Una juez da a elegir a los menores: o Camino o centro de internamiento

Una magistrada de Las Palmas ordena que veintidós jóvenes rediman sus delitos compartiendo la dureza de bajadas y subidas en la ruta jacobea. Y en la vida

Un tramo de la ruta canaria, camino al Roque Nublo, que forma parte de la travesía de 45 kilómetros que recorrieron a pie los menores ABC
Érika Montañés

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Las dos únicas iglesias jacobeas (y con bula papal) que se encuentran fuera de territorio peninsular se encuentran en la isla de Gran Canaria. Desde una de ellas, la de Santiago de Tunte, la juez Reyes Martel puso el pasado viernes por la noche a 22 jóvenes de 16 a 18 años a enfilar sus pasos en un particular rumbo a Santiago . Debían recorrer 45 kilómetros durante el fin de semana hasta completar la ruta canaria y arribar a Gáldar. «El resultado fue increíble. Unos corrieron a la meta, otros lloraron...», señala a ABC la magistrada del Juzgado de Menores número 1 de Las Palmas, que acompañó a sus «sentenciados» en la singladura. Martel empieza por el final, porque ya dicen que «algunos finales son felices, otros tan solo son necesarios».

Pues bien, al inicio de esta etapa parten quince jóvenes con medidas judiciales impuestas por la magistrada y otros siete que se encontraban en situación de desamparo. Los jóvenes han pasado por el Juzgado de Reyes porque han cometido delitos patrimoniales o, en la mayoría de los casos, actos de violencia intrafamiliar. Así que la magistrada no tiene reparos en admitir que «copió» la solución que le contó un día otro juez de menores al que respeta, Emilio Calatayud , que ya por el año 2004 dictó que la mejor medida para «redimir el castigo o la pena» por los delitos cometidos era que los jóvenes delincuentes a los que aún se puede reconducir en el camino se impregnasen del espíritu jacobeo.

Dicho y emulado. La magistrada resolvió que había que cambiar el camino al reformatorio por unos cuantos kilómetros de caminata. «La de Santiago es una senda que transmite valores necesarios para la vida. Todo aquel que hace el Camino identifica sus pasos con momentos vitales: hay ocasión para la risa, otras veces lo pasas mal, etapas muy duras, increíbles subidas y bajadas», arguye la juez. Uno de los jóvenes, Carlos Alonso , asiente al señalar que la etapa ha sido integradora, que cree que debe dar un giro a su vida . Una célebre cita conocida por muchos de los caminantes que desde la Edad Media han cruzado la Península en la senda estrellada es que «cada peregrino encuentra en el Camino de Santiago su propio milagro». Carlos parece haber dado ya con el suyo.

«Creo que la condena (aunque no me gusta nada esta palabra) era un traje a medida para estos chicos –asume la juez–, que son chicos no completos, porque están fallando en sus relaciones sociales, o falla su educación». Ese traje jacobeo era «conveniente para estos muchachos, porque en esta actividad advirtieron que la vida cuesta, que es necesario luchar por una meta, que la vida es compartir y comunicarse», se felicita la magistrada, que vio con sus propios ojos cómo hubo adultos, niños con problemas e incluso ancianos, que decidieron coger el «bordón viajero» juntos.

Muchos de ellos habían amenazado a sus progenitores. La iniciativa de la juez fue una «oportunidad» para que «reestablecieran los lazos afectivos dañados», dice Reyes, que contó con ayuda de la asociación «UP2U» para ejecutar esta sentencia educativa . En resumen, se trata de «aprender del camino juntos , de éste y del suyo vital», agrega la juez. Llamada a la unidad y convivencia en concordia que no vendría mal escuchar a un puñado de mayores de edad.

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