Steven Mnuchin secretario del Tesoro de Estados Unidos
Steven Mnuchin secretario del Tesoro de Estados Unidos - REUTERS

La reforma fiscal de Trump se enfrenta a la derecha y la izquierda

La batalla fiscal está servida con un agresivo plan de rebaja de impuestos que recibirá ataques por la derecha y por la izquierda

CORRESPONSAL EN NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Algo no cuadraba ayer en la Casa Blanca: era el día en el que Donald Trump presentaba un plan fiscal atiborrado de epítetos -“histórico”, “la mayor bajada de impuestos de la historia”, se había anticipado-, pero el presidente de EE.UU. se ausentó del anuncio. La reforma fiscal podría ser uno de los grandes logros de su presidencia y la mejor maniobra política cuando está a punto de cumplir cien días en la Casa Blanca, lastrados por escándalos y fracasos legislativos y judiciales.

Quienes aparecieron fueron Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, y Gary Cohn, director del Consejo Económico Nacional. La ausencia de Trump se explicó ante un plan que, de momento, presenta más preguntas -algunas de ellas incómodas para el presidente- que respuestas: ¿Cuál será el impacto exacto en las familias? ¿Cómo se conseguirá que el déficit no se dispare ante la bajada generalizada de impuestos? ¿Cuánto beneficiará el plan a las rentas más altas, incluido al propio presidente?

Las ideas básicas del plan, del que, como se esperaba, ni Mnuchin ni Cohn dieron grandes detalles, son tres: reducción generalizada de impuestos, simplificación del código fiscal y crecimiento económico. En el impuesto federal a la renta de las personas físicas, todos los contribuyentes verán caer sus impuestos. Hasta ahora el máximo impositivo era del 39,6% en este capítulo. Ahora se reduce el número de tramos de siete a tres, que estarán en el 10%, 25% y 35%. De lo que no hay información es sobre qué volumen de renta corresponderá a cada tramo.

Otra de las grandes novedades es la duplicación de la deducción fiscal estándar, que se irá hasta los 24.000 dólares para parejas casadas. «Eso significará una imposición del 0% para los 24.000 primeros dólares de cada familia», dijo Cohn. La iniciativa facilitará que muchos contribuyentes opten por la deducción estándar en lugar del embrollo de deducciones gasto a gasto que muchos eligen actualmente.

Incentivos

Para simplificar la declaración de la renta, y para compensar parte de la pérdida de recaudación por la bajada en la tasa impositiva, el plan eliminará la mayoría de deducciones con las que contaban hasta ahora los estadounidenses. En principio, solo sobrevivirán las que incentivan la compra de vivienda, los ahorros para el retiro y las contribuciones filantrópicas.

La propuesta también eliminará el impuesto de sucesiones y el llamado impuesto mínimo alternativo, algo que beneficiará sobre todo a las rentas altas.

Como se esperaba, el plan también contempla una reducción «masiva», como la definió Mnuchin, del impuesto de sociedades. Los gravámenes que enfrentan las empresas estadounidenses ha convertido a EE.UU. «en uno de los países menos competitivos del mundo occidental», según Cohn.

Para remediarlo, el impuesto que soportan caerá de forma generalizada del 35% al 15%. Para que esto no afecte solo a las grandes corporaciones, los pequeños negocios que hasta ahora declaraban impuestos como personas físicas también podrán beneficiarse de ese tipo impositivo. La propuesta tendrá salvaguardas para que negocios personales con altos rendimientos -abogados, doctores, consultores- no se beneficien de esa reducción fiscal.

Además, se creará un impuesto de una sola ejecución para que las empresas repatríen miles de millones de dólares que mantienen en otros países para no pasar por la Hacienda estadounidense. No se dieron detalles de cuál será el porcentaje, pero Mnuchin se mostró optimista de que «regresarán billones de dólares que se reinvertirán en EE.UU. en bienes sede capital y en creación de empleo».

Lo que no parece que haya pasado el corte es un impuesto de aduanas respaldado por los republicanos de la Cámara de Representantes y que ayudaría a compensar parte de la pérdida de recaudación.

Este será probablemente un punto de fricción con los legisladores. «Nos atacarán desde la izquierda y desde la derecha», anticipó Cohn, al que no le faltará razón. Muchas voces del partido republicano no ven cómo la bajada generalizada de impuestos será coherente con la contención del déficit, una prioridad para los conservadores del Congreso.

Mnuchin aseguró ayer que «el crecimiento económico que provocará el plan, la reducción de las deducciones y la desaparición de agujeros fiscales» mejorarán la recaudación e impedirán que se dispare el déficit. Tom Pérez, el presidente del partido demócrata, calificó el plan de “otro regalo a las corporaciones y a los multimillonarios como él. Antes de que el Congreso considere cualquier propuesta, Trump debe presentar su declaración de impuestos. Debemos saber en cuánto se beneficiaría de su propio plan».

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