Más bueno que el pan

En la estancia principal del Instituto Asta Regia no huele a comida de rancho. Aquí no hay comedor. Pero un poco más allá parece estar la repostería de un convento de clausura. Uno llega a la esquina y espera escuchar aquello de «Ave María Purísima». Pero que nadie se asuste. Se trata del ciclo formativo de panadería, pastelería y confitería que desde hace un año se imparte en el Asta Regia. La clase ha comenzado y los alumnos llevan puestas sus chaquetillas más blancas que la nieve. Juan Carlos Fernández aparece, de forma desinteresada, para ayudar a los chicos. Es panadero de toda la vida. Supervisa José Fernández, que es el responsable del ciclo y maestro panadero, confitero y repostero. «Llegamos aquí hace un año procedentes de El Zagal. Y es como comenzar de nuevo, estamos muy ilusionados», subraya.

Los chicos están amasando antes de preparar unos molletes para el desayuno. Se trata de un ciclo que pretende enseñar a la «nueva hornada» de futuros reposteros las técnicas tradicionales de panadería. «La gente está un poco cansada del pan congelado que nada tiene que ver con el artesanal», explica José. Barras, rústicas, blancos, bollos, integrales o de soja son algunas de las especialidades. «Y en repostería pues todo lo relacionado con lo dulce. Aprovechamos mucho las temporadas. Por ejemplo, en Navidad los pestiños. En Semana Santa las torrijas», asegura. Estamos ante una de las profesiones más demandadas en el mercado de trabajo. Encontrar un buen pastelero o un panadero es en estos tiempos complicado. Afortunadamente, Jerez cuenta con un ciclo de esta especialidad (sólo existen seis en Andalucía) y el trabajo una vez conseguida la titulación de técnico en Panadería-Repostería parece estar asegurado. Es fundamental tener cursada la Secundaria, aunque existe un examen de aptitud para aquellos que les falte la titulación exigida. Las matriculas para entrar en este ámbito laboral, en junio y septiembre. Sin duda se trata de una buena salida para triunfar en el mercado de trabajo.