El Apunte - Opinión

El mal negocio de la guerra portuaria

La Junta ha sido incapaz de frenar la lucha comercial por las mercancías y ahora se contagia a los cruceros

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La competencia entre puertos andaluces siempre ha resultado especialmente dolorosa, incomprensible para los ciudadanos que entienden que los intereses son comunes en muchos casos. Hasta ahora, esas disputas se centraban en las mercancías, en las líneas con Canarias o distintos puntos de América y Europa. Las distintas compañías, e incluso las autoridades portuarias, ofrecían distintas condiciones para que las empresas recalaran en una o en otra, para que tomaran como base el puerto que consideraran más rentable. Así se ha dado el caso de que en menos de 200 kilómetros a la redonda, con epicentro en Sevilla, tres puertos de Andalucía como Huelva, Cádiz y Algeciras oferten casi idénticas terminales de contenedores para el comercio de mercancías transoceánicas. Mientras la capital gaditana lucha por poner en marcha su nueva terminal de contenedores, con capacidad máxima para 375.000 Teus y un calado de 16 metros (el actual es de diez), el resto de puertos andaluces tratan de ampliar sus instalaciones o, sobre todo, mejorar sus ofertas económicas.

Es una lucha sin cuartel en la que la Junta de Andalucía nunca ha sabido poner paz, plantear unas reglas del juego que pudieran deparar beneficios para los más modestos de Cádiz o Huelva, incluso para el fluvial de Sevilla. Cada uno hace la guerra por su cuenta. Fuera de esta liga,en primera división, juega el Puerto de Algeciras, que acaba de aprobar el concurso internacional para para la construcción y explotación de una tercera terminal de contenedores, que se sumará dentro de dos años a las que ya gestionan multinacionales. El puerto de Algeciras compete con Tánger, con los mayores del Mediterráneo, con Rotterdam, en la carrera por los tráficos del sudeste asiático.

Pero hasta ahora, el mercado turístico, el de los cruceros, estaba fuera de esta guerra. Había competencia entre Cádiz y Sevilla pero menor. Ahora se recrudece. El puerto onubense y el hispalense hacen crecer sus escalas y el número de visitantes, mientras que los muelles gaditanos (que han tenido un crecimiento impresionante en lo que va de siglo) por primera vez los ven menguar. Lejos de reparar la salvaje competencia en mercancías, parece contagiarse a los pasajeros. Mal negocio.

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