Carta de Carles a Toni

En unos meses, esta será la correspondencia de Puigdemont

Mayte Alcaraz

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«Hace ya meses que dejé de confiar en ti. ¿Te acuerdas, Toni ? Los dos estábamos en Bruselas más solos que la una. Los dos sufríamos sin controlar lo que se cocía en la Ciudadela. Y qué decir de cuando Ponsatí, Sarret y Puig nos dejaron tirados. Solo quedábamos nosotros. Bueno, y en la cárcel, Oriol . Los demás se habían puesto a buen recaudo. ¿Dónde estaba la Carme ? ¿Y el Artur ? Fíjate que Mas y Trias me insistieron en que buscara trabajo. Entonces no hice caso, ni cuando me advirtieron de que no me fiara de ti, que te gustaba el poder, que tu idea de quedarte demostraba que algún día levantarías el hacha y reivindicarías tu contribución al «procés» desde el exilio.

Precisamente el día de la puñalada trapera de los mensajitos que te dejaste grabar empecé a desconfiar. Recuerda, era enero de 2018. Decidí no asistir en Lovaina al acto del partido flamenco de mi amigo De Weber . Estaba enfadado, más bien dolorosamente cabreado, por la traición de tu compañero, Roger Torrent , al aplazar sine die la sesión de investidura. Desde el Parlament me avisaron de que el Roger no se podía quitar de la cabeza la imagen de Oriol comiendo el rancho de Estremera. Que la cautelar del TC era demoledora. Que los del 155 ya no se andaban con chiquitas. Que Rajoy, el inerte, nos había ganado por la mano. Ese martes, recuerdo que fue martes, Toni, te presentaste solo en Lovaina y me traicionaste. Sí, me traicionaste, porque nadie se cree que alguien tan experimentado se pusiera a revisar mis mensajes sin taparse, con Telecinco al acecho, y sin tomar las mismas precauciones de los políticos cuando comentamos con las cámaras enfrente y nos cubrimos la boca para que nadie nos lea los labios. Sospeché de ti.

Y eso que no puedo negarte que siempre admiré tu compromiso con la República . No faltaste nunca a las tareas de buen patriota, como cuando convocabas a nuestros actos en Bruselas solo a los periodistas afines. Catalanes, por supuesto; y no a todos. Recuerdo, en tu época de consejero de Sanidad, las críticas por el cierre de quirófanos, el colapso en las urgencias y los retrasos en el pago a las farmacias.... ¡Invenciones de la Prensa españolista! Fíjate que llegaron a echarte en cara que fueras el consejero de Sanidad que más cobrabas de todo el Estado, 109.663 euros, el doble que el de Cantabria. Qué sabrán ellos de las necesidades de un buen catalán con la causa de la independencia. Para abrir quirófanos y pagar medicamentos estábamos nosotros...

Pero sí, Toni, sospeché. Tuve que salir al quite para justificarme con lo de que «soy humano y también dudo». Pero sé que tú destapaste mis sms. Me diste la puntilla. Finalmente hice caso a Mas y a Trias, y me quedé aquí, en Bruselas, lejos del juez Llanera, con la esperanza de que los míos -aunque ya no sé si lo son- me metan en las europeas y consiga un escaño desde donde recordar que Carles Puigdemont fue un mártir. Porque ya ni Bart de Weber me hace caso. Estoy por llamar a la profesora Wind, a ver si se acuerda de mí.

Adéu.»

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