Una imagen de la quinta temporada de «House of cards»
Una imagen de la quinta temporada de «House of cards» - NETFLIX
CRÍTICA

Vuelve «House of cards»: Un cinismo tan real que da miedo

Movistar Series estrena este miércoles desde las 9.25 horas en formato maratón la quinta temporada de la serie política

MADRID Actualizado: Guardar
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Robin Wright, protagonista de «House of cards», confesó en una mesa redonda celebrada en el festival de Cannes que los guionistas de la serie han tenido muchos problemas al escribir esta quinta temporada porque « Trump les robó las ideas». Sin embargo, al ver los dos primeros episodios de esta nueva entrega de la ficción -disponible desde este miércoles a las 9.25 en Movistar+ Series y a esa misma hora bajo demanda-, lo que más te aterroriza es pensar que el cinismo y la crueldad sin límites de los Underwood tengan algún remoto eco en la realidad.

El uso de los medios por parte del poder será de nuevo un tema recurrente este curso, tal y como se puede apreciar casi desde el inicio, en uno de los medidos y teatralizados discursos de Claire (Robin Wright).

El matrimonio Underwood maneja la comunicación, clave para configurar la opinión pública tan bien como a sus amigos y enemigos. No hay remordimientos por los cadáveres que han dejado atrás (literalmente). Incluso convierten un entierro en una obra de teatro. Cualquier cosa vale para crear una pantalla de humo que haga olvidar sus trapos sucios. Las comisiones parlamentarias de investigación son casi un sainete manejado por Frank Underwood, que sigue pausando la acción para explicar al espectador directamente sus trucos. Una herencia de la serie británica que adapta.

Pese a su carismático protagonista, el personaje más adictivo es Claire, en esta temporada aliada de su marido. Aunque su papel cada vez es más clave para la trama, la actriz ha denunciado en alguna ocasión que cobra menos que Kevin Spacey. Un error que Netflix debería subsanar pronto si tenemos en cuenta que el futuro de la ficción, con Underwood cada vez más desgastado, podría estar en la vicepresidenta.

Ya sea centrándose en Claire o en Frank, «House of cards», la primera serie producida por Netflix, sigue siendo excelente para dejar al espectador con la boca abierta. Cuando pensabas que los Underwood habían llegado al límite de lo humanamente soportable, se supera. Gran parte de su éxito, de hecho, reside en jugar con la ficción y la realidad: «¿Habrá políticos capaces de algo así? ¿En manos de quién estamos?». Su estrategia en redes sociales, que comenta hechos reales como las primarias del PSOE o el debate a cuatro de las últimas generales, también está orientada a seguir ese juego que, en el fondo, es también liberador. Hay una voz interior que te dice que nadie real podría ser tan poco humano.

«Tengo que ver la esperanza en algún sitio. Dios mío, tenemos cuatro años de esto», concluía Wright. A nosotros, al menos, nos queda la ficción, el culebrón político más despiadado. Y, sobre todo, la esperanza de que es prácticamente imposible que haya un presidente tan inteligente y maquiavélico como Underwood. Ni Trump.

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