Toyota 2000 GT, mucho más que un coche Bond

En el Salón de Tokio de 1965 , Toyota sorprende en su estand con un superdeportivo

Santiago de Garnica Cortezo

Europa años sesenta del siglo pasado. Los europeos miran con cierto desdén la producción japonesa de automóviles. Se les considera entre la copia y el exotismo. Y ya no hablemos de los propietarios de deportivos tipo Jaguar E, o Porsche 911, que ni siquiera pierden uno de sus «preciosos» segundos. Pero el aficionado curioso sabe que en esta década muchas cosas están cambiando. Y una de las muestras más evidentes es el Toyota 2000 GT, presentado en el Salón de Tokyo de 1965, muy alejado de modelos comercialmente pragmáticos y emocionalmente vacíos. Desde Europa se le acusó de ser una réplica japonesa del Jaguar E. No era un juicio muy acertado. También se habló de que su creador era ni más ni menos que Albert Goertz, un aristócrata y diseñador alemán, autor del BMW 507. Y esto era otro error ya que Goertz era, en realidad, un consultor de Yamaha en un proyecto desarrollado para Datsun (Nissan). Nissan contrató al diseñador estadounidense Albrecht Graf von Goertz y a Yamaha para concebir un deportivo. El resultado fue el Nissan A550X, un prototipo que se parecía mucho al Chevrolet Corvette de 1963. Nissan dio carpetazo al proyecto, pero Yamaha estaba interesada en continuar con el trabajo de desarrollo. En septiembre de 1964, la empresa produjo un prototipo rodante.

Yamaha había gastado mucho en diseñar el vehículo, pero como Nissan no estaba interesada, decidieron ofrecérselo a Toyota. Aunque un deportivo de estas características no se consideraba muy rentable, Toyota decide aprovechar el trabajo emprendido. Pero, en lugar de Goertz, es Satoru Nozaki, diseñador de la casa, quien se encarga de vestir el proyecto. La carrocería (realizada en aluminio) de bellas formas y equilibradas proporciones (4,17 m de largo; 1,60 m de ancho; y tan solo 1,16 m de alto) no puede ser más atractiva e incluso inspiradora: el Opel GT, que aparece tres años más tarde, parece un ejemplo de ello…

En cuanto a la estructura, tampoco se siguió la idea inicial de una carrocería autoportante. Y es que, si bien algunos escépticos pensaron que el Toyota 2000 GT era solo apariencia y que, en realidad, se trataría de un automóvil con soluciones técnicas propias de la gran serie o, peor aún, acordes a la tónica general del mercado americano de la época, que, salvo excepciones, se caracterizaba por modelos no muy estables (primaba el confort), de baja eficacia de frenada, o direcciones poco rigurosas, se equivocaron. Y es que, técnicamente el 2000 GT era un deportivo que nada tenía que envidiar a sus rivales europeos, con un chasis viga al estilo de los Lotus ingleses, con una forma de «X» en los extremos, diseñada para que el motor encajase en la parte delantera de la «X», mientras que el diferencial se situaba dentro de la horquilla trasera de la«X ». también tomaban como modelo a Lotus las suspensiones, con cuatro ruedas independientes, eficaces frenos de disco y un motor de 2 litros de cilindrada y seis cilindros, con cigüeñal de siete palieres, doble árbol de levas en cabeza y una sofisticada culata elaborada por Yamaha.

En el interior, el túnel dentro del cual se situaba el eje de trasmisión que llevaba los 150 CV del motor a las ruedas traseras, tenía bastante altura, dividiendo el habitáculo prácticamente en dos partes, situándose conductor y acompañante a cada lado del mismo. El salpicadero, con una espectacular instrumentación, estaba cubierto con una placa de palisandro, cortesía de la división de piano de Yamaha.

En competición

Después de que se mostrara el Toyota 2000GT en el Salón del Automóvil de Tokio de 1965 y antes de que el vehículo entrara en plena producción en 1966, se fabricaron algunos 2000 GT (probablemente cuatro). Uno de ellos fue el automóvil de Tokyo Show, mientras que otro se preparó para varios intentos de récord mundial de velocidad en la pista de pruebas de Yatabe. Se seleccionaron cuatro de los mejores conductores de Toyota, que rodaron durante 78 horas batiendo 13 récords internacionales y 3 récords mundiales de resistencia y velocidad en la clase 1500-2000 cc , y eso bajo las lluvias monzónicas.

La compañía envió a dos corredores preparados de fábrica en la carrera inaugural en Fuji del Gran Premio de Japón de 1966. Uno de los 2000GT se retiró temprano debido a un problema técnico, pero el otro terminó en un excelente tercer lugar. Un mes después, el 2000 GT ocupaba las dos primeras plazas en los 1000 km de Suzuka . Esto animó a Toyota para seguir adelante con su programa deportivo. Obtuvieron otras tres victorias durante la temporada de 1967, y también ganaron en las 24 Horas de Fuji.

