuarto Encuentro Mundial de Movimientos Populares -al que asiste en nombre de la Santa Sede el cardenal Peter Turkson, responsable del departamento de Desarrollo Humano Integral-, Francisco urge un cambio de sistema económico y de actitudes políticas «que tienda puentes entre los Pueblos y las personas. Puentes capaces de atravesar los muros de la exclusión, la indiferencia, el racismo y la intolerancia».

Aunque se dirigía a un encuentro que está teniendo lugar en Estados Unidos, las patologías denunciadas por Francisco se notan en varias naciones de Europa y a nivel global, tanto en los aspectos económicos como en los políticos y ecológicos.

El Papa advierte que algunos de esos desajustes, «si no se resuelven bien pueden llevar a procesos de deshumanización difíciles de reparar más adelante».

Francisco considera prioritario salir en ayuda de las personas, pero sin olvidar el cuidado de la «casa común», el planeta, que sufre un calentamiento climático por el abuso de combustibles fósiles.

El Papa advierte que sabemos muy bien «lo que pasa cuando negamos la ciencia y desoímos la voz de la naturaleza. Me hago cargo de lo que nos toca a los católicos. No caigamos en el negacionismo. El tiempo se agota. Actuemos».

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