Un vendedor con banderas turcas, con la imagen de Ataturk o Erdogan, durante un acto de la campaña del referéndum a favor del sí, este miércoles en Estambul
Un vendedor con banderas turcas, con la imagen de Ataturk o Erdogan, durante un acto de la campaña del referéndum a favor del sí, este miércoles en Estambul - AFP

Referéndum constitucional en Turquía«Vota a Erdogan y acabará el terror»

El Gobierno asegura que solo un líder fuerte traerá la paz a la zona kurda de Turquía

Corresponsal en Estambul Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Joven, vas a votar sí, ¿verdad?». Una decena de mujeres avanzan por una céntrica calle de Diyarbakir, la considerada capital kurda de Turquía, armadas con periódicos de las Juventudes del islamista AKP (Partido de la Justicia y el Desarollo). En portada, una palabra: «Evet», sí en turco. «¿No ves la cantidad de policía y militares que están en las calles? Solo votando "sí" se acabará la violencia y el terrorismo. Necesitamos un Gobierno fuerte, un presidente fuerte», señala una de ellas.

El grupo de mujeres mantiene un ambiente animado y trata de hablar con todo aquel que se cruza en su camino. A los pocos minutos pasa por la misma zona una furgoneta del AKP, derramando música y proclamas a través de los altavoces.

Todos piden el apoyo de la población en el referéndum del próximo 16 de abril, una consulta que podría convertir a Turquía en un régimen presidencialista en el que el Recep Tayyip Erdogan, el actual jefe de Estado, aumentaría su poder ejecutivo y su influencia sobre la judicatura.

A pesar de los esfuerzos de sus seguidores, aquí, en el sudeste de Turquía, el partido fundado por Erdogan se encuentra muy por detrás del prokurdo HDP (Partido Democrático de los Pueblos). Su posición es firme: «Na», «Hayir» («no», en kurdo y en turco).

«La gente vive en una gran oscuridad. Nadie ve futuro para sus hijos»

«A simple vista parece que la vida ha vuelto a Diyarbakir, con las tiendas abiertas y la gente por la calle», señala en su despacho la columnista y activista kurda Nurcan Baysal. «Pero la realidad hay que buscarla en lo que no se cuenta. La gente vive en una gran oscuridad. Nadie ve futuro para sus hijos», añade.

Durante cerca de tres meses, entre finales de 2015 y marzo de 2016, Sur, el casco viejo de Diyarbakir fue el escenario de sangrientos enfrentamientos entre el Ejército turco y milicias vinculadas al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Hace un año que callaron las armas, pero la normalidad completa no ha regresado. El edificio del gobernador local está totalmente fortificado por barreras policiales y vehículos blindados. El administrador interino nombrado por Ankara se mueve por la ciudad con una imponente escolta de fuerzas de seguridad. Estas no dudan en cachear con esmero al visitante despistado.

«Mientras continúen los toques de queda militares y el estado de emergencia no se puede garantizar que los resultados electorales sean justos», denuncia Baysal. El Gobierno, que cree que estas medidas no afectan a los comicios, también rechaza su siguiente denuncia. «Los kurdos que apoyan al AKP lo hacen por una de tres razones: miedo, oportunismo o religión».

Diálogo

Erdogan ha visitado Diyarbakir y acusado al PKK, una organización catalogada como terrorista por la UE, de ser el responsable de la violencia. Además, al mismo tiempo que una decena de diputados del HDP continúa encarcelado, entre ellos sus colíderes, Erdogan ha ofrecido diálogo «con la única condición de que no lleven armas y no busquen dividir el país y la nación».

«Las guerrillas hicieron mal trayendo la lucha aquí», cuenta un muhtar (líder de la comunidad) de Diyarbakir que no quiere dar su nombre. «Todos compartimos esa sensación, pero fue el Gobierno el que lo permitió. Las trincheras se estaban construyendo a 100 metros de las comisarías».

«Erdogan no es un buen musulmán. Nos ha traído mucha desgracia a los kurdos»

En las pequeñas aldeas que han sufrido la violencia del PKK y el Ejército se comparte la crítica feroz contra Ankara y contra el presidente. «Erdogan no es un buen musulmán. Nos ha traído mucha desgracia a los kurdos», señala un vecino de la aldea de Korukoy, escenario de una operación militar durante veinte días. «Tres familias se han ido del pueblo por miedo a que los soldados vuelvan», añade.

Otros, en cambio, mantienen una posición más desafiante: «Erdogan es como Sadam [Hussein]», comenta Bekir Koçan, otro residente de la aldea que fue detenido brevemente durante aquellos días. «Sadam también atacó a los kurdos, pero ya no está al mando. Erdogan correrá el mismo destino».

Y según las encuestas, que colocan el sí y el no casi a la par, ese destino más inmediato puede depender de la población kurda. De acuerdo con el columnista del Hürriyet Murat Yetkin, la falta de apoyo por parte de amplios sectores del ultranacionalistmo turco, obliga al AKP a buscar apoyo entre los kurdos.

«Están utilizando el miedo y otras muchas tácticas para que votemos sí. Aun así, al menos en Diyarbakir, la mayoría seguirá diciendo no», remata el muhtar.

Ver los comentarios