Montiel de Arnáiz

Sean sexys

El anuncio presenta a una atractiva joven que lee, despreocupada, ligeramente destapada la pierna apoyada sobre una silla

Montiel de Arnáiz
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El anuncio presenta a una atractiva joven que lee, despreocupada, ligeramente destapada la pierna apoyada sobre una silla. Hace unos años hubiera sido criticada por ir tan sugerente, provocadora, apenas recatada y pacata. En la década de lo estúpidamente correcto la culpa pasa de ser de la muchacha –¿modelo de fotografía?– a quién la utiliza para publicitar un mensaje: que hay que leer. Ni me divierte ni me ofende la imagen; me molesta muchísimo más el batallón de censores que decide por uno lo que es machista y lo que no, lo que hiede a fascismo y lo que no, y es que el fascismo es el nuevo cajón desastre del insulto patrio; da igual que uno sea de Fuerza Nueva o de Bildu: si no piensas como yo eres un fascista, y si encima te tildo de machista hay grandes posibilidades de que acabes siendo miembro de la Casa Trump.

Realmente creo que leer es sexy. No me refiero al chico o chica de buen ver, en definitiva modelos que representan un papel, sino a la curiosidad. ¿Qué es lo sexy sino lo que nos inspira, aquello que nos hace preguntarnos por algo? Si un día paseando vemos en la terraza de una cafetería a un ser asexuado (si es hombre o mujer, decídalo usted) conteniendo entre sus dedos un libro de Luisgé, o de Stefan, o de Cormac, o de Michel, ¿acaso no se produce una cierta conexión bluetooth, una fraternidad extrema con aquel desconocido? Probablemente haya quien huya despavorido igual que también se dará el que no preste atención a esa materia rectangular que tapa una barbilla y su babero.

Hemos de reconocerlo, la sexualidad no es estrictamente carnal. ¿Y si por el contrario encontramos a alguien atractivo, extremadamente apetecible, leyendo a la sombra de un árbol en un parque lo último de Belén, o de Jorge, o de Paulo, o de E.L.? Probablemente haya quien huya despavorido igual que también se dará el que no preste atención a esa materia rectangular que tapa una barbilla y su babero.

En fin, tras mucho pensar en el asunto, he llegado a la conclusión de que lo realmente sexy es leer artículos de opinión y compartirlos. Pruébenlo. Sean Sexys.

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