Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO

Coser para la calle

Además de tejer para el PSOE, Díaz debería coser también para la calle, donde se deshilacha la imagen de su gestión

Manuel Contreras
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Ignoro si el salto al ruedo socialista de Patxi López es un intento real de alcanzar la Secretaría General del partido o si se trata de una maniobra para neutralizar a Pedro Sánchez. La rapidez con la que el PSOE andaluz ha mostrado su sorpresa y contrariedad por la decisión, en una reacción un tanto sobreactuada, invita a pensar que el movimiento entra en la hoja de ruta pergeñada para estabilizar el partido. De cualquier forma, incluso si el movimiento es ajeno a la estrategia de la gestora socialista, el paso adelante de Patxi López es beneficioso para Susana Díaz: si Pedro Sánchez también se presenta, el sector crítico afrontará el gran duelo dividido; si cede a López el estandarte renovador, el dirigente vasco siempre será un interlocutor más accesible que el madrileño para intentar alcanzar acuerdos.

Sin embargo, la cosa huele a reedición del histórico pacto del Betis que los socialistas vascos y andaluces firmaron en Suresnes, el cual trajo estabilidad a un partido en guerra civil entre los dirigentes exiliados y los del interior, alumbró el liderazgo de Felipe González y puso las bases para la época dorada del socialismo español.

A la misma hora que Patxi López anunciaba que se presentaba a las primarias del PSOE, más de cien mil personas se echaban a la calle en cuatro capitales andaluzas para protestar por los recortes en Sanidad. El fenómeno sociopolítico de la «marea blanca» va cuajando en las grandes ciudades y ya no es una protesta puntual liderada por un médico carismático, sino el síntoma evidente de un desgaste de gestión. La situación se agrava por la falta de reflejos de la Junta, que afronta la protesta desempolvando el viejo manual antiPP basado en echar las culpas al Gobierno central. Pero el argumentario —recurrente desde los años de Aznar— ya cala con dificultad en las clases urbanas, que conocen a la perfección el marco competencial autonómico, y además va a contrapelo con el actual clima político, proclive al entendimiento entre socialistas y populares.

La marea blanca de protesta pilló a Susana Díaz en Madrid. Una fotografía puntual que retrata la percepción mayoritaria del ciudadano, acostumbrado a ver a la presidenta andaluza —quizás de forma injusta, pero así es la proyección mediática— mucho más involucrada en los asuntos de su partido que en la gestión de gobierno. En la difícil situación que vive el PSOE Díaz está llamada a desempeñar un papel fundamental del que depende no sólo el futuro de su partido, sino también la estabilidad del país. Su esfuerzo por coser la brecha socialista, como ella misma definió, es trascendental, pero Andalucía requiere un impulso urgente que no se está acometiendo. Además de tejer sus alianzas para estabilizar el PSOE, la presidenta debe coser también para la calle —dicho sea sin segundas—, donde se deshilacha la imagen de su gestión. La duda es si la presidenta maneja hilo para tanto agujero como tiene alrededor.

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