Tres alumnos de Cocina, en clase, ataviados con uniformes y gorros de chef
Tres alumnos de Cocina, en clase, ataviados con uniformes y gorros de chef - víctor lerena

La fiebre por «MasterChef» invade la FP madrileña

Las matrículas se disparan en los ciclos formativos, especialmente de grado superior y FP Dual: de las 1.700 del curso anterior a las 2.500 de este

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Tanto concurso televisivo y tantos ríos de tinta en la prensa escrita han dado buenos resultados: la cocina está de moda. Los jóvenes madrileños quieren ser grandes chef. La prueba más evidente es el aumento de matrícula en las escuelas de hostelería y en los centros de Formación Profesional (FP) de la Comunidad de Madrid. Los números no engañan. A falta de cerrar los datos, este curso 2013/2014 hay cerca de 2.500 alumnos en los ciclos formativos de cocina y restauración. El año anterior fueron más de 1.700, lo que supone un crecimiento en torno al 50 por ciento.

La tendencia se viene manteniendo en los últimos cursos académicos. Y va a más. Ya en 2012 los alumnos matriculados eran algo más de 1.400.

Es decir, que del curso 2011/2012 al 2012/2013 ya hubo un crecimiento del 22 por ciento. El «boom» de la cocina se ha generado por igual en prácticamente todos los programas, especialmente dentro de la FP Dual.

El ciclo de Cocina y Gastronomía ha pasado de los 613 alumnos en 2012 a los 723 matriculados en 2013, mientras que el de Servicios de Restauración, más tímido, creció de los 527 a los 565 estudiantes. El de Dirección de Cocina también fue de los más solicitados y pasó de los 308 estudiantes en 2012 a los 479 de 2013. La opción de Dirección de Servicios de Restauración ha crecido, en el mismo periodo, de los 274 a los 341 estudiantes.

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Soñar con ser una Estrella Michelin es gratis. Emular a Ferran Adriá, o a Juan Mari Arzak, o a Carme Ruscalleda, entre los muchos y buenos cocineros que hay por toda España, cuesta, como la fama. Por eso, los programas de FP ya no se paran en formas y modos de guisar. Van más allá. En los comportamientos, en las materias primas, en las recetas tradicionales, en la sala, en la gestión... Imprescindible: los idiomas, sobre todo el inglés.

Otro de los motivos por los que las enseñanzas de Cocina y Restauración pasan por un «boom» sin precedentes en Madrid está en los buenos datos laborales que ofrecen. Así, de media en la comunidad madrileña, el índice de inserción laboral está en el 71,60 por ciento en los programas tanto de Dirección de Cocina como de Dirección de Servicios de Restauración. El primero, Cocina, tiene una demanda «alta», según datos de la Consejería de Educación. El de Servicios de Restauración tiene una demanda algo menor.

Otro de los indicativos que evidencia el tirón de los fogones lo vemos en el aumento del número de grupos que ha habido que hacer en los distintos centros educativos. El ejemplo más significativo es el del ciclo de Dirección de Cocina, que ha pasado de 5 en el año 2011 a 16 en 2013.

Una de las escuelas donde más se ha experimentado el crecimiento de estos estudios es en el centro «Simone Ortega», de Móstoles. En esta Escuela de Hostelería y Turismo no se paran en enseñar a cocinar. «Les inculcamos responsabilidad, disciplina, dignidad y compañerismo porque el trabajo en las cocinas, a pesar de las individualidades, es una tarea de equipo», nos dice Adriana González, profesora y Pastelería de este centro especializado en FP Dual.

El director, Jesús Díaz, cuenta con satisfacción, que en 2011 «teníamos 200 alumnos en ocho grupos y hoy contamos con 825 estudiantes repartidos en 31 grupos, de mañana y tarde». Si Pitágoras no engaña, que no, esto significa un aumento de matrícula, en esta escuela, del 400 por ciento.

ABC ha compartido una jornada con profesores y alumnos de esta escuela, la «Simone Ortega», nombre de la autora del libro «1.080 recetas de cocina», del que se han vendido más de tres millones de ejemplares.

Ya en los jardines, se nota que es un centro especial. «Desayuna como una reina», dice un gran cartel. ¡Y gratis! Varias alumnas se acercan a una vecina de Móstoles y le invitan al desayuno. Hay que ponerse el traje regio. Y sentarse en un trono, bajo palio. Las señoras acceden encantadas. El desayuno, hoy, consiste en un zumo de arándanos, un cava, café y un cruasán, recién salido del horno y de las manos de los alumnos.

Curioso es que en esta escuela hay restaurante. Se dan, desayunos, comidas y cenas al público. Los primeros cuestan 1,5 euros; las dos segundas, 12,50. Todo guisado por los alumnos. Hay lista de espera.

Con las manos en la masa —literal—, está Asier Falagán, 18 años, y estudiante de primer curso de Cocina. Procura ligar los ingredientes de una masa de pasta italiana. ¿Estás aquí por los concursos de chef de la tele?, preguntamos. «No del todo, aunque miento si digo que no me ha influido algo. Tienen fallos. Y grandes. Por ejemplo, nadie va con gorro y eso es imprescindible. Lo mismo que guardar una buena higiene personal, ir afeitado...» Eso sería un suspenso en cualquier escuela.

Mario Mateo tiene 22 años y ayuda a amasar a Asier. Asiente con la cabeza a lo dicho por su compañero. Los profesores que salen y entran de las cocinas del centro no dudan de que aquí, entre estas cacerolas, «hay mucha ilusión y mucho potencial». Apuestan, incluso, porque de estos fogones pueda salir alguna Estrella Michelin pero también confiesan que «muchos chicos y chicas no vienen por vocación, sino porque están viendo un reality en la televisión».

300 euros de beca

El programa es denso. Los ciclos formativos constan de dos mil horas, incluidas las de prácticas en centros de trabajo, una de las principales apuestas de la FP Dual. Son dos cursos; de grado Medio o de Grado Superior. En su contacto con el mundo laboral (hoteles, restaurantes, centros de gestión), la empresa abona una beca al alumno por importe de, al menos, 300 euros al mes. También gestiona su alta como becario en la Seguridad Social para el periodo de formación en la empresa.

Aquí no se cuela el aburrimiento. Se aprende el vino y su servicio, manipulación de alimentos, protocolo y relaciones públicas, iniciativa emprendedora, ofertas gastronómicas, marketing. Y los idiomas: francés e inglés.

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