Verdad incómoda

Y al final de tanto rodillo... se habla en español

Luis Ventoso

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Estoy de acuerdo. Catalán, vasco y gallego son tres tesoros de España (y por extensión del mundo). El vasco ofrece además la singularidad añadida de su enigma, pues no tiene matriz indoeuropea. En catalán se ha escrito una literatura de hermosas sonoridades y con auténticos clásicos. En gallego radiografió Rosalía la morriña, o fabuló Cunqueiro a su aire. Pero vayamos con una verdad incómoda: al final, y pese al enorme y oneroso esfuerzo en su contra por parte de los gobiernos nacionalistas, la lengua más hablada en el País Vasco y Cataluña es el español. Además se trata de un idioma más rico y universal. Catalán, gallego y vasco tuvieron un esplendor inicial y luego padecieron cierto estancamiento, alejados de la cultura libresca y las grandes corrientes del pensamiento europeo. A finales del XIX resurgen, pero en buena medida hay que reinventarlos. Gallego y vasco, por ejemplo, habían estado restringidos a un mundo rural y arcaico. ¿Pueden poseer lenguas así recursos para traducir la filosofía de Hegel? Permítanme que lo dude, salvo que se injerte a saco léxico de otros idiomas (que es lo que se ha hecho). Lo que hoy llamamos euskera estaba fragmentado en dialectos, que a veces dificultaban que los vecinos de un valle se entendiesen con los de otro. Fue reunificado artificialmente en 1968, con el batua.

Disculpen que les aburra con mis remotas peripecias afectivas. De chaval tuve una novia estupenda, hija de un jerarca del PNV. Había sido educada en euskera, ikastola a tope. Un día le pregunté si solía hablarlo. Su respuesta me dejó desconcertado: «Es demasiado difícil. Si lo has aprendido estudiándolo, como yo, mantenerlo es la obra de una vida, un trabajo constante». El Gobierno vasco, según acaba de publicar ABC, se gasta 107 millones de euros anuales en fomentar el euskera. Niños que jamás lo hablan en el recreo ni en sus casas son escolarizados en ese idioma. ¿Ha funcionado tan abrumador programa de ingeniería social? Según el Clúster de Sociolingüística, centro de referencia sobre el uso social del euskera, en Bilbao, la mayor ciudad vasca, lo habla a diario el 2,5% de la población. En las calles bilbaínas se escuchan más los idiomas extranjeros (3%) que el vasco. ¿En qué hablan entonces los bilbaínos? Pues en lo mismo que los murcianos.

Estimo que sé hablar gallego correctamente. Pero continúo con más verdades incómodas: el castellano me ofrece más sinónimos y términos especializados, y también un universo editorial infinitamente más rico. Visitando una exposición en Londres sobre las incursiones de los holandeses Támesis arriba en el XVII, vi una gaceta española de la época, que daba cuenta de aquellas correrías solo unos días después de que hubiesen sucedido. ¿Por qué ocurría eso? Pues porque el castellano ya era el idioma de un gran país, en concreto del mayor imperio que existía. ¿Había crónicas similares en vasco o en gallego? Pues no. Por entonces se reducían prácticamente a un uso verbal.

Todo esto no supone despreciar el vasco, el gallego y el catalán, lenguas maravillosa, sino simplemente decir la verdad. Pero si lo cuentas en alto te brean en el altar de la corrección política.

(P. D.: y ahora.... ¡el bable!)

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