Kit de suicidio asistido del activista Philip Nitschke
Kit de suicidio asistido del activista Philip Nitschke - REUTERS

Un médico portugués confiesa haber matado a cuatro pacientes para evitarles el dolor

El doctor, que padece cáncer terminal, reclama la despenalización de la eutanasia y asegura que ya ha planeado su propia muerte

Corresponsal en Lisboa Actualizado: Guardar
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Un médico portugués ha provocado una ola de conmoción en el país vecino con un testimonio en primera persona para reclamar la despenalización de la eutanasia. Sin revelar su identidad, el profesional sanitario se ha decidido a confesar que ha matado a cuatro personas con el objetivo de evitarles la agonía estaban padeciendo.

«No es que los haya ayudado a morir; es que yo mismo los he matado. Les dije que contaran de 10 a 1 y… basta», ha señalado en una de las revistas de información general más conocidas al otro lado de la frontera.

La eutanasia puede costar a cualquier infractor hasta tres años de cárcel en Portugal, pero él ha dado un paso al frente porque no tiene nada que perder: padece un cáncer de pulmón terminal y le queda, como mucho, un año de vida.

Los hechos que admite como veraces acontecieron en los últimos meses con dos amigos, una tía y un paciente suyo. Todos ellos tenían en común que se habían dirigido a su consulta con el fin de que contribuyese a mitigar sus fuertes dolores y el sufrimiento con el que estas cuatro víctimas se enfrentaban a su vida cotidiana.

El doctor va más lejos y no se muerde la lengua para proclamar que tiene su propia muerte planeada. Se teme incluso que pueda optar por una especie de suicidio en directo a través de las redes sociales.

Con todo, el debate suscitado presenta un cariz más social que político, pues los principales partidos (socialistas y centroderecha) se escudan en que sus programas no incluyen la regulación de la «muerte asistida».

Lo que sí ha conseguido el médico en cuestión es poner en la palestra el espinoso asunto, que levanta ampollas allá donde salta al primer plano. Además, continúan en el ojo del huracán las clínicas suizas que cobran fuertes cantidades de dinero a enfermos de distintos países por trasladarse al país centroeuropeo como antesala para abandonar este mundo.

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