CUADRO. La obra del pintor malagueño. / JUAN C. CORCHADO
Jerez

Los flamencos de Denis Belgrano

El cuadro que preside el escenario de la Peña Flamenca Los Cernícalos es una pintura que perteneció al actor Yul Brynner

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Se encuentra como fondo del escenario de la Peña Flamenca Los Cernícalos. No pasa inadvertido ante una mirada con cierta sensibilidad. La perfección de los trazos y el realismo con el que está impregnado no es baladí. Se trata de un cuadro de grandes dimensiones que recrea una fiesta flamenca pintada por el genial pintor malagueño José Denis Belgrano (Málaga 1844 - 1917).

Una de las características de esta obra -que la hace especialmente singular- es precisamente su gran tamaño, pues Belgrano fue un pintor fecundo pero con una gran mayoría de cuadros de pequeño formato. Fue el pintor preferido de la burguesía malagueña de finales del XIX y comienzos del XX. La calidad de sus trazos y el realismo costumbrista con el que se identificó no pasó desapercibido a esa clase burguesa de Málaga. Este cuadro fue pintado para una mansión, en Marbella, de una familia adinerada. Corrían los tiempos en los que Marbella era una auténtica joya desconocida para el gran público y sólo a disposición de algunos privilegiados. La casa fue vendida en los años setenta al afamado actor ruso Yul Brynner. La mansión que adquirió el protagonista de El Rey y yo -entre otros muchos títulos míticos del cine- y estaba amueblada y con el cuadro colgado en algunos de los grandes salones. Brynner, al parecer, iba poco por Marbella, apenas unos días al año. Como hombre de confianza que guardaba la casa el resto del año estaba el mayordomo. Este hombre de confianza del actor, a su vez, estaba casado con una jerezana.

Y aquí es como tiene el cuadro un primer contacto con los flamencos de Los Cernícalos. Un hermano de la jerezana es uno de los Cernícalos más conocidos de la peña. Al parecer, nuestro inteligente cernícalo, cuando acudía a Marbella a visitar a su hermana y su cuñado, siempre hablaba del cuadro de los flamencos pintados por Denis Belgrano y de lo que luciría en su peña ubicada en la calle Sancho Vizcaíno.

Posiblemente fue a finales de los setenta cuando Yul Brynner decidió vender la casa. Como agradecimiento a los servicios y la lealtad demostrada por el mayordomo -llamado Cristóbal- Brynner decidió ofrecerle algunos regalos. Cristóbal, pensando en su cuñado, quiso pedirle al amo de la casa que entresacara el famoso cuadro de los flamencos puesto que tenía mucho interés en él. Y así fue como aquel hombre decidió regalárselo a su cuñado para esa peña de la que hablaba tanto cuando su mirada se clavaba en el cuadro de los flamencos pintados magistralmente por Denis Belgrano. Sin dejar mucho tiempo de por medio, los cernícalos acudieron con una buena furgoneta a recoger el regalo que el designio le había otorgado gracias a la lealtad demostrada por Cristóbal a nada menos que Yul Brynner. En los años ochenta, Fernando Toro corrige algunos desperfectos del cuadro y lo restaura recuperándole la frescura original de los trazos del Denis Belgrano, pues al parecer tenía un siete de feo aspecto en cierta zona del lienzo.

Y para rematar la curiosa historia de este cuadro, decir que existe una recreación muy parecida en la colección privada que Joaquín Rivero mantiene en su bodega Tradición. Se trata de un cuadro del jerezano Juan Rodríguez El Tahonero (hijo), aunque éste en unas dimensiones menores al de Belgrano.