Ganar carreras se traducía en ventas, y el mercado americano era crucial para los japoneses. Así que, en la temporada de 1968, participaron en la clase de coches de producción de la serie SCCA, en los Estados Unidos. Los coches estaban preparados por Carroll Shelby y pilotados por Scooter Patrick y Dave Jordan. Un Porsche se llevó el título, pero Patrick y Jordan fueron, respectivamente, segundo y tercero.

Desafortunadamente, solos se vendieron unidades del 2000 GT durante el año en los EE. UU. Y los beneficios de marketing del programa de carreras estaban en duda. Toyota decidió enfocarse en el mercado de autos económicos y la compañía se retiró del campeonato. Uno de los 2000GT fue devuelto a Toyota para su exhibición en Japón. Los otros dos fueron adquiridos por los coleccionistas Bob Tkacik y Peter Starr de Maine.

De película

Y no solo en los circuitos se pudo ver al deportivo nipón, sino también en el cine. El productor de las películas de James Bond, Albert 'Cubby' Broccoli , había visto el prototipo de Toyota 2000 GT en el Salón del Automóvil de Tokio en octubre de 1965 , y pensó que sería el automóvil ideal para que Connery lo condujera en una película.

A principios de 1966, Broccoli acuerda con la compañía que proporcione un 2000 GT para el film «You only live twice» («Solo se vive dos veces»), rodado en su mayor parte en Japón. Pero parece que los 1,16 m de altura del coche causaban bastantes problemas a Sean Connery, por lo que se optó por reformar de forma urgente- en solo catorce días- dos unidades, a las que se quitó el techo para darlas una silueta de roadster. La capota plegada, en realidad era simulada pues no se podía desplegar. Ambos vehículos estaban pintados de blanco y llevaban ruedas de radios.

Uno de los roadsters se utilizó para filmar en la película, mientras que el otro servía de apoyo. El vehículo de la película había sido equipado con una variedad de dispositivos creados por John Stears y su equipo de efectos especiales en Pinewood Studios, en Inglaterra. Tras completarse la película, desapareció misteriosamente y nunca fue encontrado. El de respaldo fue utilizado por la empresa con fines promocionales y se exhibió en marzo de 1967 en el Salón de Ginebra. Luego se volvió a pintar de azul con anagramas «007», más tarde fue repintado en gris y se usó brevemente para diversas funciones en el circuito de Fuji, antes de que apareciera en Hawái en 1977. Toyota descubrió el vehículo, lo compró y lo restauró a su color blanco original, y ahora se exhibe en el museo de la marca.

Un fracaso comercial

La comercialización del 2000 GT se inició en 1967. A pesar de su seductora carrocería, de su mecánica sofisticada, de un equipamiento generoso para la época (volante regulable en profundidad, asientos de cuero auténtico, salpicadero en madera…), y de los elogios de los probadores de la prensa especializada (de revistas tan prestigiosas como Car&Driver o Road&Trac, entre otras), apenas hubo compradores. La verdad es que el deportivo resultaba caro: en los Estados Unidos valía casi tres veces lo que un Mustang seis cilindros, y en Europa se quedaba ligeramente por encima de un Jaguar E Type (que contaba con un motor de 245 CV y alcanzaba los 240 km/h). Incluso Toyota pensó en sacar una versión más barata (bautizada como MF12), con un motor 2,3 litros de la berlina Crown.

Si bien estaba previsto vender unas mil unidades al año, finalmente se fabricaron tan solo 351 unidades, en un taller de Yamaha y de forma prácticamente artesanal. La producción del automóvil terminó en octubre de 1970. De los 351 vehículos que se construyeron durante los cuatro años, 233 eran MF10, 109 eran MF10L y 9 eran MF12. Se construyeron 337 vehículos como automóviles de producción regular y los 72 vehículos restantes, para carreras u otros fines.

Elevada cotización como clásico

Durante años, el coche no parecía atraer a los aficionados nostálgicos, al contrario de, por ejemplo, un Jaguar E Type, un Porsche 911 o un Corvette de su época. Pero el paso del tiempo, que muchas veces coloca a personas y automóviles en su sitio real, ha terminado por situar al Toyota 2000 GT en el lugar que se merece. Así, algunos de los pocos ejemplares supervivientes han alcanzado cifras muy altas. En 2013 se llegaron a pagar 1,16 millones de dólares por un ejemplar, en una subasta de RM Auctions. Otro caso ha sido el de una unidad que había sido propiedad del legendario piloto de carreras estadounidense Otto Linton (1917-2018), dueño de un concesionario Toyota en Pensilvania. Este coche alcanzó el pasado año, en una subasta realizada por RM Sotheby's en los EE. UU, una cifra cercana a los 900.000 euros. Había sido construido en 1967, y llevaba el número de chasis MF10-10100, lo que significa que fue el coche número cien del total de unidades producidas.

El 2000GT estableció el nombre de Toyota como un fabricante de automóviles capaz y prestigioso. Y ha influido en el diseño de algunos de deportivos más recientes de la marca, como el Supra y el GT86.

El Toyota 2000GT pasará a ser uno de los coches más legendarios jamás producidos. Cambió la visión del mundo sobre la industria del automóvil japonesa, y merece el lugar que le corresponde como deportivo icónico.

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