Danny Boyle, director de «Trainspotting»
Danny Boyle, director de «Trainspotting» - NACHO LÓPEZ

TrainspottingDanny Boyle: «Hablamos del tiempo pasado y de las oportunidades perdidas»

«Esta Trainspotting 2 es una película dolorosa y triste porque trata de hombres que no han sabido crecer»

Madrid Actualizado: Guardar
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El físico de Danny Boyle engaña. Así a primera vista el director de películas tan notables como «Slumdog Millionaire», «127 horas» o la primera «Trainspotting» parece un melancólico burócrata pegasellos o quizás un humilde trabajador pegado a la valla del tren cuidando los cruces. Hasta que abre la boca. Y entonces no para. Cuenta siete vidas en cada pregunta, con una vitalidad que explica la de sus personajes en «Trainspotting». En la 1 porque en la 2 estos parecen aplastados por el tiempo. Han pasado los años pero ellos no solo no han madurado sino que dan la impresión de haber ido a peor. En la presentación que Boyle hizo en Madrid de este «Trainspotting 2» explicaba el porqué de la secuela:

-La pregunta es obvia, ¿era necesaria esta película después de 20 años?

-Son interesantes los diálogos que rescata la prensa respecto a esto y las interpretaciones que dan. Yo solo leí el guión y me gustó pero no pensé nunca en la repercusión que iba a tener. Creo que trato de la verdad, de algo auténtico. ¿Por qué no antes? Porque es algo que ha vivido latente en nosotros, con lo bueno y con lo malo. Lo importante era encontrar el equilibrio. La película era como un niño, que no puede ir siempre de la mano de su hermano mayor. Esto ha sido igual, tenía que ser el momento de ser su propia película, no la anterior.

-Pero lo intentaron anteriormente.

-Sí, es cierto pero no tenía la calidad suficiente, no era lo suficientemente bueno. Han tenido que pasar 20 años. Es como el telescopio del tiempo, que parece tan distante y de pronto lo tienes tan cerca en la nariz que casi que te oprime.

-¿Qué trató de contar?

-En un principio pensé que se trataba de algo así como que el mundo ha cambiado pero nosotros no. Y no es así. Realmente trata de la masculinidad y de lo mal que se nos da a los hombres envejecer, al contrario que las mujeres, que envejecen mucho mejor porque son más sensatas, con un reloj que marca los tiempos. Los hombres no, los hombres se aferran a la juventud y actúan como críos siendo adultos. Eso es algo muy triste. Hablamos de niños desencantados, defraudados, cuando en realidad son hombres. Es gente que no ha sabido crecer.

-Pues lo que parece es que no es que se hayan estancado sino que en realidad han ido a peor.

-Es cierto. Siendo muy positivos es como si se hubieran quedado congelados en el tiempo y siendo realistas han ido a peor. Begbie está en la cárcel donde sus instintos y sus hábitos han sido reforzados y sigue con esa misma furia y esa ira contenida. Renton ni siquiera fue a enterrar a su madre, lo que parece imperdonable. Es como un pecado original. Spud sigue sumido en el caos, se recupera de su drogodependencia, vuelve a caer, vuelve a recuperarse y Sick tampoco ha evolucionado. Los hijos de esta generación en realidad han sido criados por sus madres, no por sus padres ausentes. Todo estaba contenido en el guión. Esos 20 años han pasado pero no han pasado.

-En la primera película Ewan McGregor se dejó tanto la piel que perdió 13 kilos. ¿Qué le ha pedido en esta nueva entrega?

-Esta vez era más difícil porque esta película es más dolorosa. En realidad lo que he pedido es honestidad. Cuando Ewan dice tengo 46 años y estoy jodido, esa es su edad realmente. Ningún actor quiere admitir su edad, pero esta vez la dice y reconoce que no tiene nada. Va a vivir 30 años más y ¿qué va a hacer?

-Resulta curioso que de todos los personajes, solo Renton ha logrado medianamente integrarse en el sistema y, aún así, dice que tiene un empleo a dos horas de distancia y un sueldo de mierda, pero lo malo es que piensa que sus hijos lo van a tener aún peor. ¿No hay salida para las nuevas generaciones?

-En realidad estamos hablando de un hombre de mediana edad que ha perdido todas las oportunidades de integrarse en su tiempo, con las redes sociales, con instagram, los adelantos informáticos... Cuando dice elige el desencanto está diciendo, que es la persona que no quiso ser. Intenta revivir esa adolescencia, pero el tiro le sale por la culata.

-Trenes que no vuelven a pasar.

-Son oportunidades que no volverán. Cuando tienes 20 años vale, te reías, creías que todo era aburrido pensar en un trabajo, en una pensión... Y luego resulta que eres tú el que no le importa al tiempo porque no vas a tener nada. Todo el filme está impregnado de melancolía y de tristeza por no ser lo que querían ser, por haber perdido el tiempo y por no valorar lo que tenían en su momento.

-Trainspotting comenzó como una película pequeña, rodada con poco presupuesto y en poco tiempo. Luego fue un fenómeno y todo resultó apasionante. Ahora se ha rodado con financiación, más protegido. Lo mismo tiene nostalgia por rodar de aquella manera.

-En aquel momento nos arriesgamos y es imposible hacer esto cuando eres mayor porque ya has perdido la inocencia y tienes demasiados conocimientos. Pero sí, hemos intentado establecer ciertos principios que respetamos en ese momento y que hemos querido rescatar. Y en cuanto al dinero, teníamos un presupuesto de 15 millones, pero no de 50. Si te dan 50 te van a decir que quieren un final feliz y yo no culpo a nadie por eso. Si me das 50 millones estás en tu pleno derecho de decir cómo quieres que sean las cosas. Pero con 15 millones pensamos que teníamos cierta libertad.

-Sabe que un éxito como aquel va a ser difícil de repetir.

-De lo que me doy cuenta es de que esos tiempos no volverán y realmente creo que la diferencia es que antes nadie quería que rodásemos en su calle, no querían saber nada de nosotros. Sin embargo, ahora nos han abierto las puertas: “por favor ven aquí, rueda aquí, tal y cual”... Pero creo firmemente que las primeras películas son las mejores porque vas a ciegas, dando golpes pero si sobrevives es que habrás hecho algo bueno.

-¿Cómo le ha ido con la diferencia generacional? Es decir, ¿qué le ha dicho a sus hijos sobre esta película? ¿Habló con ellos o tuvo en cuenta su opinión?

-No, no... De ninguna manera. No puedes. Puedes aparentar que sabes lo que piensan, pero no es así. Y realmente nosotros estábamos tan metidos en la película, ha sido algo tan personal que no había cabida para nada más. En realidad es como si las dos películas se hablasen, se interrelacionan y toman cosas la una de la otra. No puedo imaginar lo que pueden sentir los jóvenes de 20 años cuando vean una película así. Tal vez ven a sus padres y les entiendan un poco mejor. Hay mucho de nosotros en este filme porque nos hemos entregado totalmente. Ha sido como dejar atrás la adolescencia, ya no somos chicos, nos hemos hecho mayores y se trata de ver cómo encajamos el paso del tiempo.

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