Gobierno USAA Obama sólo le falta visitar España

Uno de los presidentes más viajeros, codo con codo con George W. Bush, enfila la recta final de su mandato con grandes hitos: La Habana y ahora Hiroshima

Obama se estrenó en 2009 con su año más intenso, el de darse a conocer en el mundo, aunque estos dos últimos ha vuelto a salir con frecuencia

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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Casi ocho años de mandato dan para mucho, un tiempo suficiente para recorrer el mundo y protagonizar momentos imborrables. Dejando aparte encuentros del G-7 u otras citas compartidas con el resto de grandes líderes mundiales, como el recordado funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica, Barack Obama ha sido uno de los presidentes más viajeros de la historia de Estados Unidos. Sólo su antecesor puede equipararse en número de kilómetros y aterrizajes del Air Force One en territorio ajeno. En un ritual que forma parte de la política clásica, si a George W. Bush los demócratas le cuestionaban el gasto en sus salidas al exterior, los republicanos han venido criticando el alto presupuesto que el actual inquilino de la Casa Blanca destina a ese propósito.

Discursos como el de Berlín en 2009, siguiendo la estela de Kennedy, o el de El Cairo, pocos meses después, marcaron un arranque tan intenso como de especial acento en el pensamiento del primer presidente afroamericano del primer país del mundo, que por aquel entonces era observado con lupa y escuchado con la máxima atención. Sus palabras en la capital de Egipto no dejaron de granjearle críticas, por su decidida apertura y un intento acercamiento al mundo musulmán, después de que el ataque a las Torres Gemelas y los años de la guerra de Irak y Afganistán mantuvieran una brecha hoy todavía no cerrada.

Los años posteriores, pese a estar menos marcados por los viajes al exterior, también dejaron alguna huella en el historial de imágenes inéditas, esta vez las de un presidente en busca de sus raíces. Como la presencia del presidente de Estados Unidos en la llamada «casa de los esclavos», en la isla de Gorea, desde donde eran embarcados rumbo a América, símbolo de un pasado al que pertenecen los antecesores del inquilino de la Casa Blanca. O la presencia el pasado año en Kenia, en busca de sus raíces algo más directas y cercanas, su cuarto viaje a África, de donde era original su padre.

La recta final del mandato está cargada de simbolismo político, mucho más vinculado a su legado, a hechos y dichos que buscan promover cambios, y, en algunos casos, una revisión en la forma en que Estados Unidos ha dialogado con el mundo. Entre el pasado reciente de su viaje a La Habana, para consolidar la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y el futuro próximo, cuando Obama estará presente en Hiroshima en un homenaje a las víctimas de la bomba atómica. También, poco después de verse con Raúl Castro, el importante viaje que realizó a Buenos Aires, donde fue recibido por el presidente Macri, en el que se considera un cambio trascendental en las relaciones entre ambos países.

En Hiroshima y Vietnam

Si con su visita a Cuba el presidente Obama está convencido de haber puesto los pilares de una apertura y democratización de la isla, tarde el tiempo que tarde, su presencia en Hiroshima, la primera de un presidente estadounidense, vendrá a sacar la única espina clavada entre dos países amigos y aliados. Pocos días antes, Obama también se estrenará en Vietnam, otro país sin presencia de un mandatario norteamericano desde la impopular guerra.

El presidente de Estados Unidos ha visitado casi un centenar de países, medio mundo, pero le falta España. Yno está descartado que esa presencia en suelo español se produzca antes de que el 19 de enero entregue formalmente el testigo. Si nos atenemos a lo que apuntó recientemente el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, si España hubiera contado con Gobierno cuando tocaba inicialmente, es decir, en el primer semestre del año, ya estaría programada la visita de la familia Obama. Ahora, con las elecciones previstas el 26 de junio, si se produjera la conformación de gobierno en un mes, como se pretende, al inquilino de la Casa Blanca le restarían apenas cinco meses para pisar territorio español junto a Michelle y sus dos hijas.

La idea de la visita a España tomó forma cuando el pasado septiembre el propio Obama se lo comunicó al Rey Felipe, en el encuentro que mantuvieron ambos en la Casa Blanca. Durante la posterior comparecencia ante los medios, en la que estuvo presente ABC, sentados ambos en los sillones del Despacho Oval, el presidente norteamericano reiteró en varias ocasiones que había transmitido su deseo al Rey de visitar España, a poder ser durante su mandato. En el caso de que no pudiera ser, Obama aseguró que la familia visitaría España posteriormente.

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