Un asesinato ordenado en Ajaccio por la mafia
Un asesinato ordenado en Ajaccio por la mafia - Stephan Agostini AFP/ ladepeche.fr

Una banda de narcotraficantes que tenía conexión con la mafia corsa

Entre los detenidos en la última operación de la Guardia Civil desarrollada en Sevilla y Málaga está Francis Castola, un peso pesado del crimen organizado en Ajaccio

SEVILLA / MÁLAGA Actualizado: Guardar
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La Guardia Civil ha desmantelado una organización internacional de narcotraficantes que había abierto una ruta de envío de hachís desde Sevilla a Inglaterra. La droga, que introducían en la península a través de la costa malagueña, viajaba por carretera en camiones y oculta entre cargamentos de naranjas sevillanas. Hasta aquí podría tratarse de un operativo más de lucha contra el narcotráfico.

Sin embargo, a lo largo de los meses de investigación, los agentes del Edoa (equipos delincuencia organizada y antidroga) de las comandancias de Sevilla y Málaga fueron desentrañando una banda muy peligrosa, con capacidad operativa para esconderse detrás de dos aparentes empresas prósperas de exportación e importación de frutas que movían toneladas de producto cada semana. Pero si se complicaba la cosa, como la pérdida de algún valioso alijo, tenían en su agenda de contactos a la mafia corsa para hacerle el trabajo sucio, ajustando cuentas.

De nuevo la provincia sevillana aparece como punto de referencia en el mapa geoestratégico que usan los traficantes de hachís a escala internacional. La proximidad con la principal puerta de entrada de la droga a Europa –la costa gaditana o la prolongación por Málaga– y sus vías de comunicación la convierten en escala imprescindible para los narcos que operan con la sustancia estupefaciente más consumida en el mundo.

Multinacional del crimen

La Guardia Civil se ha enfrentado a una multinacional del crimen organizado. Las 18 personas detenidas son de nacionalidades argelina, paraguaya, francesa, portuguesa y española. El juzgado de Instrucción 2 de Málaga los investiga por delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal y blanqueo de capitales. Cinco de ellos fueron detenidos en la provincia sevillana.

La organización desmantelada había instalado su base para manipular la droga y envasarla al vacío en un piso de Alcalá de Guadaíra. Después era almacenada y ocultada en los palés de naranjas en dos naves de Los Palacios y Dos Hermanas. Desde estas instalaciones partían los cargamentos con destino a Francia y Reino Unido.

Las primeras pesquisas se centraron en las instalaciones de las dos empresas hortofructícolas después de que la Guardia Civil recabara información sobre una posible ruta estable de hachís que partía de Sevilla y cruzaba la península. Esas averiguaciones tuvieron su origen en una furgoneta interceptada en la A-7, cuyo conductor consiguió huir antes de ser apresado. El vehículo contenía 1.034 kilos de hachís distribuidos en 32 fardos. Una aprehensión de la que no se informó entonces y que puso en alerta a la organización, que creyó que alguien se la había jugado.

La banda creyó que el camionero les había robado una tonelada de hachís incautada por los agentes

El camionero es un vecino de Torrox (Málaga) que se escondió en su pueblo, temeroso de la reacción que podía tener la banda que lo había contratado para hacer el transporte. Según han explicado a ABC fuentes del caso, la organización creyó que el camionero se había quedado con la mercancía o la había vendido a un tercero y decidió recurrir a matones profesionales para reclamarle el dinero.

Uno de esos sicarios es «un peso pesado» de la mafia corsa. Se trata de Francis Castola, al que en Francia consideran uno de los principales traficantes de Ajaccio. Su padre y su hermano murieron abatidos en sendos ajustes de cuentas.

El pasado 30 de agosto, los medios franceses se hacían eco de su detención en España. Por entonces se informaba de que había sido apresado en posesión de más de una tonelada de hachís cerca de Sevilla. Eran los pocos datos a los que habían tenido acceso los periodistas galos porque la realidad era más compleja.

Las autoridades galas detuvieron al jefe de la logística 48 horas después de haber recibido la orden

Castola y otro compinche habían caído en Estepona, donde habían llegado hacía semanas en busca del camionero de Torrox. Lo habían localizado en su casa, pero el transportista logró escapar. Avisó a la Policía Local, pero no contó quién había entrado a la fuerza en su casa. Como ocurre con los ajustes de cuentas, la denuncia se tramitó como un allanamiento de morada más.

Hasta Montpellier

La operación policial se extendió más allá de las fronteras españolas. La Guardia Civil interceptó un segundo cargamento de 1.400 kilos de hachís cuando acababa de salir de la nave de Dos Hermanas. El camionero tenía encomendado llamar por teléfono al jefe de la logística a lo largo del viaje. Si dejaba de hacerlo es que algo había ocurrido. Y así fue.

Por eso, este miembro de la organización interpretó que el cargamento había sido aprehendido y huyó a la localidad donde reside su familia, en Montpellier (Francia). Las autoridades francesas lo detuvieron a las 48 horas de recibir la orden europea de detención y entrega emitida por España. El resto de integrantes de la organización fueron cayendo como un castillo de naipes.

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