Los clientes están acudiendo a la plaza con mucha menos asiduidad. :: JUAN CARLOS CORCHADO
Jerez

La Plaza de Abastos pide auxilio

El Mercado es el gran perjudicado por la huelga del transporte y advierte de que «mientras no haya autobuses, no se venderá nada» Los comerciantes dicen que han sufrido pérdidas del 70% en solo cuatro días

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«En cuatro días hemos sufrido pérdidas del 70%». Con esta contundente afirmación se expresaba ayer el presidente de los comerciantes de la Plaza de Abastos, Carlos Muñoz, explicando lo que para ellos está suponiendo la huelga de la plantilla de Urbanos Amarillos. En contra de lo que se publicó en un principio, el presidente matizó que el corte al tráfico de la calle Santa María y la plaza Esteve estaba consensuado de antemano con los comerciantes y no les ha provocado ningún perjuicio, máxime cuando se trata solo de una semana de trabajos.

«Lo de la calle no nos afecta, es algo que sabíamos que se tenía que hacer y en solo una semana. Además, es verdad que la zona estaba llena de socavones». Sin embargo, los paros de los autobuses han vuelto a resultar un varapalo para un sector ya de por sí bastante tocado por la crisis, que no sabe cómo afrontar este nuevo revés. «La huelga está siendo fatal para nosotros. Hoy por ejemplo ha sido horroroso, y llevamos solo cuatro días».

«Se nos vendió Urbanos Amarillos como una empresa solvente y cuando empezaron los problemas pensamos que era algo puntual, pero ya hemos tenido hasta tres huelgas en un mes. Esto no se puede soportar». No obstante, Muñoz expresó cierta solidaridad con los trabajadores, confesando que «si ellos no cobran, nosotros no somos nadie para decirles que no hagan huelga». Con cierta amargura, el comerciante recordó que este problema lo vienen arrastrando desde hace cuatro años, pues cada vez que se acometen paros ello afecta gravemente a la inmensa mayoría de la clientela del Mercado.

«Con las manos atadas»

«Nosotros estamos con las manos atadas, porque además los servicios mínimos son horrorosos y los parkings son muy caros. Como no tengamos autobuses en la puerta no vendemos, no somos nada». La queja es la única arma que pueden utilizar, según Muñoz, que tampoco ve una salida a lo que se les presenta. Como recordó, en huelgas anteriores los pequeños empresarios se han reunido con Ayuntamiento, empresa y conductores pero no ha servido de mucho, porque cada uno tiene sus razones y sus propios intereses, por lo que en esta ocasión tampoco se han esforzado por intentar acercar posturas.

Mientras todo ello sucede, los clientes no paran de quejarse a los comerciantes, que los escuchan impotentes. «Ellos se quejan de que esperan hasta hora y media y pierden toda la mañana. La mayoría de los que vienen aquí son mayores que tienen que cargar con bolsas; si les quitan el autobús, dejan de venir y se acabó». Ante este panorama, los perjudicados rezan para que la huelga acabe pronto y, sobre todo, se sienten las bases de un futuro servicio de transporte con todas las garantías.