El Valencia arrolla hacia Champions

El Valencia mantine el pulso. Está vivo. La Champions es su hábitat y allá quiere regresar la próxima campaña. Es objetivo deportivo y necesidad económica en los planes de club. Replicó ayer al Sevilla, que ganó y le arrebató por unas horas la cuarta plaza. Y pese a que las matemáticas favorecen al Atlético, con el triunfo ante el Granada lanzó un mensaje a los de Simeone: siguen la estela del puesto de bronce. Acomodó la victoria en el primer tiempo. Clave fue Javi Fuego. No sólo por el gol que abría el marcador, sino porque brilló en su labor. Parejo, antes del descanso, volvió a marcar de penalti. Feghouli y Negredo despedazaron al rival.

Javi Fuego es la clave del doble triángulo que habitualmente permite que el Valencia funcione.

En lo defensivo, el asturiano empasta con la granítica pareja de centrales Mustafi-Otamendi. En lo ofensivo, escuda y hace que Parejo y André Gomes desarrollen el fútbol de creación de los de Nuno. Apareció primero Fuego para cuadrarse con los zagueros y replicar con firmeza el arranque impetuoso y vivo del Granada, que lo intentó con Success y a balón parado.

Resueltos los peligros, activó al capitán y al habilidoso portugués. El balón lo comenzó a gobernar con solvencia el equipo local, que revolcó las esperanzas nazaríes a balón parado mediado el primer tiempo. Botó un saque de esquina Parejo y Javi Fuego, que no acostumbra a mostrarse goleador, remató de cabeza para dar ventaja a los de Mestalla, que mandaron en adelante. A cinco minutos del descanso, Barragán pentró el área visitante y Mainz cometió un infantil penalti. Parejo, pese al recuerdo del lanzamiento errado ante el Barcelona y los intentos de Roberto por des concentrarle, ajustó al palo derecho del meta, que se fue al otro lado.

El Valencia decidió gestionar con criterio el resultado tras la reanudación. Control territorial. Firmes atrás. veloces al ataque. Pero también dejó espacio a los de Abel Resino. El plan era claro: dejar acercarse a los nazaríes para intentar sentenciar a la contra con terreno suficiente a la espalda de la retaguardia.

Procuraron proyectarse cerca del área de Diego Alves, que batió el récord de imbatibilidad en Mestalla, fijado en 550 minutos, que mantenían históricos como Pesudo y Balaguer, pero cerró filas y minimizó vías de entrada el conjunto de Nuno. Los intentos por arriba fueron inocuos, pues Mustafi y Otamendi gobernaron el cielo de Valencia. Gestionó el físico el cuadro blanquinegro, pensando en el inminente duelo ante el Rayo. Tuvo efecto el plan de contragolpe. Se escurría el encuentro, y una salida rápida asoció a Negredo con Feghouli, quien remató la faena. Luego, el propio Negredo, asistido por De Paul, anotó de cabeza el cuarto de la noche.