Virginia Pividal y Manuel Torreglosa
Virginia Pividal y Manuel Torreglosa - ROCÍO RUZ
Ayuntamiento

Mil quinientos barrenderos serán los embajadores de Lipasam en la calle

La empresa ultima un plan para que mejore la percepción de los ciudadanos

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Los nuevos responsables de Lipasam perfilan ya los últimos retoques de una especie de plan estratégico para los tres próximos años que incluye una campaña de comunicación tanto exterior como interna de cierta envergadura para unificar la imagen que se pretende trasladar a los ciudadanos y, sobre todo, para que el mensaje que hay que ofrecer lo conozca «hasta el último barrendero». «La gente no ve una empresa, la gente ve al que está trabajando en la calle con el mono naranja», apuntaba Manuel Torreglosa, responsable de Recursos Humanos de la empresa pública, en torno a la idea que están empezando a poner en marcha y cuyos contenidos ampliaba la gerente, Virginia Pividal.

Se trata de que «Lipasam tenga más de mil quinientos embajadores», esto es, cada uno de sus empleados.

«Nuestra filosofía es esa y la plantilla no sólo la conoce sino que la está haciendo suya. Cada uno de los que está en la calle es un embajador de Lipasam y tiene una enorme responsabilidad de ofrecer al ciudadano la imagen de la empresa», explicaba la gerente, que refería unos cursos de «buenas prácticas» en el trabajo en la calle que se están impartiendo entre los operarios para «mejorar su relación con la gente con pequeños gestos y, sobre todo, poniéndose en la piel del propio vecino». En este sentido, recalcaba el «enorme esfuerzo que se está haciendo, por ejemplo, para reducir el ruido de las barredoras, con nueva tecnología, con modificación de horarios y también con esas buenas prácticas de los empleados».

Por otro lado, resulta vital dentro de este plan estratégico la evaluación constante y la medición de la calidad en el trabajo, que no sólo realizan con análisis internos sino con una consultora externa que realiza rutas pormenorizadas para comprobar el grado de limpieza de cada zona y los hábitos de los vecinos de cada barriada.

Porque en esta última cuestión está uno de los principales y más complejos objetivos del plan con vistas a 2019, la mayor concienciación de la población, verdadero talón de Aquiles de la limpieza en la ciudad. «Yo me niego a pensar —subrayaba Pividal— que no tenemos nada más que hacer en ese sentido y que, sencillamente, la gente es así. Me niego. Seguro que es posible con más campañas informativas mejorar esos resultados. De hecho, podemos adquirir más máquinas y la tecnología podrá avanzar aún más en este ámbito, pero donde está el verdadero margen de mejora es en la actitud cívica de la gente. Y sé que podremos avanzar en eso».

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