Los secretos de la conducción invernal

Los avances electrónicos mejoran la tracción, pero la clave sigue siendo un buen neumático de temporada

Seat León Cupra con sistema 4Drive

M. Trigueros, U. Mezcua

Conducir siempre es un reto, pero llegar sano y salvo al destino cuando el asfalto está helado y resbala supone un auténtico desafío para el que conviene estar preparado. Ayudan, y no poco, los modernos sistemas de tracción, como el Grip Control de PSA , que actúa sobre el eje delantero, y la integral 4Drive de Seat –ambos a examen–, que mediante la gestión electrónica del par (el momento de giro producido en los ejes por el motor) minimizan los deslizamientos y garantizan una buena motricidad en condiciones adversas.

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Sin embargo, tener una buena tracción de poco sirve sin una adherencia, que sobre nieve solo pueden garantizar unas cadenas o unos neumáticos de invierno. La ventaja de estos últimos es que también permiten circular sobre barro o asfalto mojado, siempre que las temperaturas no superen los siete grados sobre cero, y que pueden hacerlo a velocidades normales, sin estar sujetos a la limitación de 50 kilómetros por hora como ocurre cuando llevas las cadenas.

Velocidad constante

Pero incluso aunque llevemos estos neumáticos, conviene extremar las precauciones. Cuando se circula sobre hielo o nieve conviene mantener una velocidad moderada y constante, sin llegar a detenerse si es posible, para evitar quedarnos varados. Al arrancar, es conveniente hacerlo en segunda siempre que sea posible, y evitar, según explican desde el RACE, frenadas y maniobras bruscas, reducir la velocidad en curvas o zonas inclinadas y mantener una distancia de seguridad mayor a la habitual. Si aún así el vehículo patina, posiblemente sea porque la huella de los neumáticos sobre la nieve dificulte el agarre, por lo que conviene dar marcha atrás con cuidado e intentar avanzar de nuevo.

Citroën C3 Aircross

Cuando se circula sobre una vía cubierta parcialmente de nieve, es recomendable circular sobre la parte mojada, y prestar especial atención si sobre la vía hay también barro, ya que la mezcla, más peligrosa que la nieve recién caída, puede obstruir el dibujo de los neumáticos y reducir drásticamente su adherencia. En caminos, intentar ir por el centro la nieve, donde estará más dura. También hay que evitar adelantar si no es estrictamente necesario, porque tanto el comportamiento de nuestro vehículo como el del resto de coches de la calzada resulta más imprevisible.

Además, la temperatura en el interior debe rondar los 21 grados, para evitar empañar los cristales y no provocar somnolencia al volante. Y, si aún así, sucede lo peor y nos vemos inmovilizados, es importante economizar combustible, llevar provisiones y tener cargado el móvil para contactar con los servicios de emergencia.

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