Una imagen de Buckingham Palace en la serie «SS-GB»
Una imagen de Buckingham Palace en la serie «SS-GB» - BBC

El día que los nazis ganaron en la BBC

El canal público estrena una serie en la que los alemanes han vencido en la guerra y la prensa la compara con el Brexit

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Noviembre de 1941. En The Mall, la calzada que lleva a Buckingham, los nazis preparan un gran desfile con quienes son ahora sus aliados, los rusos, al que asistirá el mariscal supremo soviético, Zukov. El palacio de los monarcas ingleses presenta sus dos alas demolidas por las bombas. El Rey Jorge VI está preso en la Torre de Londres. Churchill ha sido fusilado y se cuenta que en último gesto de patriotismo formó la V con sus dedos delante del pelotón de ejecución. Enormes estandartes con esvásticas engalanan el Parlamento frente al Támesis. La Luftwaffe ha ganado la Batalla de Inglaterra y los alemanes ocupan Gran Bretaña.

La fantasía que propone «SS-GB» dista de ser nueva. El ejemplo más obvio es «The Man in the High Castle», la serie de Amazon basada en una novela de Philip K. Dick

Con ese escenario arrancó en la noche dominical «SS-GB», la nueva serie estrella de la BBC 1, basada en la distopía del mismo título que escribió el novelista Len Deighton en 1978. El primer capítulo, una trama detectivesca donde se investiga un asesinato, ha suscitado muchas críticas entre los espectadores británicos. Pero no por la hipótesis que planea, sino por los problemas para entender a los actores, que hablan con murmullos. No es un problema nuevo para la BBC, que ya ha recibido críticas de que series como «Quirke» o «Jamaica Inn» resultaban inaudibles y obligaba a activar los subtítulos para poder seguirlas.

Dada la obsesión con el Brexit que se vive en el Reino Unido, los críticos de televisión de los grandes periódicos no han podido evitar establecer una relación. «The Telegraph», el diario conservador forofo del Brexit, hace una desafortunada comparación entre los nazis y la Alemania actual y señala que «es un buen momento para que esta historia aparezca, cuando la pequeña Inglaterra acaba de repeler el poder de una UE teutónica». Por su parte, el cronista del laborista «The Guardian» escribe: «Parte de mí se pregunta si adaptar en este momento en la BBC la novela de 1978 no es propaganda inconsciente del Brexit, una alegoría de la dominación alemana de la que nos liberará el artículo 50 de May».

La fantasía que propone «SS-GB» dista de ser nueva, tanto en literatura como en televisión. El ejemplo más obvio es «The Man in the High Castle», la serie de Amazon basada en una novela del clásico Philip K. Dick. En este caso la ocupación ocurre en Estados Unidos, dividido entre el dominio japonés y nazi, ahora rivales. Por su parte, HBO ha rodado «Fatherland», la novela del inglés Richard Harris en que también los nazis han ganado la guerra. Hasta el venerable Philip Roth ha coqueteado con el tema en «Conjura contra América», de 2004, que está lejos de sus muchos libros brillantes.

La ambientación de la serie de la BBC es excelente y creíble. Un Londres de época bien logrado, con aire de cine negro de los años cuarenta. El guion presenta la garantía de la firma de Neil Purvis, que está tras las notables «Skyfall» y «Spectra», que recuperaron a un James Bond adulto.

La trama es policiaca. Un prestigioso inspector de Scotland Yard, Douglas Archer, que ha perdido a su mujer en los bombardeos nazis, acepta seguir trabajando bajo la nueva autoridad alemana, aunque no es nazi. Sin embargo, la investigación de un asesinato cambiará su escala de valores y le llevará a sopesar pasarse a la resistencia.

El detective inglés está encarnado por Sam Riley, un actor competente de 37 años, que en su día encarnó al cantante de Joy Division en el biopic de Anton Corbijn. Su único problema en la serie es que habla en susurros y no se le entiende. No falta por supuesto un nazi malísimo, casi de caricatura de película de Indiana Jones, el Dr. Oskar Huth, un adlátere de Himmler, enviado a Londres a dirigir la investigación en la que trabaja el inspector Archer. La serie se deja ver y la crítica británica le ha concedido de media cuatro estrellas sobre cinco.

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