Isco dio una lección de fútbol en el Veltins Arena de Gelsenkirchen
Isco dio una lección de fútbol en el Veltins Arena de Gelsenkirchen - reuters
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Isco, un trabajo de veinticuatro horas

No descansa. Se entrena todos los días. Buen amigo de Casillas, Arbeloa, Carvajal, Nacho e Illarra, el vestuario señala que será un líder

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Siempre se ensalza el trabajo físico de Cristiano Ronaldo en sus días libres. De su entrenamiento en la piscina. La vida privada de Isco es un secreto para el aficionado. El malagueño es otro de los futbolistas que más se ejercita en sus jornadas de supuesto descanso. Bien lo sabe Ancelotti. Realiza horas de bicicleta estática y de estiramientos para mantener la musculatura a punto. Para consolidar la forma física que le permite correr como Makelele, presionar «como Ancelotti en sus tiempos de jugador» y ofrecer su talento indiscutible. Francisco Alarcón se esfuerza cada día al máximo porque se trazó un objetivo: «Quiero quedarme en el Madrid y ser titular». Lo ha conseguido dos años después de un debut tan bonito como duro.

La casa blanca pagó 30 millones por él hace dos años. Empezó como fijo en el once de Ancelotti. Se ganó al Bernabéu. Y pagó los platos rotos del derbi perdido ante el Atlético en octubre de 2013 (0-1). El andaluz asimiló la situación. Su genialidad no era suficiente para jugar en el Madrid. Se preparó a conciencia para ganarse el puesto. La final de Copa de Mestalla, el 16 de abril del año pasado, fue su punto de inflexión. Sorprendió por su trabajo a destajo, su presión sin fin. La clase la llevaba incorporada de serie. Desde entonces se sintió un titular en la sombra. Fue suplente en la final de la Décima porque no había bajas. Salió en la segunda parte. Y se dijo: no permitiré, nunca jamás, que se repita.

La llegada de James en julio volvió a dejarle teóricamente sin sitio. Pero las lesiones de Bale, de Luka Modric y del colombiano le han permitido labrarse al fin la titularidad. «Isco ha ganado posiciones y él lo sabe», señala Ancelotti. «En este momento es imprescindible».

El secreto de Francisco Alarcón es esa preparación constante, diaria, en Valdebebas y en casa, para estar físicamente al máximo. Nunca descansa. Para el malagueño habría sido más sencillo solicitar su traspaso y buscar el liderazgo de su calidad en otro gran club, sin tener que luchar con tanta competencia de fichajes. Decidió, sin embargo, el más difícil todavía. «Quiero ser importante en este equipo». Su juventud le permite pensar que con el paso de los años será «capitán general» del Real Madrid, como dicen los profesionales que trabajan a su lado. Esa es su meta. La está consiguiendo.

Esta temporada aprovechó su gran oportunidad el 18 de octubre, en campo del Levante, preludio de los encuentros frente al Liverpool y el Barcelona. Se debatía quien sería el sustituto de Bale, lesionado, en esos tres encuentros. El andaluz se adjudicó el puesto como cuarto centrocampista del 4-4-2 en las tres citas. Se lució en el Ciutat de Valencia con un golazo. Destacó también en Anfield Road. Y se ganó la titularidad en el clásico, con una victoria por 3-1 coreada con cánticos de «¡Isco, Isco!». El malacitano presionó, mordió, brilló y realizó un robo espeluznante de balón que propició el tercer gol madridista, obra de Benzema.

La lesión de Modric supuso un nuevo reto para él. Ser medio centro al lado de Toni Kroos. Lo consiguió. Asentó definitivamente su liderazgo, unas veces como pivote por la derecha y otras como interior izquierda. Ha disputado treinta y cinco partidos, ha marcado cinco goles y ha dado once asistencias. «Hoy sería muy difícil quitarle del equipo», reconoce su entrenador.

En Valdebebas destacan esa virtud que diferencia a los genios de los normales. «Su talento le permite ver la jugada antes que al resto». Amado por el Bernabéu, pronto captó la idiosincrasia de la afición: «Aunque te ovacionen por un caño, se vuelcan contigo si te matas presionando. Para triunfar aquí hay que morir en el césped».

Es muy amigo de Íker Casillas, Carvajal, Illarra, Nacho y Arbeloa. «No se rendirá hasta ser un grande», señala el vestuario. «No tirará la toalla hasta consagrarse». Debe ser un líder. Su sacrificio persigue ser «capitán general». En su fuero interno sueña con aspirar al Balón de Oro. Por clase no será.

Fran Escribá, entrenador del Elche, subraya que cuando estaba en el Valencia y vio que se traspasaba a Isco al Málaga por seis millones, «se perdía a un gran jugador para el club». El técnico señala que el malagueño «es un gran jugador y aún no ha alcanzado todo su nivel».

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