Montiel Arnáiz - OPINIÓN

La suegra de Triana

La misma semana en que Susana Díaz –madre de Andaluces– se digna a aparecer por Cádiz tras año y medio de Kichilato...

Montiel Arnáiz
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La misma semana en que Susana Díaz –madre de Andaluces– se digna a aparecer por Cádiz tras año y medio de Kichilato, el genial Selu García Cossío nos regala otro personaje más que archivar en el álbum de recuerdos chirigoteros del Carnaval: la suegra estereotipada y peligrosa, el diente de oro y la canana llena de cartuchos contra la pobre nuera que nada hace bien.

Tan prototípica como la suegra del Selu es la monótona letanía de promesas guardadas en el saco del incumplimiento de la Junta de Andalucía, empezando por la sanidad y la justicia en la provincia gaditana y acabando por el convenio incumplido con los ex Delphi, la exhausta Escuela de Hostelería, la fantasmagórica residencia Tiempo Libre y demás aderezos para el puchero electoral.

Tras el encuentro de Díaz y José María González sobre ese Puente de la Pepa que nadie deseaba terminar y todos querían inaugurar en el que Díaz comparó a Kichi con Pablo Iglesias al querer regalarle un libro que hubiera acabado subrayando el perro de la del Selu, había gran expectación. Sin embargo, la cosa quedó en un descafeinado de sobre, ni tan siquiera de máquina: mucho abrazo, mucha corbata roja y mucha sonrisa más o menos profident, según de quién hablemos.

La madre política que es Susana Díaz se encontró con un recibimiento hostil, el de la plataforma de parados de larga duración de Cádiz. Estos caballeros siempre andan dispuestos a mezclar gritos desgarradores con aguardentosas voces de Farinellis faringíticos. Tras sembrar el apocalipsis en los plenos, aprovecharon una oportunidad dorada: las televisiones de toda España pendían del comienzo de su show. No se acercó a ellos la Presidenta ni tampoco el diletante Delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil, del que dicen que renegó de Pedro tres veces antes de abandonarse al susanismo más desaforado.

Que Susana Díaz pise la capital puede ser por ayudar a Cádiz, por quedar bien o por pasearse por su feudo gaditano frente al marido de la Marijose y el resto de correligionarios, mostrando de paso su poder a los cabecillas de las facciones disidentes. Será que como la del Selu, la suegra de Triana no da puntá sin hilo.

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