First Dates

«Perreo intenso» y «Matapasiones», el tonteo de dos jóvenes de «First Dates»

El programa de Carlos Sobera se ha desplazado para el programa de este miércoles a Zarzuela del Monte y encontrar pareja a cinco solteros del municipio segoviano

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«First Dates» se desplaza al municipio segoviano de Zarzuela del Monte para hacer de celestina de todos «los solteros», que según su alcalde «son más que solteras» . Con un casting en plena plaza de la comarca, los candidatos a encontrar el amor tiraron de ingenio. «Quiero una que sepa hacer la matanza y bailar La Jota», dijo uno de los aspirantes a cenar en el restaurante de Carlos Sobera. Otro, después de citar su linaje, desveló su nombre, «Mariano el cojonudo».

Dos divorciados inauguran las citas de la noche. Miguel Ángel, prejubilado de 59 años y «un poco serio», quiere encontrar el amor en «First Dates». El machote, que se define como «buena persona» porque no hace «mal a nadie», ha encajado con Manuela. «No he encontrado a ningún hombre que me haga sentir la química que necesito para enamorarme », dijo ella en su presentación. Y al ver a Miguel, sus ojos le ganaron: «Tiene cara de buena persona».

El problema llega cuando hablan de convivencia. Él, después de estar soltero durante veinte años , quiere compartir casa con otra persona, pero Manuela prefiere vivir sola. «Me gusta tu conversación» , le dice ella, y él responde: «Pero si no he hablado». A punto ha estado Manuela de atragantarse: «Pero eres educado». El soltero machote lo tiene claro, querría tener una segunda cita, pero ella... duda un poco más. Termina accediendo, para conocerse mejor: «Me pareces buena persona», insiste.

Un «picaflor con palique»

Nacho, de 21 años, dice ser «discreto y concreto», y aunque ha tenido alguna «andadura» en Zarzuela del Monte, este «picaflor» que ha pasado los mejores veranos de su vida en el municipio segoviano prefiere conocer a la chica que el programa le ha seleccionado... aunque se lo ponga difícil. La venezolana Andrea, que dice ser diferente y decir lo que «piensa sin pensar», se lo pone difícil. Poco tienen en común, aunque a Nacho le divierte la situación: «No damos ni una».

Ella es de reggaeton, del «perreo intenso» , y de buscar pareja por Tinder: «Una vez me leí la mitad de un libro de Paula Coelho». «¿La mitad?», espeta Nacho, parece incrédulo. «La he visto muy artifical», explica a la cámara el joven, que tiene «palique». A juzgar por su cara tampoco le ha gustado que sea celosa, pero ella dice que «todas las venezolanas» lo son. «Para mí es un hombre que dice lo que quiere y termina haciendo otra cosa », reconoce Andrea. «Eres un matapasiones, un mete la estaca», le espeta. Y el joven, que parece divertirse con el reto, no se lo cree: «Ha ido a piñón a por mí, no me ha dejado ni un poquito de cancha (...) Creo que ha querido ser dura para meterme caña porque le he gustado».

Y eso parece. Pero la cita continúa por los mismos derroteros toda la cena. Ella, directa, efectivamente dice lo que piensa, pero ni así se entiende esta pareja. «Soy sexosa» , le cuenta Andrea. Nacho termina percatándose de lo que quiere decir: «Ahh, quieres decir mente sucia», dice entre risas. «¿Por qué has ido tan a saco a por mí?». Fácil. Por «ser madridista», le explica entre risas la venezolana. Y a pesar de que ella le daría otra oportunidad al joven, «porque sería divertido seguir apuñalándolo», él parece verlo improbable porque no tienen nada en común. Antes de despedirse, Andrea no duda en aprovechar su última oportunidad para atacar una última vez a Nacho: «Los polos opuestos se atraen». Pero no hubo manera.

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