Beatrice y Donatella en su camino hacia la locura
Beatrice y Donatella en su camino hacia la locura - ABC

«Locas de alegría»: aires de libertad en la Toscana

La película, que triunfó en el Festival de Valladolid, ha superado el millón de espectadores en Italia

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Beatrice (Valeria Bruni Tedeschi) es una condesa charlatana y millonaria que está convencida de encontrarse entre los círculos íntimos de los líderes políticos mundiales. Sin embargo se encuentra encerrada en Villabiondi, donde su exmarido la envió al ver que no podía hacerse cargo de ella y de sus tejemanejes. Su día a día es bastante aburrido allí. El resto de las pacientes no tienen el glamur ni el intelecto suficiente para que ella les dedique un segundo de su tiempo. Sus ratos libres los mata entre libros, cigarrillos y alguna llamada intimidatoria al juez que firmó su reclusión en esa institución psiquiátrica. Hasta que llega Donatella (Micaela Ramazzoti).

Esta joven, de aspecto agresivo y carácter pasivo, está recluida en sí misma con un trastorno límite de la personalidad. Una mirada le basta a Beatrice para saber que ella y Donatella serán grandes amigas. «Todo surgió un día que Micaela (también mujer del director) me visitó en el rodaje de mi anterior película, protagonizada por Valeria», recuerda Paolo Virzì con una sonrisa ante la mirada tímida de Ramazzotti. «Valeria cogió a Micaela y la paseó por todo el set. Valeria parecía una loca, toda despeinada, y mi mujer la seguía a todas partes sin rechistar. Pensé “tengo que aprovechar esto”», añade. Como si de dos amigas de toda la vida se tratase, se fugan por Italia para respirar libertad y encontrar las respuestas que llevan tiempo en el aire. La química entre ambas es palpable dentro y fuera de la pantalla. «Ha sido caprichoso, violento, divertido... Siempre estábamos en situación. Si Beatrice y Donatella reían, nosotras también; si se enfadan, no hablábamos apenas. He descubierto una parte muy sombría de mí que me ha dado ganas de conocer cómo es una mente oscura», cuenta entusiasmada.

«Locas de alegría» toca un tema escabroso a través de la comedia. «La historia nace del deseo de mirar la debilidad humana porque los casos clínicos también son narrativos, los pacientes tienen historias que contar. Mi madre quería que fuese médico. Ella era hipocondríaca y quería que le facilitara recetas y medicamentos, pero tuve que decepcionarla porque me interesan los pacientes de otra forma», cuenta entre risas mientras Ramazzotti atiende su teléfono.

Para poder abordar el tema desde las diferentes perspectivas, Virzì y Ramazzotti recorrieron muchas instituciones psiquiátricas. En su camino se toparon con muchas Beatrices y Donatellas. «Quería acercarme a un tema tan doloroso con una energía jubilosa. No hay que tener miedo de la locura mental. A quien debemos temer es a aquellos que tienen miedo de estas personas, del que lo rechaza y dice “yo estoy fenomenal, no necesito un psicólogo”», concluye.

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