Antonio Ares Camerino - OPINIÓN

Mirar antes de tirar

Mire en su despensa, compruebe al fondo de su frigorífico, rebusque en su congelador, seguro que existen productos caducados.

Antonio Ares Camerino
CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De las series de detectives y de intriga americanas hemos aprendido que hurgando en la basura se pueden obtener muchas pistas que nos llevarán a resolver el enigma. Desde cuáles son nuestra preferencias gastronómicas hasta nuestro hobbies o aficiones, desde cuánto aseados somos hasta si hacemos tratamiento para alguna enfermedad crónica, desde cuántos somos en casa hasta si ese fin de semana hemos tenido invitados. Si somos abstemios, si hemos caído en las redes de la nicotina o de cosas peores, y hasta la edad que tenemos.

Desde que nos hemos concienciado en reciclar, nuestra basura se diversifica por colores, verde vidrio, amarillo envase, naranja aceite, azul papel y gris basura. Este último color corresponde a la llamada basura orgánica, vamos fundamentalmente a los desperdicios alimentarios.

Los expertos han alertado de elevado coste que supone desperdiciar comida, para el ciudadano en particular y para los productores, distribuidores y comercializadores en general. En España se pierden al año 7,7 millones de toneladas de alimentos. Los agricultores desperdician cerca de 9% de los productos que producen, el comercio mayorista retira el 7,1% de los productos que les llegan y la industria transformadora aparta el 7,75% de lo que distribuye. Ello supone una pérdida para el sector agroalimentario y de distribución de más de trescientos millones de euros. Pero sin lugar a dudas el verdadero agujero está en los hogares; según el Ministerio de Agricultura, en los hogares españoles se desecha alrededor del 30% de los alimentos que se compra. Mire en su despensa, compruebe al fondo de su frigorífico, rebusque en su congelador, seguro que existen productos caducados.

La mitad de los europeos piensan que una información mas clara sobre el significado de las palabras ‘consumir preferentemente antes de’ y ‘fecha de caducidad’ ayudaría a minimizar el problema de los excedentes y solventarían en parte este derroche alimentario.

Nuestros hábitos de compra y de consumo han cambiado y ello contribuye a que hagamos aprovisionamiento de productos perecederos que terminan tristemente en la basura. Esta sociedad del despilfarro coexiste puerta con puerta con la de las necesidades básicas mas acuciantes. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) un tercio de los alimentos producidos para consumo humano (1,3 billones de toneladas año) se pierde en todo el mundo, existiendo una diferencia abismal entre continentes. America del Norte y Australia desperdician una media de 296 kilos de alimentos por habitante y año, mientras que en el Sur de Asia son los menos derrochadores, que sólo tiran a la basura 126 kilos.

Las imágenes de ciudadanos buscando entre cubos de basura a las puertas de cadenas de alimentación restos de alimentos no son raras en las grandes ciudades. Se mandan a la basura alimentos en perfecto estado para el consumo humano que sólo son desechados por su aspecto o porque se aproxima su fatídica fecha de caducidad.

Los aceites, las carnes, los pescados y las frutas son los productos que mayores perdidas económicas producen por kilo de desperdicio.

No se trata sólo de un problema económico de gran magnitud, es un problema medio ambiental serio y desde luego ético para todos los protagonistas de la cadena de alimentación, desde los productores hasta los consumidores finales.

¡Comprobar antes de comprar, mirara antes de tirar!

Ver los comentarios